Con una sola dosis, la incidencia de cáncer puede disminuir un 18%.
La mala fama que se ha ganado la vacuna contra el papiloma humano resultó en una cifra vergonzante en Colombia: Tras alcanzar el 91,4 % de cobertura en el 2013, la cifra cayó a 20,4 % en el 2014, después de lo ocurrido en El Carmen de Bolívar. Varias niñas que recibieron la vacuna contra el papiloma humano, como parte de la jornada gratuita de vacunación que llevaba a cabo el Gobierno, fueron registradas por los medios con fuertes dolores de cabeza, mareos y desmayos, síntomas que ellas y sus familias atribuyeron a la vacuna, pero que el Instituto Nacional de Salud desmintió prontamente afirmando que se trataban de “episodios de causa psicogénica”.
Pero, a pesar de que en Colombia las imágenes de las niñas han sido suficientes para seguir estigmatizando la vacuna, los documentos científicos siguen dando grandes pasos para demostrar lo contrario. Uno de los estudios a mayor escala que se realizaron en Estados Unidos y el cual recolectó datos de hace más de diez años, encontró que la vacuna es un método efectivo a la hora de reducir el índice de cáncer de cuello uterino, incluso si se aplica hasta los 20 años.
A esta conclusión llegó un estudio publicado recientemente en The Lancet Child and Adolescente Health, en el que se analizó a dos grupos de mujeres: aquellas que habían sido diagnosticadas con neoplasia cervical intraepitelial —células precancerosas en el cuello uterino— y otro de mujeres sanas.
La base de datos que tomó la investigación fue la de un grupo de mujeres que hace parte del estudio Kaiser Permanente del sistema de salud de California (Estados Unidos), en el que se hay mujeres hasta de 26 años. Específicamente, los científicos buscaron los datos de mujeres que hubieran sido diagnosticadas con NIC2 y NIC3, los dos tipos de neoplasias más avanzadas, entre enero de 1995 y junio de 2014, teniendo en cuenta que la vacuna contra el papiloma humano entró al sistema estadounidense en el 2006.
Después buscaron un grupo de control de mujeres que tuvieran la misma edad de las que fueron diagnosticadas y que se hicieron los exámenes el mismo año, pero a las que no se les encontró ningún tipo de lesión. Para asegurarse de la validez de los resultados, por cada mujer que tenía NIC2 o NIC3, intentaron tener cinco mujeres con rasgos parecidos, pero sin lesiones.
Con estos datos en la mano, los científicos rastrearon los esquemas de vacunación de ambos grupos, basados en tres grandes criterios: si habían recibido alguna vacuna contra el papiloma humano, si habían recibido las tres dosis —como es recomendado— y la edad a la que se habían aplicado la primera dosis (entre los 14 y los 17 años, entre los 18 y los 20 años, y por encima de los 21 años).
Para estar seguros de que condiciones como la etnia, si fumaban, si usaban métodos anticonceptivos hormonales o tenían hijos no afectaran el estudio, ajustaron el modelo estadístico.
Luego de correr los modelos, los científicos se encontraron con varias conclusiones. La más importante de ellas, tal vez, es que la vacuna sigue siendo efectiva cuando la primera dosis se pone antes de los 20 años, mientras que si el inicio de la vacunación se da entre los “21 y 26 años, la efectividad es más baja”.
“Las evidencias sugieren que la protección es más potente mientras más pronto se inicie la vacuna. Después de los 21 años de edad, las evidencias sobre la efectividad no están claras. Ahora se necesitarán otras investigaciones en otros ambientes para evaluar la efectividad de vacunar a las mujeres de 21 a 26 años de edad”, comentó en un comunicado Michael Silverberg, científico de la División de Investigación de Kaiser Permanente del Norte de California, en Oakland y autor del estudio.
Además, la investigación confirma lo que los científicos ya sospechaban: que ponerse al día con las tres dosis hace que la vacuna sea aún más efectiva. También encontraron que hay una reducción del 18 % de incidencia en cáncer cuando la mujer se ha puesto por lo menos una dosis.
Por eso, cuando a nivel mundial se viene disparando un movimiento antivacunas, este estudio se convierte en una pieza clave para resolver científicamente la verdadera efectividad de la vacuna contra el virus del papiloma humano. “Este es uno de los pocos estudios y de mayor escala que han analizado la efectividad de la vacuna cuando se pone después de los 17 años”, explican los investigadores. Y agregan que puede ser útil para respaldar los lineamientos de vacunación de algunos países, en los que se recomienda ponerse al día con esta vacuna entre los 15 y los 20 años.