Una investigación a gran escala, realizada en 4.500 recién nacidos de India, encontró que los microbios adecuados pueden prevenir el desarrollo de una enfermedad conocida como sepsis hasta en un 40%.
Los probióticos, entendidos como productos que tienen un alto contenido de bacterias supuestamente beneficiosas, fueron ignorados por mucho tiempo. Comparados con los antibióticos, sobre los que se tiene mucha información, los estudios para conocer la eficiencia – o no- de los probióticos fueron pocos. Pero justo ahora que el mundo empezó a hablar de la resistencia a los antibióticos, el Centro Médico de la Universidad de Nebraska publicó el estudio a mayor escala que se ha realizado sobre probióticos.
Desde el 2008 el equipo, liderado por el investigador Pinaki Panigrahi, empezó a conducir el estudio en un área rural de la India. En este se diseñó un probiótico que fue administrado a miles de recién nacidos seleccionados arbitrariamente. Se trataba de un producto que contenía la cepa de Lactobacillus plantarum, capaz de unirse a las células intestinales, al que se le añadió azúcar para que ayudara a nutrir la bacteria. Lo sorprendente, la mezcla resultó ser altamente eficaz.
Los bebés que tomaron este compuesto tuvieron un riesgo menor de desarrollar sepsis, una grave enfermedad que desencadena una inflamación en todo el cuerpo y que es la causa muerte de casi 600.000 recién nacidos cada año en el mundo.
El origen de esta enfermedad suele comenzar en el intestino, donde el cuerpo tiene una “respuesta exagerada” a una infección bacteriana. Lo que comprobó el estudio fue que los probióticos pueden prevenirlo al eliminar los microbios nocivos o deteniendo a los benignos de cruzar al corriente sanguíneo y causar infecciones.
Es más, sólo el 5.4% de los niños que tomaron el compuesto desarrollaron sepsis, frente al 9% que la desarrolló tomando placebo. Estadísticamente esto quiere decir que hubo una reducción del 40%. Además, advierte el periódico The Atlantic, el efecto positivo puede ser mayor, pues a los recién nacidos sólo se les suministró el probiótico por una semana.
Aunque el estudio buscaba ampliarse hasta involucrar a 8.000 bebés, paró cuando llegó a 4.557 recién nacidos. Un grupo de expertos que debían monitorear el estudio lo cancelaron por una razón ética: no podían permitir que la mitad de los niños no recibieran un tratamiento que parecía ser exitoso. De todas maneras, comparado a los estudios que se venían desarrollando con probióticos, este es el más grande. El que le sigue sólo incluyó a 1.315 recién nacidos.
Además, el trabajo de Panigrahi demostró que su probiótico también reduce el riesgo de infecciones generados por dos grandes grupos de bacterias: las gram positivas, en un 82%, y las gram negativas, en un 75%.