Por Enrico Ahrens Solera, director del International MBA y director de Relaciones Internacionales en la Fundesem Business School.
El último día leí una entrevista de un director general de una empresa multinacional y respondiendo a la pregunta quién de sus jefes le había gustado especialmente, respondió mencionando los 13 nombres de todos sus superiores que ha tenido durante su carrera profesional, que no significa otra cosa que de todos los jefes ha sacado algo positivo. Lo mismo pasa si, desde Europa y España, nos fijamos en las Escuelas de Negocios en Latinoamérica.
Todas las Escuelas, al menos las que conozco, son de altísimo prestigio y posicionamiento: Iesa en Venezuela, Esan en Perú, Egade e Itam en México, Incae en Costa Rica, IAE en Argentina y Fundación Getulio Vargas en Brasil. Al mismo tiempo que se debe felicitar uno se puede preguntar ¿en qué se diferencian las Escuelas de Negocios europeas de las latinoamericanas?
¡Vamos por partes! Si nos referimos a lo que es el concepto puro de la escuela de negocios hay que decir que como tal en América Latina existen muy pocas. En su mayoría suelen ser universidades o escuelas respaldadas por universidades.
En cambio en España existe una gran diversidad y número de escuelas de negocios, de la misma constelación que la anterior mencionada e incluso como escuelas de negocios independientes.
Se entiende que una escuela que “va por libre” no puede tener el mismo tamaño, ni recursos que otra que “va de la mano” de una universidad. Por esta razón, el sector de la escuelas de negocios en Europa es bastante tropicalizado, hay de todos los colores y tamaños.
Otro factor diferenciador e importante para el estudiante, como “cliente”, es que mayoritariamente la duración de un Máster en Latinoamérica suele ser de dos años, en cambio en Europa de un año. Por ésta razón incluso a veces, por no decir muchas veces, al estudiante le suele salir más barato salir a otro país, realizar su Máster, incurriendo en el coste de manutención y volver tras un año, que estudiar en su propio país, quizás a la vuelta de la esquina. Sin depreciar el valor añadido de haber estudiado fuera, haber conocido el mundo, haberse adaptado a otro sistema, etc.
Respecto al grado de internacionalización, desde siempre un tema importante y ahora muy actual, es comentar que las escuelas latinoamericanas son internacionales, sí, pero en cambio no atraen tantos alumnos de otros continentes como puede ser el caso de una escuela europea.
Las escuelas de América Latina manejan grupos de gran diversidad, tanto en nacionalidades como de cultura, pero todos del mismo continente. Tienen y siguen luchando por una mayor atracción más allá de los bordes del continente, que hasta la fecha no han conseguido del todo, caso opuesto a las escuelas europeas, que atraen estudiantes de todos los continentes.
Por último y no menos importante es el tema del posicionamiento, que ya mencioné arriba. En Latinoamérica las escuelas tienen, casi sin excepción, un posicionamiento alto. Los Máster son caros y por tanto, no queda otra, se dirige a la elite de la población.
En Europa en cambio se ofrecen Máster que cubren todo el rango de precios y, ésta es la parte importante, para todos los poderes adquisitivos, todos pueden optar por realizar y pagarse un Máster en una escuela de negocios. Lo “único” que tienes que hacer es buscarte una escuela que se adapte a tus posibilidades económicas. Como bien sabemos, ¡quien busca encuentra!.
Como efecto colateral del elitismo, el trato con el estudiante en una escuela de Latinoamérica suele ser distante, mientras en la mayoría de los casos en Europa suele ser cercano.
En éste sentido considero que la asignatura pendiente de las escuelas latinoamericanas es romper esta barrera social, ofrecer programas para todos, no sólo para las élites, y empezar a capacitar todas las clases sociales.
En los tiempos de crisis, que todavía nos vemos envueltos, todos buscan soluciones para salir adelante. Estas soluciones las solemos asociar a lo que llamamos innovación. Sabemos que la innovación no siempre viene de la dirección de las empresas, más bien nunca, sino de cualquier persona en una organización.
Lo mismo pasa con una sociedad, la solución está en todos y a todos los niveles. Es una responsabilidad de las escuelas lograr abrir sus aulas y brindar las oportunidades a todos los alumnos de formarse para posteriormente aportar valor a nuestras economías y sociedades. Que no quepa duda que la solución de todo, y también a las crisis, están en las aulas de las escuelas de negocios, en nuestros alumnos, cuantos más mejor, ¿no?