Con el último premio Pritzker, el japonés Shigeru Ban, como su principal exponente, este tipo de arquitectura plantea desde el compromiso social soluciones baratas y resistentes que ayuden a las personas que sufren por crisis y catástrofes naturales.
"Antes de lo de Kobe, nunca había estado en un lugar arrasado por un terremoto. ¿Por qué decidí ir allí? No fue sólo porque algunos de mis edificios habían matado a gente en las calles, sino también porque hubo quienes perecieron en su interior. Como arquitecto, sentí que tenía que hacer algo al respecto". Shigeru Ban, reciente premio Pritzker, el equivalente al Nobel de arquitectura, se explica así en un documental dirigido por el francés Michel Quinejure que analiza su obra.
Ban habla del terremoto de 1995 que arrasó Kobe, una ciudad de su propio país, Japón. Pensó que algo fallaba si los arquitectos dedicaban más tiempo a construir lujosos edificios que a ayudar a los más necesitados y afectados por catástrofes naturales. La respuesta del arquitecto fue dedicarse a la arquitectura de emergencia uniendo la experimentación y la innovación con el compromiso social.
Inundaciones, terremotos, corrimientos de tierras... Los desastres naturales ocasionan millones de desplazados en todo el mundo que, a menudo, se ven privados de una vivienda digna en la que cobijarse. Esa grave carencia es precisamente la que trata de solucionar la arquitectura de emergencia.
"Es la arquitectura que provee soluciones después de las catástrofes o en situaciones de emergencia y por tanto tiene unos requerimientos muy específicos de tiempos de montaje, materialidad, durabilidad, economía, higiene, etcétera", explica la arquitecta Belinda Tato, cofundadora del grupo Ecosistema Urbano en Madrid.
A través del ingenio y del uso de nuevas técnicas y materiales, la arquitectura de emergencia plantea soluciones sencillas, baratas y, sobre todo, útiles que sirvan para aliviar la situación de las personas cuando más necesitan un techo, un refugio, un hogar.
Aunque Shigeru Ban es su exponente más notorio, otros grupos y proyectos también apuestan por esta vía concienciada de la arquitectura como son los casos de Arquitectos Sin Fronteras, Arc Peace, Architecture For Humanity, HIDO, Emergency Architects, Open Architecture Network, Zero Emissions Research & Initiativas, entre otros.
Sin embargo, la protección a una familia vulnerable es sólo el comienzo. La actuación y la labor de los arquitectos puede tener un impacto claro en el mañana, tal y como afirma Ian Davis, uno de los primeros que estudiaron la arquitectura de emergencia.
"La futura forma de una población e incluso el desarrollo económico a largo plazo de una comunidad queda determinado por las decisiones que se toman cuando todavía están a la vista las aguas de una inundación o cuando todavía quedan residuos en el aire".
Refugios de cartón
Un año antes de acudir a Kobe, Shigeru Ban vio con horror las imágenes televisivas del genocidio en Ruanda. Miles de personas huían de la muerte y se refugiaban a duras penas bajo las lonas de plástico que repartía la ONU. Entonces, Ban se preguntó por qué no sustituir los troncos mal cortados o las costosas estructuras de aluminio por sencillos y resistentes tubos de cartón.
Ese fue el comienzo de una de sus señas de identidad en la arquitectura de emergencia: el uso de nuevos materiales y, a ser posible, reutilizables y reciclables.
"Ban se ha centrado en la exploración del papel y el cartón como material de construcción, llegando a desarrollar soluciones muy sofisticadas, planificando también la fase de desmontaje y la 'minimización' de los residuos originados", dice al respecto Belinda Tato.
El caso de Ruanda precedió a otras construcciones futuras, como las que edificó en Kobe o en 1999 tras un terremoto en Turquía.
Nada de tiendas de campaña: las paredes y la estructura fueron de papel y cartón; los cimientos, cajas de cerveza vacías.
Es cierto que no son los más usados, pero se trata de materiales baratos, resistentes, fáciles de conseguir y con unos diseños tan fáciles de montar que la propia población colaboraba con el equipo de Ban para construirlos. A veces, las soluciones del arquitecto japonés responden a problemas muy concretos, pero vitales para los afectados.
Cuando en 2011 su país volvió a sufrir un terrible terremoto, Ban se dio cuenta de que las autoridades conducían a la población a enormes pabellones donde no había ningún tipo de intimidad.
Para arreglarlo, Ban diseñó una estructura formada por tubos de cartón y tela que dividía el espacio en compartimentos estancos, lo más parecido a un hogar que tenían las familias dentro de un frío e impersonal polideportivo.
Por una vivienda digna
"Ban, arquitecto con acceso a grandes proyectos de arquitectura, eleva al mismo rango de compromiso y preocupación un problema de vivienda básico. Creo que su figura como diseñador y 'activista' puede inspirar a muchos otros", dice Belinda Tato.
Desde luego, la labor humanitaria del arquitecto japonés parece fuera de duda. Es habitual colaborador de ACNUR, organiza recaudaciones de fondos en su página web, pues la mayoría de los proyectos los costea él mismo, y trabaja sobre el terreno afectado por las catástrofes junto al grupo VAN (Voluntary Architects' Network) que creó en 1995. No obstante, su empeño por crear construcciones útiles no están reñido con otros propósitos.
Lo más importante para Ban es reparar las heridas de la gente, no sólo las físicas y materiales. Así se explica, por ejemplo, que en Kobe dedicara gran parte de sus esfuerzos a reconstruir la iglesia con cartón para recuperar un espacio de reunión y encuentro para sus habitantes.
Se trataba de un edificio provisional, pensado para durar tres años. Aguantó diez y no porque se derrumbara sino porque se desmontó, empaquetó y trasladó a Taiwan, que también sufrió un terremoto.
En L'Aquila, población italiana famosa por su tradición musical, Ban edificó un auditorio tras el seísmo. En la ciudad neozelandesa de Christchurch, el arquitecto japonés reconstruyó la catedral, cómo no, usando cartón para levantar un bello edificio que puede acoger a 700 personas.
Porque aunque Shigeru Ban dedique trate de ayudar a los necesitados, uniendo arquitectura y compromiso, su objetivo final es también no renunciar a lograr obras estéticas de calidad. "Incluso en áreas azotadas por desastres naturales, como arquitecto quiero crear edificios bellos. Aspiro a emocionar a la gente y a mejorar sus vidas. Sin esta intención no sería posible crear arquitectura con contenido y hacer un servicio a la sociedad al mismo tiempo".