Según la Vicepresidente Senior y Gerente General para América Latina de Philips, esta es una oportunidad para que la adopción de nueva tecnología pueda influir en la regulación.
La pandemia de coronavirus ha obligado a la atención de salud a considerar nuevas alternativas para llegar a los pacientes sin exponerlos al contagio. En este escenario, la telemedicina ha tomado una fuerza renovada.
La idea de la atención médica a distancia no es nueva, lleva años desarrollándose, pero es innegable que su importancia ha crecido a pasos agigantados en un mundo en que el contacto social busca ser evitado a toda costa.
En entrevista con Cluster Salud, Fabia Tetteroo-Bueno, Vicepresidente Senior y Gerente General para América Latina de Philips, explica el rol de estas tencologías en un mundo en cuarentena.
-¿Qué rol juega la tecnología en la salud de hoy y el futuro próximo, considerando las normas de distanciamiento social?
-Con respecto al distanciamiento social durante COVID-19, las videoconferencias y los teléfonos móviles se están convirtiendo en la norma para que las personas relativamente sanas consulten a su médico para preguntas de rutina. Las personas que viven con afecciones crónicas (p. Ej., diabetes o enfermedades cardíacas) también pueden consultar virtualmente con su proveedor de atención médica para controlar temas importantes como la presión arterial, el peso, la frecuencia cardíaca, etc., con dispositivos conectados que ya tienen en sus hogares y que pueden formar parte de un programa de gestión de salud poblacional (p. Ej., pesas, equipos para la toma de presión arterial, monitor de saturación de O2, termómetro). Para las personas que se están recuperando de COVID-19 o para aquellos que están siendo vigilados por los síntomas de COVID-19, la posibilidad de poder monitorearlos desde su casa es una gran ventaja. El objetivo es hacer un seguimiento del deterioro e identificar señales de peligro para que los proveedores de atención puedan intervenir rápidamente cuando sea necesario. Queremos evitar que esa persona tenga que ingresar a una clínica, al servicio de urgencias o al hospital para ayudar a mitigar su riesgo de exponerse a COVID-19 a toda costa. Además, la tecnología ciertamente está permitiendo a las personas a mantenerse en contacto con sus seres queridos, durante este tiempo de distanciamiento social. Y para aquellos pacientes que están hospitalizados, ha sido de gran apoyo para procurar la interacción con miembros de la familia que no pueden estar físicamente juntos.
Ejemplos de cuidado intensivo: en las salas de emergencias, los equipos de atención remota están ubicados de forma céntrica y con acceso, a través de la tecnología de audio y video bidireccional de alta definición, a la atención consultiva directa para el médico o especialista. Estos avances permiten la estandarización de los protocolos de identificación para proteger a los proveedores de salud y proporcionar una evaluación rápida para determinar la disposición de la atención y las vías de tratamiento. La marejada y el hacinamiento se pueden gestionar de manera centralizada al monitorear la disponibilidad de camas en un hospital o red y también permitir la intervención de especialistas para acelerar las decisiones sobre dónde ingresar pacientes. En caso de que un paciente infectado sea identificado y admitido en la atención de cuarentena en el hospital, la tecnología de apoyo de aislamiento reduce el acceso innecesario de los trabajadores de la salud al ambiente contaminado. La telesalud se puede usar en esta situación para monitorear la condición del paciente virtualmente combinando datos vitales, laboratorios y datos de medicamentos fuera de la habitación del paciente. La tecnología de telesalud puede implementarse en dispositivos móviles para monitorear la observación de habitaciones y el cumplimiento del uso del equipo de protección personal y de las prácticas de esterilización que protegen a los trabajadores de salud. Durante períodos más largos de cuarentena, se puede proporcionar la misma tecnología de telesalud clínica a los miembros de la familia para que los visiten y así brindarles comodidad y contacto.
Ejemplos de monitoreo remoto de pacientes: la enorme presión que enfrentan las instituciones de salud en todo el mundo puede aliviarse con soluciones de telesalud que utilizan pruebas y cuestionarios en línea junto con la colaboración con centros de llamadas externos para ayudar a administrar los flujos de pacientes. El objetivo es evitar visitas innecesarias a médicos generales y hospitales y, por lo tanto, más infecciones, y así apoyar el monitoreo remoto de la gran mayoría de los pacientes con COVID-19 que se encuentran en cuarentena en sus hogares. Las preguntas de detección son parte de una aplicación de gestión de resultados informados por el paciente de Philips, que ya se utiliza en más de 100 hospitales de todo el mundo para realizar mediciones de diagnóstico, calidad y efectos en la atención médica. El Hospital Groene Hart en Gouda, Países Bajos, es una de las instituciones de atención médica que no solo ya ha comenzado a usar la solución de detección y monitoreo COVID-19, sino que también ha contribuido a su desarrollo.
¿Qué elementos tecnológicos debe tener una clínica u hospital hoy en día para enfrentar la crisis?
El papel de la Telesalud/Telemedicina está en el centro de atención ahora más que nunca. Para el hospital, el proceso inicia con la capacidad de los médicos de trabajar en un registro de pacientes a través de una solución completa de informática de la salud como Philips Tasy, por ejemplo, que integra todas las áreas de la institución, contectando los puntos de atención de los pacientes y optimizando diversos procesos como: el ingreso de pacientes de forma más rápida y segura, la toma de decisiones clínicas basada en datos relevantes, procesos y protocolos estandarizados, entre otros.
Más allá del hardware para soportar la atención de la Unidad de Cuidados Intensivos (monitoreo de pacientes/ soluciones de ventilación y cuidado respiratorio, entre otros), las dos áreas de valor para abordar COVID se centran en garantizar la seguridad del personal y la eficiencia en la prestación de atención al paciente. La telemedicina puede ofrecer esto, por ejemplo conectando organizaciones más pequeñas como centros de salud con servicios de telemedicina administrados por programas en instalaciones hospitalarias más grandes o con mayores recursos, aprovechando así dichos recusos a través de audio video, así como algoritmos habilitados para IA que permitan ayudar a identificar a los pacientes en riesgo de deterioro. Por último, los informes presentan con precisión los datos sobre las poblaciones de pacientes y permiten analizar la data para la toma de decisiones informadas en el futuro. Para los pacientes en el hogar, la monitorización remota aprovecha las redes de conectividad a nivel del consumidor como WiFi y 4-5G para recopilar datos del paciente, incluidos la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria y la temperatura.
-¿Es esta una oportunidad de avanzar en la implementación de nuevas tecnologías?
-Sí, es una oportunidad para que la adopción de nueva tecnología pueda influir en la regulación, nuevos modelos de negocio y la colaboración para incorporarla al futuro estándar de atención de salud.
-¿Qué necesitan las instituciones de salud como base tecnológica para incorporar la telemedicina?
-Acceso a Internet de banda ancha para la conectividad, los dispositivos físicos como cámaras y equipos de audio, dispositivos con aplicaciones para el acceso en el hogar, soluciones informáticas para la gestión de salud que permitan un seguimiento de la salud sin interrupciones, con equipos interoperables que se comuniquen entre sí y que permitan el intercambio de datos. Todo esto fundamentado en un sistema de salud informático con la implementación de registros médicos electrónicos para la atención hospitalaria.
-¿Cómo ven el avance de este tipo de tecnología en América Latina? ¿Estamos muy atrasados?
-Absolutamente no, el impacto positivo de la implementación de este tipo de tecnologías de forma escalonada es visible de forma muy rápida. El avance tampoco debe verse como un evento único, sino que debe ser un catalizador para cambiar la forma en que se brindará la atención en el futuro, de modo que los preparativos y avances de hoy sean fundamentales para los desarrollos futuros.
-¿Cómo se podría avanzar rápidamente en la implementación de este tipo de sistemas de telemedicina?
Si bien los sistemas hospitalarios requieren una mayor infraestructura que puede afectar los plazos, se observa una rápida innovación a través de iniciativas ʺBYODʺ (por sus siglas en inglés: Bring your Own device) por parte de profesionales de la salud y esto puede aumentar con el tiempo. En el aspecto ambulatorio, la clave para escalar cualquier programa de telesalud son los flujos de trabajo y los procesos para garantizar que la tecnología se coordine con los equipos clínicos y el paciente.
-¿Cree que hacen falta más trabajos en conjunto con gobiernos para impulsar la adopción de este tipo de tecnologías en los sistemas de salud?
-Sí, esta tiene que ser una verdadera asociación entre las compañías del sector privado que brindan la tecnología para permitir la telemedicina, entre los proveedores de atención médica y los sistemas de salud, y el gobierno que necesita revisar la regulación inherente a los servicios de salud para facilitar la integración, abordando también los desafíos de privacidad cuando se trate del intercambio de datos de pacientes. La interoperabilidad es un gran reto. Desde una perspectiva de TI de salud, estos sistemas de registro deben comunicarse entre sí para permitir el intercambio de datos sin problemas con respecto al estado del paciente (por ejemplo, ¿se le realizó una prueba al paciente anteriormente, en caso afirmativo, hace cuánto tiempo y dónde? etc.)
-¿Cree que la telemedicina es una herramienta temporal para enfrentar la crisis o se convertirá en la nueva norma?
-Las personas están viendo el valor de la telemedicina durante esta crisis. Una vez que la pandemia haya quedado atrás, verán la telemedicina como la norma y querrán continuar trabajando de esta manera. Los pacientes y profesionales de la salud verán esto como el ʺnuevo normalʺ de ahora en adelante. El brote de COVID-19 presenta una oportunidad para prepararse frente a futuros escenarios donde la sobrecarga podría afectar la prestación de atención hospitalaria y la seguridad de los pacientes.