Pese a que el contexto condiciona en gran medida lo que se puede hacer con la capacidad creativa, la coach de liderazgo dice que "este puede ser un momento para revisar lo que nos motiva, cuál es nuestro propósito, qué nos conecta con nuestro trabajo y cuál es la razón de estar haciendo esto o lo otro".
A raíz del confinamiento, la capacidad de crear y de innovar ha disminuido. Es así como surgen interrogantes sobre cómo seguir siendo creativos en esta situación y, de paso, tomar decisiones acertadas.
La tarea no es sencilla, especialmente si consideramos las pocas herramientas y medios que la mayoría de las personas tiene y el temor de lo que pueda ocurrir sanitaria y económicamente. A esto se suman otras situaciones hogareñas que entorpecen las labores.
Para hablar sobre esto, América Economía entrevistó a Fabiola Solís, coach de liderazgo en Coaching Lab.
-¿La situación que actualmente enfrentamos se puede comparar a otros estados similares que merman la imaginación?
Estamos viviendo un contexto global sin prescedentes. No hay en la historia reciente de la humanidad un hito como este, sin duda un punto de inflección en nuestra manera de interacturar, a qué le damos valor y el contexto que necesitamos para ser más efectivos.
Ahora bien, la imaginación es sólo la antelasala de la creatividad. Es nuestra capacidad para “dibujar” a través de imágenes lo que queremos para nosotros mismos y para aquellos que nos importan, sean personas o ideales, en resumen el futuro. Sin embargo, durante la etapa que vivimos de alta incertidumbre sostenida en un rango de tiempo también incierto, la tendencia más primitiva que podría gatillarse es a imaginar nuestros miedos más profundos. Perder el trabajo, inseguridad sobre las relaciones, enfermar, morir.
Podríamos afirmar que, en la situación actual, el tiempo que habitualmente lo dedicábamos a imaginar, explorar posibilidades, crear, podría estar invadido por imaginación en sobrevivencia. Esto no es ni bueno ni malo, solo da cuenta de que es muy posible que el cauce que elija la imaginación por un tiempo, esté relacionado a el día a día.
Es importante tener la confianza de que si habitualmente somos creativos e innovadores, por ahora esta cualidad estará al servicio de sentirnos más seguros. Al mismo tiempo, necesitará de algunos apoyos como: pausas de descanso, llegar a acuerdos con los que convivimos para evitar tener que hacer acuerdos repetivamente y ampliar el tipo de reuniones virtuales para que no sólo sean para atender temas laborales, sino también para fortalecer los vínculos sociales en el trabajo o con amigos y familia.
-¿De qué manera la pandemia puede afectar la creatividad?
Somos seres sociales. Por lo tanto, siempre el contexto condicionará lo que podemos o no hacer con nuestra capacidad creativa. Globalmente nadie está ajeno al COVID-19 y su impacto. Sin embargo, si aseguramos ciertas condiciones básicas para seguir operando y, al mismo tiempo, asumimos que los parámetros en confinamiento no son los mismos, esta podría ser una etapa de revisión de lo que nos motiva, cuál es nuestro propósito, qué nos conecta con nuestro trabajo y cuál es la razón de estar haciendo esto o lo otro.
La quietud, que no ha sido parte de las cualidades laborales aceptadas previo al confinamiento, históricamente ha sido fuente de creaciones invaluables. Grandes pensadores siempre dejaron tiempo y espacio de “autoconfinamiento” para que su imaginación explorara libremente y diera paso a la creación e innovación. Si bien es cierto que en las actuales circunstancias el confinamiento no ha sido voluntario, podríamos aceptar la posibilidad de darle espacio a motores creativos que antes, en lo cotidiano, no hacíamos porque no teníamos tiempo.
Con respecto a este tema quiero ser bien clara. No se trata de que en este particular confinamiento voy a ser mucho más creativo que antes. Se trata de que parte de la creatividad está vinculada a lo que emocionalmente me conecta con mi capacidad de trabajo. No se trata de estar enamorado de su trabajo, pero si de ver cómo este le agrega valor a su vida y propósito de la organización a la que pertenece.
-¿También afecta la capacidad para tomar decisiones con claridad?
Si puede estar mermada por las circunstancias actuales. Algunos de los efectos de estar en contextos críticos como este son la confusión y la dificultad para pensar, dimensionar lo que sucede, concentrars e incorporar nueva información. Si trabajamos en equipo costará llegar a acuerdos, las responsabilidades se superpondrán o diluirán entre los miembros del equipo, puede aflorar también la desconfianza sobre las capacidades de los colaboradores y la evación de la responsabilidad. Esto es natural que suceda.
Por lo tanto, parte del ejercicio del liderazgo en estos momentos es atender al contexto del equipo y de cada uno de sus miembros, teniendo reuniones de trabajo y sociales con un propósito por reunión. Menos es más.
Paradógicamente, la efectividad para tomar decisiones aumenta cuando podemos reconocer las señales del confinamiento y la crisis. De esta manera baja la tensión por la incertidumbre.
-Hay personas que se sienten más incómodas que otras sin las interacciones cara a cara, ¿qué se puede implementar en estos casos para ser más creativo?
Para muchas personas, las instancias de reunión informal eran un espacio donde podían crear y realizar una especie de lluvia de ideas. En este contexto, ahora las reuniones son videollamadas, pero ¿este tipo de interacción puede ser útil para intercambiar ideas y ayudar a la creatividad? La interacción virtual y presencial nos provocan reacciones distintas. Quienes tienen cotidianamente mayor interacción virtual, podrían no tener un alto impacto en su capacidad creativa como aquellos que tienen rituales de trabajo presencial por más tiempo.
Es muy distinto ir a una reunión, parar en el pasillo a tomar un café, conversar con algunas personas previo a la reunión y llegar a posibles acuerdos previos. A diferencia de hacer clic y aparecer en una reunión en la que sólo se ve a los participantes de los hombros hacia arriba.
Según Sander y Bauman en su último artículo en TED, sobre la real fatiga que provocan las reuniones virtuales, nuestros cerebros solo pueden hacer muchas cosas conscientemente a la vez, porque tenemos una memoria de trabajo limitada. En contraste, podemos procesar mucha más información inconscientemente, como lo hacemos con el lenguaje corporal. Reunirse en línea aumenta nuestra carga cognitiva, porque varias de sus características ocupan una gran capacidad consciente.
Al estar en línea, perdemos de vista mucha información relevante sobre el contexto emocional de aquellos con quienes interactuamos. No sabemos sus reales intenciones. Eso perturba tanto como vernos a nosotros mismos en la reunión.