Tras décadas siendo un referente de la industria textil, esta fábrica cerró en 1982 y este año abrió sus puertas transformada en un museo.
Ingresar a la Fábrica Imbabura, ubicada en el cantón Antonio Ante de la provincia de Imbabura, al norte de Ecuador, es recorrer la historia ecuatoriana de una de las empresas textiles más grandes e insignes del país que funcionó entre 1927 y 1982, y que actualmente funciona como un museo.
El actual gobierno ecuatoriano recuperó y rehabilitó este espacio de 10.000 metros cuadrados de construcción y lo convirtió en el Complejo Fábrica Imbabura Empresa Pública, un lugar turístico, con nuevas instalaciones que incluyen un museo con cuatro áreas, un centro de convenciones, un teatro, un centro de fomento productivo y un restaurante. La inversión en el lugar fue de US$18 millones.
En la sala histórico-cultural se exponen fotografías, maquetas y maquinarias que transportan al visitante a la época aborigen, de obraje, de los arrieros y colonial. Mientras que en la sala de la industria textil están las grandes maquinarias de inicios del siglo pasado en las que se producía hilo y tela.
La sala interactiva de nuevas tecnologías muestra el cambio de época. Ahí el visitante pondrá a prueba sus conocimientos y sus habilidades en juegos y actividades multimedia. Por último, en la sala del sindicalismo, se hace un recorrido por la historia de la lucha de los miles de trabajadores por conseguir bienestar laboral.
Las gigantescas máquinas, utilizadas décadas atrás, continúan intactas. Al recorrer el lugar es posible imaginar cómo trabajaban decenas de ciudadanos para quienes trabajar en esa fábrica era "una gran oportunidad" en la época, según recoge el libro 'Fábrica Imbabura: la historia y los acontecimientos más relevantes de Antonio Ante' del autor Miguel Posso.
Incluso los menores de edad eran llevados por sus padres para trabajar y "asegurar su futuro". De ahí nacen las leyendas e historias sobre la fábrica, como la presencia de fantasmas en algunos de los espacios, como el caldero. En ese espacio, los visitantes aseguran sentir la presencia de pequeños y dicen que incluso salen en las fotografías tomadas en la oscuridad.
Esta fábrica tuvo, a finales de los años treinta, hasta 1.200 obreros para abastecer la demanda nacional e incluso la internacional. Desde Colombia también llegaban pedidos.
La factoría fue declarada Patrimonio Cultural Industrial del país en 2001, por su contribución clave en la historia textil del país. Luego permaneció abandonada y años más tarde pudo ser restaurada.
Abrió sus puertas al público el 5 de mayo de este año en Atuntaqui, como se conoce al cantón Antonio Ante, famoso por reunir decenas de tiendas y fábricas de ropa.
El museo de la Fábrica Imbabura funciona de miércoles a viernes de 09:00 a 16:00, y los fines de semana de 10:00 a 17:00. Al recorrido ingresan grupos de máximo 30 personas. El costo de la entrada es de US$3 para adultos y US$1,50 para estudiantes, discapacitados y tercera edad.