Por Maribel Ramírez Coronel, Periodista en temas de economía y salud para El Economista.
Es posible en México una política hacendaria con enfoque social, donde el gasto en salud, educación y seguridad sean de verdad la prioridad? Los especialistas dicen que sí y ya lo vislumbran como el enfoque obligado del próximo gobierno que ganó en parte precisamente por su agenda social.
Pero dadas las restricciones fiscales, los expertos hacendarios aducen que para hacerlo posible es imprescindible abrir espacio presupuestal con una reforma fiscal que incluya en primer lugar separar a Petróleos Mexicanos (Pemex) del presupuesto público federal. Eso quedó claro en el Seminario de Política Hacendaria ante las Realidades de las Finanzas Públicas que se llevó a cabo la semana pasada en la División de Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM donde participaron economistas y expertos fiscalistas de distintos organismos e instituciones.
La crisis de Pemex, como su presupuesto está en la misma canasta que todo lo demás, nos ha hecho mucho ruido y nos ha llevado a reducir en otros campos, sin resolver tampoco los problemas de Pemex. Ello, aunado a la fuerte presión por el alto servicio de la deuda, nos llevó a recortes absurdos e imperdonables en salud, infraestructura y otros rubros fundamentales.
Por eso tenemos que dar a Pemex un tratamiento presupuestal diferente -que de hecho, se dijo, ya está diseñado, sólo se trata de llevarlo a cabo-, y el siguiente paso es reestructurar el presupuesto y darle cabida a lo prioritario. Hay muchos programas sociales que deben llevarse a cabo pero indudablemente que el más urgente es Salud.
En el evento donde participaron la Facultad de Economía de la UNAM, el Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED), la CEPAL, el ITESM, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) y Coparmex, quedó evidenciado que en México estamos en un mundo al revés donde el gasto social -salud, educación, seguridad- que es la razón de ser del Estado, es donde debe invertir más, pero es donde por el contrario se han hecho los mayores recortes presupuestales.
Ello, con las evidentes consecuencias para la población, en particular se ha hecho evidente con el declive del gasto per cápita en salud.
Ahora, el reto presupuestal más grande del país es elevar el gasto en Salud; debe ser la gran prioridad no sólo del gobierno entrante sino de los que vienen en los próximos 30 años.
Sólo así se podrá detener la crisis por enfermedades crónico degenerativas y sus complicaciones que vislumbran un empeoramiento. Luis Foncerrada, extitular del CEESP y profesor de la UNAM, fue uno de quienes puso énfasis en el tema al mencionar que no es posible pensar en una prioridad más alta que nuestra salud, pues hoy las carencias del sector son demasiado evidentes; señaló que el país no está preparado para enfrentar la profunda crisis en salud, pues no tenemos ni los médicos ni los hospitales, ni las camas, ni la preparación suficiente para afrontarla adecuadamente.
Entre otros puntos importantes los economistas hablaron de la necesidad de aumentar la recaudación, de reducir la informalidad dentro de las mismas empresas y de complementar el ISR con impuestos indirectos que juegan un papel importante no sólo para recaudar sino para reducir la evasión y la elusión de impuestos.
Otro punto abordado fue que las autoridades entrantes tengan muy en cuenta el esperado decrecimiento económico para el 2019 pues históricamente está comprobado que cada cambio de gobierno hay una caída del PIB en el primer año, y muy probablemente volverá a suceder si el Gobierno próximo no empieza a gastar el primero de diciembre para en enero próximo ya estar encarrerados apuntalando la actividad económica.