Dominación, sexo grupal y otras referencias eróticas serían más desinhibidas en las féminas que en los hombres que siempre regresan al mismo lugar común.
Como una respuesta a la ficción de novelas eróticas con tinte romántico, las fantasías sexuales de la mujer han sido comparadas recientemente por diversos artículos y encuestas que exploran un ámbito poco conocido y sorprendente.
Una de las puertas de entrada a este espacio poco conocido es el estudio de la sexóloga Wendy Mailtz y la periodista Suizie Boss, "El mundo íntimo de las fantasías sexuales femeninas". Ahí se estudia cómo las fantasías sexuales (en hombres y mujeres) tienen un anclaje en los sueños donde se expresan con total libertad para luego reprimirse en la vida conciente.
Un estudio de la Universidad de Granada, dirigido por la psicóloga Nieves Moyano Muñoz indica que si bien las más recurrentes fantasías sexuales de hombres y mujeres tienen como protagonistas a personas conocidas de su entorno.
Los hombres fantasean en mayor cantidad, pero son ellas quienes dan un paso más allá hacia temas conflictivos y perversos, según la convención.
Si bien los hombres siguen pensando en sexo grupal, aventuras de promiscuidad o incluir a su pareja en las ensoñaciones antes descritas, las mujeres tienen fantasías en las que desean ser sometidas y obligadas a tener relaciones sexuales. Algo en directa relación con pasiones freudianas y que es descrito en la medicina, escrita por hombres la mayoría de las veces, como sexo perverso por sus inclinaciones al sadomasoquismo.
¿Qué es una fantasía erótica normal?
Los manuales actuales consideran anómalos o inusuales al menos, detenerse a imaginar intereses sexuales como el voyeurismo, el exhibicionismo, algunos tipos de fetichismo además del sadismo y el masoquismo.
El profesor de psicología de la Universidad de Quebec à Trois-Rivières (UQTR), Christian Joyal, publicó los resultados de investigaciones de su departamento donde encuestaba a a hombres y mujeres sobre 30 años. Los resultados cuestionan las definiciones tradicionales de la medicina en torno a lo perverso.
De un total de 55 fantasías propuestas, sólo dos indagaban en materias conflictivas como la pedofilia y la zoofilia. Sólo 2,4% de un total de 1.516 sujetos (799 de ellas mujeres) los encuestados se inclinó por inquietudes de esa índole.
Del resto, 9 fantasías de las mujeres fueron consideradas "estadísticamente inusuales". Entre ellas orinar en pareja o ser orinada, el uso de ropa del sexo opuesto, ser forzadas a tener relaciones sexuales, abusar de una persona borracha, dormida o inconsciente, tener sexo pagado o con una mujer con los pechos muy pequeños.
Entre los hombres, las cuatro fantasías menos comunes fueron orinar en su pareja, ser orinado, tener relaciones sexuales con otros dos hombres o tener relaciones sexuales con más de tres hombres.
Las fantasías más comunes estadísticamente, aprobadas por el 84,1% de los participantes incluían emociones románticas o ambientes exóticos en ambos sexos en rangos similares. Mientras para los hombres la fantasía típica sigue siendo recibir sexo oral o tener relaciones sexuales con dos mujeres, para la mujer es importante la sumisión y la dominación.
La advertencia final de los expertos es la misma: las fantasías no son necesariamente indicadores de los intereses sexuales de la vida real. Desde el momento en que una fantasía sexual induce angustia o sufrimiento debe ser considerada patológica.