Si no eres de los privilegiados, no debes angustiarte, sino que manejar tus emociones para expresarte con prudencia. Académica de la USMP entrega recomendaciones para enfrentar el favoritismo.
¿Tu jefe sólo tienes palabras positivas para uno de tus colegas? ¿Los viajes de negocios son reservados para algunos miembros del equipo? ¿Te das cuenta que existe una cierta preferencia hacia un grupo de personas de tu oficina?
Sin duda que el favoritismo no se hace esperar. Somos humanos y como tales pueden afectar aspectos subjetivos en el trato hacia las personas. Sucede en las familias, entre amigos y también se puede ver en las empresas, sin importar tamaño o rubro.
Según una encuesta realizada en 2013 por la Escuela de Negocios McDonough, el 92% de los altos ejecutivos han visto favoritismo cuando se llevan a cabo las promociones de los empleados, incluyendo a sus propias empresas (84%). Y cerca de un cuarto de los ejecutivos encuestados admitió que practica el favoritismo.
Si bien el trato especial a los trabajadores se puede dar en cualquier caso, suele ser bastante común cuando el jefe se rodea de amigos. Esto puede suceder, porque a veces éstos prefieren trabajar con personas de su confianza o en el camino se han hecho amigos de algunos miembros del equipo, marcando una diferencia con el resto. Existen casos en que este acercamiento se traduce en beneficios como aumentos salariales, días libres y menos carga de trabajo.
Todo esto tarde o temprano puede traer más que un problema, ya que este trato no pasa desapercibido por el resto del equipo, los que ven con recelo este actuar y tienden a desmotivarse.
Favoritismo versus reconocimiento
De todas maneras, hay que diferenciar entre quienes reciben privilegios por su buen trabajo o actitud y los que son beneficiados sin razón aparente.
De acuerdo con Giuliana Cafferata, docente de la Dirección de Extensión y Proyección Universitaria (EPU) en la USMP, “tenemos la preferencia o confianza que se ha ganado un colaborador producto de resultados excepcionales y una actitud positiva. Frente a un colaborador con estas características es inevitable que un jefe sienta mayor confianza en asignarle los proyectos más retadores, así como también brindarle algún beneficio a comparación del resto del equipo con el objetivo de reforzar, felicitar ciertas acciones y retener el talento”.
Pero, también están quienes “son favorecidos exageradamente por motivos no relacionados a una alta performance, que pueden estar relacionado con otro tipo de intereses. Estos casos son negativos porque perjudican el clima laboral, rendimiento de los demás colaboradores y resultados de la empresa”, dice la académica.
Aunque es hasta recomendable beneficiar y halagar a un trabajador cuando hace bien su trabajo, también es cierto que hay que saber cómo hacerlo. En estos casos, Cafferata recomienda la transparencia en la información. “Decir al resto los motivos que llevan a tomar una decisión de privilegio por encima del grupo puede ser muy bien recibido por parte de los trabadores. Así evitamos que se generen chismes, percepciones negativas o resentimientos”, dice.
Inseguros y poco profesionales
A la hora de hablar de favoritismos en la oficina, el jefe tiene mucha culpa, puesto que es él quien otorga los privilegios a vista del resto del equipo de trabajo. Esto se puede ver cuando se beneficia a determinados trabajadores sin un criterio objetivo ni a resultados de trabajo, sino en base a preferencias de orden amical u otras motivaciones de interés.
“Las características de este tipo de jefe son: inseguridad, ya que tienen la necesidad de comprar adeptos o grandes muestras de lealtad; poco profesionalismo, bajo sentido de la justicia; su comportamiento responde a necesitar grandes muestras de respeto mal entendido y mal liderazgo”, dice Cafferata.
Estas acciones de favoritismo puede afectar el ánimo de los trabajadores, quienes perciben que pese a sus esfuerzos para lograr un buen resultado no son considerados ni evaluados positivamente en las evaluaciones de desempeño o promocionados justamente. Caferrata, dice que por esto puede disminuir el rendimiento y el compromiso hacia la organización; se desarrollan conflictos, hay dificultad para el desarrollo del trabajo en equipo y deserción del puesto de trabajo.
La académica de la USMP, además, dice que en estos casos sucede mucho que la cultura organizacional perpetúa este tipo de conductas, haciendo muy difícil el cambio. Los trabajadores "aprenden” cómo el jefe se relaciona con los empleados y terminan identificando los patrones de contacto válidos para subsistir, de forma de ganar el aprecio del jefe.
Pero si no eres de los privilegiados, no debes angustiarte, sino que manejar tus emociones para expresarte con prudencia. A continuación, los consejos que entrega Cafferata para enfrentar esta situación:
1. No te dejes llevar por las emociones: En definitiva, es una situación que puede llevarnos a experimentar emociones negativas de rechazo e impotencia, pero es importante actuar con prudencia y no dejarse llevar por las emociones. De igual forma, debemos de mantener un ritmo positivo de trabajo, enfocándonos en nuestros objetivos evitando que esta situación afecte nuestros resultados.
2. Comprobar que tu punto de vista es válido. Para esto debes conversar con algunas personas del equipo que no estén siendo favorecidas y pertenezcan a tu círculo de confianza, de forma que puedas llegar a una conclusión más acertada y justa.
3. Entender los motivos del jefe. Esto es conveniente para entender si ese favoritismo es justo o no.
4. No atacar al favorecido. Hay que mantener una actitud positiva con el favorecido, con el jefe y todo el equipo en general.
5. Conversar con el jefe: Es recomendable generar un espacio de diálogo con el jefe para abordar este tema, evitando desarrollar una discusión enérgica o enfrentamiento. Lo aconsejable es ser breve, claro y desarrollar una atmosfera positiva de conversación.
6. Dar cuenta a RRHH. En el caso que el favoritismo sea muy injusto, desmotive a los trabajadores y afecte la productividad del área, es importante compartirlo con Recursos Humanos.