Su primera novela, "A tres metros sobre el cielo" (1992), fue rechazada por todas las editoriales hasta que él mismo decidió financiar la publicación, que agotó rápidamente los dos mil ejemplares de la primera edición y fue llevada al cine, como otros de sus sucesos posteriores.
El escritor de las historias románticas y los candados en los puentes: así podría sintetizarse el trajinar literario de Federico Moccia, el hombre que llegó a Argentina para presentar su última novela "Ese instante de felicidad" y que en Italia ya es tan célebre que hay un tour conocido como la "ruta Moccia", mientras las frases de sus libros se esparcen como apurados graffitis por las paredes de Roma.
Su primera novela, "A tres metros sobre el cielo" (1992), fue rechazada por todas las editoriales hasta que él mismo decidió financiar la publicación, que agotó rápidamente los dos mil ejemplares de la primera edición y fue llevada al cine, como otros de sus sucesos posteriores.
Con el tiempo Moccia selló su destino de best-seller con títulos como "Perdona si te llamo amor" -que tuvo una secuela titulada "Perdona pero quiero casarme contigo"- y "Tengo ganas de ti", donde transcurre la famosa escena de los protagonistas colgando un candado en el Ponte Milvio de Roma que ha sido imitada en todo el mundo: de hecho, el Puente de las Artes de París tuvo que ser desalojado hace un tiempo después de que un tramo se desprendiera debido al peso de los candados que las parejas habían enganchado.
"Me gusta escribir historias románticas porque el amor te hace ver y entender lo que estás haciendo. 'Ese instante de felicidad' es una novela que habla de la realidad, del dolor y de lo que nos hace falta, y cómo el amor logra curar todo para estar mejor", sostiene el escritor, en su visita a Buenos Aires.
Moccia se posiciona como referente de la literatura juvenil y al mismo tiempo cree funcionar como un vocero de los deseos y los reclamos de sus lectoras femeninas: consecuente con esa aspiración, un día antes de la entrevista con Télam compartió una merienda con un grupo de treinta mujeres: "Me encanta escuchar sus ideas, sus preferencias. Me gusta preguntarles cómo continuarían una historia o qué les impactó de un personaje", relata.
"Las mujeres me transmiten que desearían escuchar a los hombres expresarse acerca del amor pero eso no les sucede. Por eso me gusta contar historias donde el hombre logra superar sus trabas y logra decir cuánto ama. Mis tramas son simples, pero la ligereza no es sinónimo de superficialidad", explica.
"Ese instante de felicidad", publicado por Planeta, no deja de ser una historia de amor como el resto de las que ha escrito este romano nacido en 1963, aunque además de la relación que unió al sufrido Nicco con María se le adiciona otra clase de amor: el que une al protagonista con su padre, que postrado en la cama de un hospital alcanza a decirle, antes de morir, "Un día, de todo esto, sólo quedará una nubecita" en un intento por transmitirle la fugacidad de la existencia.
¿Cómo gravita sobre la trama este padre que el protagonista resignifica desde su ausencia? "En general, a lo largo del tiempo, todos los vínculos que establecemos tienen que ver con nuestra madre o nuestro padre. O con aquello que sucedió en nuestra vida cuando éramos muy jóvenes y sigue trazando nuestras acciones en la adultez", destaca Moccia a Télam.
"Mi padre murió cuando yo ya era grande pero pienso que si me hubiera ocurrido como a Nicco hubiera sufrido muchísimo porque a la edad del personaje todavía resta conocer mucho sobre la vida de tus padres y sobre la vida en general. Precisamente escribiendo este libro yo también resignifiqué la relación con mi padre, todo lo que me dio esa relación y lo feliz que me hizo", acota.
"En verdad el libro es un viaje hacia el interior de un chico que se siente traicionado por la vida y de alguna manera es como si quisiera alejarse de todo, en especial de los afectos. Está en el momento cumbre en el que uno se pregunta 'Por qué tuvo que sucederme a mí'", apunta.
A diferencia de otros personajes de Moccia que se mueven en ambientes disipados de las clases medias y altas, Nicco es un joven que afronta el mandato de reemplazar al padre ausente: tiene dos empleos para mantener a su familia -a la madrugada en un puesto de diarios y a la tarde trabaja en una inmobiliaria- y además es el encargado de contener los desbordes emocionales de sus hermanas.
"Tiene un temperamento muy complejo. Quisiera expresar muchas cosas pero no alcanza a decirlas. Quiere esforzarse y trabajar, pero al mismo tiempo siente que también debe estudiar. Está enojado, enfrentado contra el mundo, porque le gustaría que las cosas fueran de otra manera", caracteriza.
En "Ese instante de felicidad", Moccia explora la idea de una vida atravesada por la fugacidad que acota los momentos de angustia pero también la felicidad. "La novela en cierta manera intenta graficar que la vida no te espera", señala.
"A lo largo del día no nos detenemos en los pequeños momentos, en observar por ejemplo cómo se filtra un rayo de sol o la tranquilidad con la que un hombre lee el diario sentado en una plaza... Nuestro tiempo es limitado y precisamente ése es el mensaje que el padre de Nicco le quiere trasmitir a su hijo", sostiene.
"Cuando uno es chico no tiene la conciencia de que está caminando hacia un final. Los jóvenes viven de manera ligera pero e importante también tener una idea del curso de la vida. El padre del protagonista logra tener una conciencia de esta fugacidad justo cuando la vida se le está escapando", explica Moccia.
La idea del viaje interior como vía para el autodescubrimiento, la conciencia de finitud como "estrategia" para la valoración de los pequeños momentos felices, el descubrimiento del amor como redención, tópicos recurrentes en esta y otras obras de Moccia, lo colocan a un paso del manual de autoyuda: dicho de otro modo, sus novelas se podrían considerar como la contracara literaria de este género.
"Es cierto que mis libros están muy vinculados con los temas de la autoyuda. La diferencia es que desde la ficción, todas esas cuestiones no aparecen explícitamente sino que es el lector es que tiene que rastrearlas", admite.
"Un instante de felicidad" tendrá una secuela que se llamará "Tú, simplemente, tú" y seguirá al protagonista en su viaje hacia la tierra de su novia, con la particularidad de que la locación variará de acuerdo a cada región donde se distribuya la novela: así, mientras para el caso del mercado editorial europeo ya fue seleccionada la localidad española de "Vejer de la Frontera", todavía no están definidas las escalas latinoamericanas.
"La novela ya está escrita. Lo que queda pendiente es iniciar el trabajo con los distintos traductores para adecuarla a las características de cada país. Quiero que todos los lectores se sientan identificados", concluye Moccia.