Gabriel Rovayo, director General del ESAI Business School, entrega a continuación algunos consejos.
Después de la paz y el amor que nos embarga durante las fiestas de Navidad y fin de año, muchas veces, la peor resaca la tiene nuestras finanzas. Tarjetas de crédito a reventar, deudas y más deudas. Sin una adecuada planificación y control de nuestros gastos, diciembre puede convertirse en una pesadilla.
Pero como guerra avisada no mata soldado podemos prevenir un desastre financiero que empieza con el nuevo año. Siendo optimistas, deberíamos ver a las fiestas navideñas como un buen momento para replantear el camino de nuestra situación financiera, reparar errores y establecer nuevas metas financieras para el próximo año.
¿Invertir, ahorrar o gastar?
En diciembre solemos recibir una remuneración extra, el Décimo Tercer Sueldo. Una cantidad de dinero que debemos usarlo inteligentemente.
A continuación, hay 12 consejos que pueden ser de utilidad:
-No gastarlo todo es una opción a considerar. Usarlo para priorizar cosas pendientes como el pago de deudas.
-Aprovechar ese dinero para contratar un seguro de vida, salud, etc., para contar con mayor seguridad financiera.
-Otra buena decisión sería pagar con anticipación gastos de estudios o algo similar. El año podría empezar más liviano. En muchas oportunidades, llegamos a fin de año con algunas deudas que hemos obtenido en el transcurrir del mismo, por ello, el dinero extra que recibimos en estas fechas es ideal para pagarlas.
-Sin embargo, en algunas oportunidades no se priorizan los gastos más importantes y lejos se cubrir las deudas pendientes, se generan unas nuevas.
-Aunque es un verbo que suele parecer lejano o imposible, el dinero extra de diciembre podría ser usado para ahorrar. Uno de los principales frutos del ahorro es que nos permite realizar gastos que probablemente no podemos afrontar con nuestro salario regular.
-Si aún no lo tenemos, esta puede ser la oportunidad de diseñar un presupuesto… y cumplirlo. No veamos a diciembre como el fin de un año, sino como el inicio de un nuevo ciclo en el que podemos enmendar errores y plantearnos metas positivas.
-Respecto al presupuesto, para diseñarlo el primer paso es identificar cómo distribuimos nuestros ingresos para satisfacer las necesidades básicas, así como las deudas. Además debemos ordenar estas últimas en función del tiempo que tardaremos en salir de ellas y hacer una lista.
-De esta manera será posible conocer la capacidad de pago con la que contamos (diferencia entre ingresos y gastos). De este monto destinaremos una cantidad mayor para el pago de la deuda para dejarla atrás en el menor tiempo posible.
-Antes de iniciar cualquier gasto, es aconsejable dividir el dinero con el que cuenta entre los gastos que necesita realizar y el dinero que debe ahorrar. Realizando esta separación, tendrá un orden mental de lo que debe y no debe hacer con su dinero.
¿Y qué tal si invertimos? Una forma de generar excedentes, para finalizar bien el año, es invertir. El dinero extra del sueldo de diciembre bien puede servir para hacer una inversión.
Lo importante es contar con esos recursos para no comprometer los que vamos a necesitar o que ya están destinados para realizar algún gasto. Al invertir es necesario tomar en cuenta el rendimiento, el riesgo, el plazo y el perfil de inversionista que tengamos cada uno.
Sobre el perfil de inversionista, este incluye: objetivos, plazo de inversión, edad y conocimiento o experiencia en las inversiones.
Para conocer cuál es nuestro perfil de inversionista veamos estas descripciones y decidamos:
- Conservador: El horizonte de inversión es generalmente corto, por lo que debemos procurar tomar el menor riesgo posible, además de preferir inversiones estables, aunque con menores rendimientos.
- Moderado: El horizonte de inversión es mediano, por lo que los rendimientos son buenos, pero sin tomar muchos riesgos.
- Agresivo: El horizonte de inversión es largo, por lo que buscas obtener mayores rendimientos; e incluso estás dispuesto a tomar el riesgo que sea necesario.
Los compromisos que vienen con las fiestas navideñas y de año nuevo, nos obligan a gastar y gastar. Lo cual está bien hasta cierto punto. Se trata de un tiempo de fiesta en que queremos darnos uno que otro placer. Pero que no sea un arma de doble filo que nos haga despertar de la fiesta con una resaca aún más cara.