Las casas de estudios están acercando las investigaciones científicas a los negocios e invierten cada vez más en la industria de la biotecnología.
La ciencia actual va dejando atrás la antigua creencia de que la vida guarda secretos que los humanos no pueden comprender ni dominar. El mundo se dispone, cada vez más, a controlar todos los procesos biológicos y explotar comercialmente aquellos que ofrecen nuevas soluciones a problemas y necesidades del mercado.
Uno de ellos es la biotecnología, en este caso todas las ciencias (biología, medicina, farmacia, ecología, entre otras), que representan un potencial de negocio. Rubén Henríquez, director del Máster en Gestión de la Biotecnología, que imparte el Instituto de Empresa de España, explica que ésta apunta a "tomar lo que sabemos gracias a la ciencia y hacer cosas prácticas con ese conocimiento".
En el área de los negocios e industrias, las principales actividades económicas de la biotecnología se centran en la medicina, farmacéuticas, los aparatos e instrumentos médicos y los productos agrícolas avanzados derivados de animales y plantas. Es sabido que la industria farmacéutica es una de las más grandes, generando un importante porcentaje de la economía de muchos países. Pero los negocios de productos para la gestión y reparación del medioambiente, o para procesos de manufactura mejorados de productos químicos, de materiales o de energía (biocombustibles), cobran cada vez mayor importancia.
Concientes de este escenario, las universidades y escuelas de negocios de América Latina y el mundo han comenzado a incluir esta materia en sus planes de estudio. Además de científicos, médicos e ingenieros, muchos economistas, abogados y empresarios buscan la especialidad en este campo. Emprendedores con experiencia en liderazgo de equipos de trabajo, consultores y ejecutivos de compañías internacionales, conforman el perfil del alumno de busca formarse en el sector biotecnológico.
Rubén Henríquez explica que el programa de IE Business School, que se imparte de manera virtual, es un Máster en Gestión de Negocios, pero enfocado en las peculiaridades de la biotecnología. "Las disciplinas básicas de estos programas son la gestion financiera, recursos humanos, operaciones, marketing, comunicación, aspectos legales y estrategia, enfocados especialmente a las necesidades de la biotecnología", dice. "Esto se refuerza con materias especiales que son críticas para este sector: gestión de asuntos regulatorios, gestión de I+D, patentes y desarrollo de negocio, y gestión estratégica y financiación de proyectos con alto riesgo e incertidumbre", agrega.
En España, la biotecnología ha crecido menos que otros sectores debido a la falta de masa crítica histórica. No obstante, ha mostrado un ritmo de crecimiento exponencial en años recientes y es una de las áreas que el gobierno de ese país ha considerado de valor estratégico para el futuro.
Como consecuencia de esto, varias compañías se han agrupado en asociaciones patronales que colaboran en aspectos de interés mutuo, y junto a instituciones de diferentes ministerios gubernamentales, han ayudado a nuevas empresas a acudir a foros internacionales, como fue la reunión de la BIO, celebrada recientemente en Chicago, Estados Unidos. "Esto es importante porque la industria biotecnológica es global por naturaleza. Es raro el negocio que puede crecer operando solamente dentro de un único país, lo normal es que las actividades, las alianzas y los mercados sean internacionales", dice el académico del IE.
El caso latinoamericano. Teniendo en cuenta estos factores, y con el objetivo de ser referentes en Latinoamérica, la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile lanzó en noviembre de 2008 una plataforma de bionegocios llamada VentureL@b, que propone brindar servicios globales a empresas tanto nacionales como internacionales, acercando la investigación científica a los negocios. A través de ella, VentureL@b pretende transformar al país en la capital de desarrollo en alta tecnología en Latinoamérica.
Ramón Molina, director ejecutivo de la Escuela de Negocios de la institución, explica que las cuatro vías que contempla la plataforma son patentamiento de empresas, empaquetamiento (buscar el modelo de negocio de cada investigación), open innovation (las empresas se instalan en los laboratorios de la escuela para trabajar en sus investigaciones) y last mail innovation. "Ayudamos a las empresas tecnológicas, vendemos esas tecnologías y hacemos transferencias directas de las mismas", explica Molina. "La escuela de negocios se preocupa de que los trabajos realizados transfieran y que lleguen al mercado", añade.
Actualmente, cerca de una decena de empresas chilenas y extranjeras trabajan en los laboratorios de VentureL@b en las áreas de blancos terapéuticos, fotoprotectores, bacterias que atrapan cobre a bajas temperaturas, e investigaciones sobre diagnósticos de cáncer.
El director ejecutivo del proyecto chileno, Manuel Gidejel, cuenta que "cualquier empresa que quiera desarrollar una investigación puede instalarse en nuestro laboratorio. Actualmente contamos con investigadores de Diagramma, que pone su énfasis en insumos prebióticos y biocolorantes para alimentación; Inis-Biotech, que genera recursos para promover avances científico-tecnológicos en el área de la salud; Avesthagen Ltd., que desarrolla productos para prevenir enfermedades; Bio Antart-K, que investiga el uso de novedosos metabolitos y compuestos fitoquímicos con usos oncológicos; y CTI-Salud, que trabaja en la búsqueda de compuestos para el diagnóstico precoz del cáncer gastrointestinal, entre otros".
Pero al igual que en la Adolfo Ibáñez, la Universidad Torcuato di Tella también ha iniciado proyectos en este campo. La escuela de negocios de la universidad argentina cuenta con un programa de Biotecnología y Negocios, que permite comprender y dominar los distintos aspectos de la biotecnología donde convergen fundamentalmente científicos, políticos, comerciantes y empresarios.
En definitiva, cualquier sector es susceptible, hoy en día, de formar emprendedores exitosos específicos capaces de crear negocios con rendimientos productivos y sostenibles en el tiempo. Hoy, incluso la ciencia es negocio.