Por Jaime Vatter, decano Facultad de Ingeniería y Negocios de Universidad de Las Américas.
Nos encontramos en un momento histórico, enfrentados a dos grandes demandas: la Cuarta Revolución Industrial, con su impacto en la formación continua y el empleo; y la necesidad de lograr de manera equilibrada, el desarrollo económico y social, junto con una adecuada protección del medio ambiente. Chile no puede abstraerse de ninguna de estas fuerzas.
La Cuarta Revolución Industrial trae aparejada una serie de cambios en la formación de profesionales. De acuerdo con el Informe “New Vision for Education, Unlocking the Potential of Technology”, del World Economic Forum (2015), existen 16 habilidades críticas para desempeñarse en el siglo XXI. Estas habilidades o destrezas se agrupan en tres categorías: Alfabetismo Fundacional, Competencias y Cualidades del Carácter. El desafío para las instituciones de educación superior es formar profesionales con estas habilidades, de manera que se adapten al cambiante mercado laboral en particular y a los cambios sociales en general.
Por su parte, la necesidad de lograr un desarrollo económico y social, tomando en cuenta el impacto de esto en el medio ambiente, es hoy un imperativo ético. Por un lado, especialmente para países menos desarrollados, se requiere con urgencia mejorar el bienestar de sus habitantes, pero no puede ser acosta de la naturaleza que nos acoge. De ahí que los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas representan una clara indicación de los desafíos que enfrentamos.
Todo lo anterior, cuarta revolución industrial y desarrollo sostenible, nos mueve a enfocarnos en desarrollar competencias para el siglo XXI, en un mundo donde cada vez se hará más necesario la auto generación de empleo, con un enfoque de sostenibilidad. Creemos que de esta forma estaremos aportando al bienestar de nuestros estudiantes, entregándoles una formación que les brinde las herramientas para su desarrollo profesional en un mundo de altas exigencias, protegiendo también el desarrollo de las futuras generaciones.