Brittany Bentine un día se aburrió de la "fotografía normal" y con sus niños experimentó con temáticas góticas. En poco tiempo tuvo que crear un estudio especializado para atender el alto interés que se generó.
Haciendo frente a eso que se le llama buen gusto, la fotógrafa estadounidense Brittany Bentine utiliza sangre, cerebros, partes de cuerpos y disfraces para trabajar con niños y transformarlos en zombies.
No por nada encabeza Locked Illusions, llamado "primer estudio americano gótico/temático de disfraces para maternidad, bebés, niños, familias y adolescentes".
Mezclando la pureza natural de los niños con elementos característicos de la cultura de los muertos vivientes, Bentine recrea instantes y atmósferas derechamente inquietantes.
Luego de casi una década de experiencia en lo que podría conocerse como "fotografía normal", la artista decidió cruzar la fronteras al percatarse que a los niños les gustaba formar parte de historias relativas a lo gótico.
Comenzó con sus hijos, pero luego hubo muchos interesados en formar parte de este tipo de imágenes con sus familias. Fue así como surge la idea de armar un estudio para hacerse cargo de la dinámica demanda.
"Perturbador" y "demoníaco" son los epítetos mínimos que recibe el trabajo de Bentine en las redes por quienes la critican y la acusan de uso abusivo con los menores que participan de las imágenes.
La artista asume que puede haber gente que no le guste esta opción, pero se reconoce sorprendida por los grados de intolerancia con los que a veces se refieren a ella. "Esto es un juego, todo lo que se utiliza en las imágenes son maquillajes y juguetes, los mismos niños se sienten reconfortados con estar en las fotos, muchas ideas de tomas surgen conversando con ellos mismos, los padres participan activamente, nada de esto tiene maldad", señala.
En lo que sí hay acuerdo es que la propuesta estética de Bentine es intensa e inquietante.
