A 8 años de la promulgación de la Ley de antidiscriminación, también conocida como Ley Zamudio, Fundación Iguales realizó un balance sobre cómo ha operado esta normativa.
Hace algunos días, Fundación Iguales presentó un análisis en torno a la Ley 20.609 de antidiscriminación, con el objetivo de entender su impacto, fortalezas y falencias a 8 años de su promulgación. En este informe se revela que en 2019 se presentaron 66 denuncias en Chile, mientras que en 2018 fueron 70 y el 2017 hubo 72.
“La ley representó un avance, pero su impacto es limitado y necesita reformas. La multa es baja, no existe una reparación a las víctimas, el estándar de prueba es demasiado exigente y se limita a una reacción punitiva, sin un enfoque en prevenir la discriminación”, dice Alessia Injoque, presidenta ejecutiva de Fundación Iguales.
La discapacidad fue una de las principales causas de denuncias: del total, un 31,8% corresponden a personas en situación de discapacidad que fueron marginadas y vulneradas en distintos contextos. A raíz de esto, Fundación Ronda -junto con Iguales han levantando acciones para apoyar la reforma de la Ley 20.609- insta a promover y garantizar el principio de igualdad, y que esta normativa, además de ser sancionadora, sea una ley que establezca la prevención, fortaleciendo una institucionalidad que se preocupe por la educación y concientización de toda la sociedad, además del seguimiento y fiscalización de posibles casos de discriminación.
Así mismo, se busca la sanción y erradicación de todo acto discriminatorio, a través de generar fuertes multas e indemnización a las víctimas como medidas reparatorias.
"El Estado debe garantizar el cumplimiento de las leyes y convenciones a las que se adscribe, como es el caso de la Convención Internacional de los Derechos Humanos de Personas con Discapacidad, ratificada el año 2008. Es por esto, que creemos que se debe exigir la elaboración e implementación de políticas y leyes destinadas a garantizar el ejercicio de los derechos sin discriminación alguna, fomentando el tan anhelado cambio cultural”, indica María José Escudero, directora ejecutiva de Fundación Ronda.
Ambas fundaciones han conformando una red de trabajo para lograr estos objetivos y hacen un llamado a que otras organizaciones e instituciones se unan. “Nos estamos movilizando para ofrecer nuestro apoyo, porque sabemos que tenemos las capacidades técnicas, logísticas y de coordinación para poder aportar en cuanto a estas problemáticas. Queremos ir más allá y poder ofrecer nuestras redes de colaboración, para seguir construyendo un Chile más amable y más justo” finaliza Escuero.