La escuela de negocios dirigida a mujeres empresarias comenzará sus clases formales en marzo de 2019 y ya cuenta con workshops de verano y un espacio de trabajo colaborativo.
Hace cinco años que la profesora de Educación Física Francisca Sepúlveda, junto a su mamá y dos hermanas crearon la empresa S&H Deportes, que ofrece implementos deportivos desde el balnerario de Algarrobo a todo Chile. Tras cursar programas online de marketing, estrategia y contabilidad, además de asistir a varias charlas y encuentros de emprendimiento, decidieron profesionalizarse todavía más y cursar juntas un programa especialmente pensado para mujeres emprendedoras experimentadas.
Se trata de uno de los programas que ofrece la escuela de negocios Fundadoras, que partió con talleres y membresía; mientras en marzo comenzará con sus cursos Fundadoras Inicia y Fundadoras Pro, además de un espacio para corworking que abrió sus puertas los primeros días de enero.
Si bien la escuela nace de la unión de las psicólogas Lorena Gallardo y Macarena Salosny, su historia se remonta a años atrás. A través del sitio web "Chicas que Emprenden" la consultora y psicóloga Lorena Gallardo descubrió la necesidad de las mujeres por emprender y ampliar su red, y que se tradujo en charlas mensuales en Chile y Argentina entre emprendedoras y experimentadas empresarias. Este año, toda esta experiencia dio paso al origen de Fundadoras que busca formar una comunidad.
Gallardo y Salosny son enfáticas en recalcar que a diferencia de otros programas de este tipo, acá también se enfocan en el aspecto emocional.
Salosny, cocreadora de Fundadoras, dice que esto sucede porque querían diferenciarse de la oferta habitual, donde “se concentran mucho en los aspectos técnicos, pero dejan de lado esos temas que limitan a las mujeres”. En este caso, por ejemplo, de poco serviría que se formen en negocios si debido a esas creencias no podría tomar decisiones arriesgadas. Y esto es la principal diferencia entre los emprendimientos masculinos y femeninos.
A qué le temen las emprendedoras
Hace algunos años que el emprendimiento comenzó a tener otro cariz, uno mucho más profesional donde las mujeres se han sumado con afán. Pero, existen ciertas limitantes que han complicado a más de una, frenando el crecimiento de su negocio. Ya sea por una nula red de apoyo, desconocimiento de ayudas financieras o temores, las emprendedoras no siempre tienen el destino que quieren, pese a los deseos y talento.
En el caso de Francisca Sepúlveda, de S&H Deportes, la confianza es uno de los temas que quiere trabajar una vez que ingrese al programa Fundadoras Pro. “Si tuviéramos más confianza avanzaríamos más rápido como empresa”, dice. Así como ella, no son pocas las emprendedoras que pese a su talento y conocimientos tienen inseguridades, lo que muestra que no es todo aprender sobre negocios.
Desde la experiencia y el acercamiento que han tenido, en Fundadoras han identificado algunos temas que suelen complicar a algunas mujeres, pero que si se les pierde el miedo pueden ser grandes aliados. Se trata de la alfabetización digital, los temas financieros y el temor a crecer.
"Muchas mujeres no confían en sus propias capacidades cuando se trata de asuntos financieros, lo que les resta seguridad para tomar decisiones de inversión o proyectar su crecimiento. Hay mucho prejuicio que tiene que ver con género y que no tiene una base real", dice Salosny, quien añade que el tercer miedo, que tiene relación a crecer demasiado, termina autolimitando a las mujeres.
Es por esto último que “en los programas enseñamos metodologías ágiles y a delegar, lo que impacta positivamente en la calidad de vida de las emprendedoras, y que, además, les ayuda a tener una mentalidad de mujer de negocios”.
El factor comunidad
Otro de los incentivos que tiene para Sepúlveda inscribirse en el programa, es el ampliar la red de contactos. Y no es extraño, en varios programas de negocios los inscritos buscan codearse con otros para generar lazos de negocios o impregnarse de las vivencias ajenas.
Es en esta búsqueda de comunidad que desde Fundadoras pretenden incorporar el crecimiento personal y conocimientos económicos, ambos con igual relevancia. Gallardo explica que se espera que las mujeres que ingresan al programa se "cuestionen cómo se están haciendo las cosas y cómo lo pueden mejorar".
Y Salosny complementa: "No solo un sueño alimenta un emprendimiento, también la constancia, el nivel de educación que uno tenga, como me voy nutriendo de otras personas y las redes, porque la competencia es voraz". Después de todo, para emprender existen varios factores que no se pueden controlar, pero si al menos se puede iniciar por despejar los miedos y armar una red de contactos, es posible empezar.
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