El desarrollo de los profesionales para la Industria 4.0 requerirá de una sinergia entre las universidades del país para ofrecerle mejor capital humano a las empresas.
Para enfrentar el futuro del trabajo no importará si se trata de universidades pública o privadas, todas las instituciones deberán trabajar de manera coordinada para formar al talento con las competencias adecuadas para los nuevos empleos que demandará la Industria 4.0.
“Veo que nos estamos moviendo cada vez más y más a un ambiente de colaboración. Nosotros, por ejemplo, en el Tec de Monterrey tenemos esta alianza con la UNAM y tenemos una alianza a nivel Latinoamérica, la Triada y mucho de lo que hemos dicho es que queremos tener un enfoque abierto. Efectivamente, para el futuro del avance de la educación, sobre todo en México y en Latinoamérica, la clave va a tener que ver con sinergias y colaboración interinstitucional”, dice David Garza Salazar, rector del Tec de Monterrey en entrevista con El Economista.
Para el directivo, el desarrollo de las carreras del futuro depende en gran medida de la colaboración de universidades. “Cada institución aporta una cierta vocación, una fortaleza, una visión y todo eso se complementa”, detalla.
A pesar de los contrastes que pueden tener las universidades en cuanto a vocación, estilos, prioridades y enfoques, David Garza considera que el intercambio de experiencias y conocimientos entre las instituciones es posible y será necesario para darle a los estudiantes una formación que les permita afrontar el futuro del trabajo.
Innovación, el desafío
La colaboración entre las universidades públicas y privadas no será la única transformación que vivirá el sistema de educación superior para lograr el desarrollo del talento del futuro. La educación universitaria atraviesa otro reto: la innovación.
“Es sumamente importante, más que nunca el tema de la innovación, la constante innovación en pedagogía, en la manera en que nuestros estudiantes pueden aprender mejor; innovación en el tema de las habilidades en las que necesitamos prepararlos. Si nos remontamos a décadas atrás, quizá la manera en que formábamos era pensando en ciertas habilidades muy acotadas y técnicas y nos hemos ido dado cuenta que eso no es lo único, necesitamos darles ciertas habilidades para que se puedan desenvolver en el futuro”, expone David Garza.
El rector del Tec de Monterrey desmitifica el concepto de innovación que se tiende a confundir únicamente con adopción de tecnología. En ese sentido, hasta las instituciones académicas con bajos recursos pueden innovar en el modelo de enseñanza y formar mejor a los estudiantes con las competencias para el futuro del trabajo.
“Cuando hablamos de innovación educativa no es únicamente usar tecnología. A veces me toca escuchar instituciones que dice ‘bueno, pero es que nosotros no tenemos los recursos para hacer esas innovaciones’. Es un error pensar de esa manera, sin tecnología se pueden estar realizando innovaciones. Ejemplo, cómo en un salón de clases organiza el profesor su proceso de enseñanza-apredizaje con el propósito de que los alumnos desarrollen mejor esas competencias; aspectos de evaluación, medición y de mecanismos de asesoría hacia los alumnos”, puntualiza.
Garza Salazar considera que la innovación encaminada a una mejor formación de talento para los empleos del futuro debe tener un enfoque en el desarrollo de habilidades blandas, pues serán los rasgos que un robot no tendrá.
“En esa formación integral se vuelven relevantes aspectos como la historia y aspectos relacionados con las humanidades. Y yo diría que incluso va a ser eso sumamente importante ante el mundo que vamos a estar viviendo, el mundo de las máquinas que van a poder hacer muchas cosas que hoy las hacen humanos”, agrega.
Por ello, advierte que la innovación será responsabilidad de todas las universidades, esto con el objetivo de formar una fuerza de trabajo que pueda adaptarse a la nueva realidad del mercado laboral sin ningún problema. “Tenemos que estar preguntándonos cómo podemos preparar mejor a nuestros estudiantes de cualquier nivel para lo que sigue: una buena vida profesional”, reflexiona.
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