"Ante el pueblo y los pueblos de Chile , sí, prometo", dijo el nuevo mandatario desde la sede del renovado Congreso en el puerto de Valparaíso. Boric llega al cargo enfrentándose a una desaceleración económica, una alta inflación y un Legislativo dividido.
Gabriel Boric asumió el mando este viernes como el presidente más joven de la historia de Chile, iniciando un giro a la izquierda en el país sudamericano tras prometer reformas sociales y económicas y aprovechar la ola de insatisfacción de los votantes con el statu quo político.
Boric, exlíder de protestas estudiantiles y legislador tatuado, que no usó corbata durante la ceremonia, supone un cambio radical con respecto al multimillonario Sebastián Piñera. De 36 años recién cumplidos, ha despertado la esperanza entre los progresistas, así como el temor de que las décadas de estabilidad económica de Chile sean atacadas.
"Ante el pueblo y los pueblos de Chile , sí, prometo", dijo el nuevo mandatario.
La ceremonia tuvo lugar en la sede del Congreso en el puerto de Valparaíso, a unos 100 kilómetros al oeste de Santiago, ante un número reducido de 500 asistentes debido a la pandemia de coronavirus. Entre los invitados figuraban el presidente de Argentina, Alberto Fernández, el de Perú, Pedro Castillo y el de Bolivia, Luis Alberto Arce, así como el rey Felipe de España, entre otros.
Más temprano, un Congreso renovado inició el año legislativo y eligió a los líderes de ambas cámaras, el socialista Álvaro Elizalde en el Senado y el socialdemócrata Raúl Soto en la Cámara de Diputados.
Boric, a la cabeza de una amplia coalición de izquierda que incluye al Partido Comunista, ha prometido revisar un modelo económico basado en el libre mercado para luchar contra la desigualdad que violentas protestas en 2019, aunque ha moderado su ardiente retórica en los últimos meses.
Llega al cargo -por un período de cuatro años- enfrentándose a una desaceleración económica, una alta inflación y un Congreso dividido que pondrá a prueba su capacidad de negociación para impulsar reformas en salud y pensiones.
La ascensión de Boric marca una encrucijada para Chile, durante mucho tiempo bastión del libre mercado y la responsabilidad económica en la volátil Sudamérica. El país está reformulando su Constitución de la época de Augusto Pinochet, que ha apuntalado el crecimiento, pero a la que se acusa de fomentar la desigualdad.
El Gabinete de Boric, con mayoría de mujeres, también juró este viernes después de que él tomara la banda presidencial.
"Una etapa cargada de esperanza para la defensa de las mayorías sociales, las personas jóvenes, y un futuro verde y en igualdad", tuiteó Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda de España que voló a Chile, refiriéndose a la agenda medioambiental y feminista de Boric.
Marigen Vargas, de 62 años, viajó toda la noche para estar el viernes frente al Congreso. Con un cartel donde se leía una famosa frase del presidente socialista Salvador Allende, derrocado por el golpe militar de Augusto Pinochet, dijo que es primera vez que asistía a un cambio de mando.
Boric "me recuerda a Allende pero ojalá que tenga un final feliz", dijo a Reuters. "Es como empezar de nuevo".
"Queremos un Chile más unido, más feliz", agregó, con una bandera con el rostro del joven presidente en la mano.
Pero las grandes esperanzas de la ciudadanía pueden chocar rápidamente con un electorado y una legislatura dividida entre la derecha y la izquierda. La delincuencia, la inmigración y los derechos de los pueblos indígenas son temas que hacen que el gobierno de Boric tenga una bandeja de entrada llena.
"Le deseo no sólo el mejor de los éxitos en su futuro Gobierno", dijo el ahora ex presidente Piñera en su discurso final, sino también "sabiduría para distinguir lo bueno de lo malo".
Piñera dijo que estaba preocupado por el "afán refundacional" de una asamblea que redacta la nueva Constitución, el debilitamiento del poder judicial y una postura débil frente a la delincuencia.
Carlos Ruiz, un sociólogo y académico de la Universidad de Chile mentor de Boric, dijo que el nuevo presidente tendrá que lidiar con una derecha que está redefiniendo tras la derrota del ultraconservador José Antonio Kast en las elecciones, un Congreso con nuevas fuerzas emergentes y una sociedad chilena con altas expectativas.
Y encontrar el consenso para impulsar reformas en materia de impuestos, medio ambiente, minería y otras.
"Ante esa tarea está Boric en este momento", dijo.