El rol que han tenido las mujeres en el mundo de esta producción ha ido cambiando y el segundo capítulo de esta temporada lo demostró, aunque en un tono de despedida.
Advertencia: esta nota contiene spoilers del segundo episodio de la temporada 8 de Game of Thrones.
En la noche de este domingo 21 se estrenó el segundo episodio de la última temporada de Game of Thrones y dividió las aguas entre los fanáticos. Para algunos, fue un episodio en el que "no pasó nada", en el que los personajes solo se dedicaron a hablar, demorar la trama y hacer tiempo hasta la próxima entrega, en la que finalmente comenzará la gran batalla que se viene anticipando desde la primera escena de la serie: la de los White Walkers contra las fuerzas de los vivos.
Para otros fue un episodio delicioso, que funcionó como la última oportunidad de ver avanzar las historias de algunos personajes, tanto principales como secundarios, desarrollarlos y despedirlos antes de su probable muerte en la inminente lucha contra los zombis de hielo.
Pero el momento más emotivo del episodio fue el que dio título al capítulo de esta semana (Caballero de los Siete Reinos), que reforzó algunos conceptos que la serie ya ha mostrado con anterioridad, al igual que otras escenas del episodio.
El episodio pudo haberse titulado "La última noche en Invernalia", porque durante gran parte de su metraje se dedicó a repasar cómo cada personaje se preparó mentalmente para la batalla final, tanto para aquellos que tendrán que pelearla como para los que esperarán escondidos en las criptas del castillo de la familia Stark. Algunos buscaron el calor de un cuerpo del sexo opuesto, otros fueron por el vino y la comida, otros por las canciones y la camaradería.
En uno de esos encuentros, se reunieron junto a una chimenea encendida y una jarra de vino –ni bueno, ni malo– Tyrion Lannister, su hermano Jaime, Davos Seaworth, Brienne de Tarth, con su escudero Pod, y el salvaje Tormund. En el intercambio de anécdotas e historias, Brienne lamentó no poder ser ordenada con el título de caballero por ser mujer. "Es la tradición", le dijo la guerrera a Tormund. Pero Jaime encuentra la solución.
"Cualquier caballero puede ordenar a otro caballero", le dice, y siguiendo el consejo de Tormund, "al carajo la tradición". Jaime ordena a Brienne como Caballero de los Siete Reinos, sin importar género, sino el deseo personal y la posibilidad de tener las mismas oportunidades sin importar qué hay abajo de la armadura. Entre aplausos y lágrimas se reafirma una de las ideas que la serie ha profundizado en las últimas temporadas: la de mujeres ocupando posiciones de mando, de poder, y metiéndose en papeles que habitualmente, en las leyendas e historias que Game of Thrones invierte, eran masculinos.
La canción de Pod. El escudero cantó una canción sobre Jenny, la esposa campesina de uno de los hijos del rey Aegon V, el bisabuelo de Jon Snow y Daenerys Targaryen. Los fantasmas de los que habla la canción, interpretada en los créditos por la banda Florence + The Machine, refiere a la muerte de toda la familia de ese rey, incluyendo al marido de Jenny, en un incendio causado por un fallo en un intento del monarca de revivir dragones. Uno de los pocos sobrevivientes de la catástrofe fue el padre de Jon Snow, que nació en ese castillo durante el incendio.
En el video del detrás de escena del episodio que se publica luego de la emisión, uno de los dos responsables de la serie, David Benioff, aclara: "Brienne ha sido más caballerosa que cualquiera de los caballeros que hemos visto". Y su compañero Dan Weiss, que momentos antes asegura que Brienne ama a Jaime, completa: "Ha sido un ejemplo de fuerza y honor, y de ser honesto con tu palabra". Si tiene los valores necesarios, ¿por qué no puede ocupar el rol?
En el medio de los preparativos también se ve a la niña Lyanna Mormont asegurando a su primo Jorah Mormont que va a pelear, a pesar de su juventud y, de nuevo, de ser mujer, otra reafirmación de esa postura. La niña, que no aparece en los libros en los que se basa la serie, se ha convertido en uno de los personajes secundarios más adorados gracias a estos gestos.
En otro sentido, lo vivido por Arya Stark en este capítulo también refleja esa postura de cambios en el mundo de la ficción, que reflejan algunas luchas del mundo real. Arya se viste con ropas masculinas y es una asesina profesional, pero eso no es obstáculo para tomar la iniciativa, encarar a Gendry y perder su virginidad con él. En una serie que ha tenido escenas de desnudos en abundancia, y en el que las mujeres han sido violadas repetidamente, fue un cambio notorio.
En la guerra, en el amor, y en la política: porque Daenerys Targaryen y Sansa Stark, dos mujeres que comandan pueblos y ejércitos, se reunieron para enderezar una relación que empezó torcida. Y aunque empezaron hablando de un hombre (Jon Snow), luego derivaron a una charla política, sobre el mando, que no terminó bien, pero ilustró que lo que en las primeras temporadas eran charlas entre hombres veteranos y barbudos, ahora lo pueden hablar sin ningún problema dos mujeres, que en un tono muy falso y político, en sus gestos y sus dichos, muestran cuánto han crecido y aprendido.
Sí, la serie se está tomando la molestia de buscarle una pareja a todo el mundo, y Daenerys muestra que su obsesión con el trono de hierro es peligrosa, pero Poniente ha cambiado. Lástima que pueda estar al borde de su final.