Fanáticos de la tecnología, defensores de su tiempo y seguros de sus decisiones. Así es la llamada Generación Y, jóvenes profesionales que hoy no superan los 35 años, y que están llegando a cambiar, con ideas frescas, revolucionarias y nuevas perspectivas, la forma de hacer negocios.
Reclaman un ambiente laboral más atractivo e informal, nuevas tecnologías, mayor flexibilidad horaria, retribuciones basadas en objetivos y no en horas trabajadas, y menos jerarquía en la organización empresarial. Así es la llamada Generación Y, aquellos jóvenes profesionales que hoy no superan los 35 años de edad, y que fueron formados en contextos de participación igualitaria y una alta valoración de sus preferencias.
Fanáticos de la tecnología, consumistas y pragmáticos, seguros de sus decisiones y defensores de su valioso tiempo, la Generación Y busca constantemente la forma de dividir su vida de manera integral, organizando el trabajo, pero también distintas actividades que no resten mérito a las responsabilidades asumidas. Así por ejemplo, un miembro de esta generación difícilmente permitirá que sus labores profesionales invadan las horas que tiene destinadas al ocio o al descanso, a la familia y a los amigos.
Los ejecutivos de hoy distan mucho de aquellos empresarios veteranos, que dirigían sus negocios a la antigua usanza: reuniones y comidas eternas, llamadas telefónicas como única forma de contacto con el extranjero, envío y recepción de fax, secretaria para mecanografiar. Hoy, sin que hayan desaparecido todos estos métodos, la nueva generación aporta una multitud de conocimientos tecnológicos y digitales, que permiten resolver más rápidamente cualquier demanda organizacional. Además, cuentan con ventajas como la habilidad para rastrear información a través de Internet, de comunicarla ágil y eficientemente por el mismo medio o a través de las redes de telefonía celular, y con la perspectiva de un mundo permanentemente conectado.
Es esto, quizá, lo que más ha llamado la atención de las compañías, que -hoy en día- están apostando fuertemente por contratar ejecutivos recién egresados, con ideas frescas, revolucionarias y con nuevas perspectivas para hacer negocios. Poco a poco, la Generación Y ha comenzado a desplazar a la antigua Generación X, incorporando metas y objetivos que, incluso, llegan a competir con las viejas prácticas empresariales.
“La Generación Y no tolera las reuniones sin sentido, donde nadie decide nada, o los jefes que imponen reuniones a las 18:00 horas, cuando ellos tienen el bolso listo para ir a jugar al fútbol”, explica la argentina Paula Molinari, directora de la consultora Whalecom, según cita el sitio MateriaBiz. “En diez años, estos jóvenes ocuparán las posiciones de management de las empresas, modificando radicalmente la forma de hacer las cosas. Dejará de importar el tiempo de permanencia en la oficina. Lo importante será el cumplimiento de los objetivos”, agrega.
María Elizabeth Arteaga, coordinadora de proyectos y promociones de Espae-Espol de Ecuador, explica que "un empresario de la Generación Y puede llevar su oficina en el BlackBerry o Iphone, conectarse desde cualquier parte del mundo para hacer negocios y tener clientes de América, Europa o Asia sin ningún inconveniente".
Otra de las características más importantes de estos nuevos profesionales, es el hecho de entender los fenómenos inherentes a las redes sociales para aplicarlos a nivel empresarial, como son los efectos de los líderes de opinión en las redes sociales, el efecto cardumen y las guerras o flamas entre usuarios. Estos comportamientos representan otros equivalentes en el mundo real, pero que se reproducen a gran escala y en tiempos muy cortos, lo cual permite lata diseminación de mensajes de manera mucho más rápida.
Herramientas versus experiencia. Pero si bien la Generación Y cuenta con variadas herramientas que le permiten tomar ciertas ventajas sobre los profesionales más antiguos, lo cierto es que algunos expertos, discrepan en la real experiencia que estos jóvenes puedan tener en la dirección de la empresas.
“La Generación Y cuenta con ciertas habilidades que permitirían un manejo ágil de comunicaciones y, eventualmente, mercadeo dirigido, pero esto no implica que cuenten con el criterio para tomar decisiones en entornos complejos, la asertividad para dirigir a un grupo de personas o el foco indispensable para plantear rumbos a la organización”, dice Jorge Llaguno Sañudo, académico del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (Ipade).
El experto agrega, que si bien algunas de estas cualidades pueden presentarse -aunque de forma incipiente- en miembros de esta generación, “la mayor parte de la gente, incluidos los miembros de la Y, requiere de años de experiencia y aplicación de decisiones personales para ir forjando su criterio, sus perspectivas y entendiendo las mecánicas de los grupos en las empresas”.
Actualmente, el debate radica en si la Generación X debe capacitar a los nuevos ejecutivos en la labor empresarial. Y por otro lado, si es preciso que la Generación Y aporte sus conocimientos a los más antiguos en el uso de nuevas tecnologías.
Llaguno comparte esta idea, al sostener que “en el seno de las organizaciones, habrá que ofrecer capacitación en lo que es propio de la empresa. Las prácticas, políticas y manejo de recursos, así como el coaching y el mentoring, son las distintas vías para que las generaciones precedentes vayan preparando a las subsecuentes”. Sin embargo, enfatiza que aunque los ejecutivos jóvenes conocen las herramientas y su uso, su concepción de las mismas es anecdótico y aún falta que entiendan los fenómenos, costos y beneficios asociados, para que puedan transmitirlas a las generaciones precedentes.
“Esto último es probable que comience a ocurrir ahora que los más jóvenes vayan adquiriendo niveles de responsabilidad mayores en las organizaciones tradicionales y sean capaces de inteligir cómo aprovechar las herramientas más allá de la promoción comercial o la coordinación de comunicaciones”, dice.
Arteaga, por su parte, aclara que lo importante es que ambas generaciones cuenten con la habilidad para trabajar en equipos interdisciplinarios, y con concepciones diferentes para lograr los objetivos planteados.
Finalmente, los expertos enfatizan que quienes han sabido construir plataformas exitosas, deberán también aprovechar las herramientas de comunicación para agilizar y hacer más eficiente el la labor de grupos colaborativos pequeños, con mayor libertad creativa, una gran flexibilidad, y un alto compromiso con el objetivo. Pero antes, será necesario que todo el equipo madure en consonancia con la organización, y genere los lazos básicos de confianza y reciprocidad.