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Ghemawat: Globalización, menos de lo que nos hicieron creer
Sábado, Noviembre 26, 2011 - 18:01

Pankaj Ghemawat, el profesor más joven de la Harvard Business School, nos habla de cómo la globalización ha alcanzado un nivel mucho menor del que la imagen popular hace creer. Este experto en Estrategia Global, y docente también en IESE Business School, advierte que nadie mira el 90% de las escuelas de negocios que ningún ránking considera.

En su visita a Chile, Pankaj Ghemawat se entrevistó con AméricaEconomía, con el propósito de compartir su visión sobre -según él- una globalización más mítica que real. Con datos en la mano, este profesor de origen indio, y nominado en 1991 como el titular más joven que haya tenido la Harvard Business School, argumenta el por qué aún estamos en etapas que considerábamos pretéritas.

En su libro World 3.0: Prosperidad Global y cómo alcanzarla, usted rebate las nociones que Thomas Friedman expuso en su volumen The World is Flat. Especialmente aquellas relacionadas con la escala y alcance del proceso globalizador. ¿Podría explicar las diferencias entre ambos argumentos?

Thomas Friedman maneja conceptos como los de “las fronteras no importan”, y “el mundo está completamente integrado”. Yo no pretendo exactamente rebatir a Friedman sino canalizar los resultados de investigaciones realizadas sobre economía internacional. Y es interesante cómo los académicos, cuando escuchan mi argumento, tienden a no polemizar. De hecho, algunos de mis colegas, particularmente los de Harvard, me han cuestionado: “¿por qué perder mi tiempo en este libro que no nos enseña nada nuevo?” En el mundo de la academia, ya sabemos que el gran misterio sin solución todavía es por qué los niveles de integración siguen siendo tan limitados, si se esperaba haber alcanzado a estas alturas una integración total. 

A mi entender, este es un buen ejemplo de una situación en la cual lo que conocemos sobre un fenómeno, de alguna forma queda enteramente fuera de la discusión en los medios masivos. En cambio, la discusión se ha conducido a partir de una híper exageración sin fundamentos sólidos. En mi libro presento un conjunto simplificado de datos -ya he publicado ensayos académicos con datos y técnicas más sofisticados- que se concentran en el comportamiento de ciertas variables dentro de los países y entre los países. 

Por ejemplo, si se suman los minutos invertidos en llamadas telefónicas internacionales, la cifra resultante sugiere un grado de integración muy limitado. Por tanto me parece sorprendente cómo se propaga esta idea de la muerte del Estado-Nación, o de que las fronteras no importan, a pesar de que los estudios en la economía internacional muestran lo contrario.

Sin embargo, se repite que si se encuentran Nokias en Chile y Nikes en Mali... entonces vivimos la Globalización...

Esa es una de las falacias, en parte por cómo nos afecta lo vívido de esas experiencias. Estamos tan acostumbrados a un mundo local, que cuando presenciamos una de estas escenas de penetración de otros mundos en nuestras fronteras, como encontrar Nokias o Nikes en Chile, decimos: “¿Ves?, ¡la Globalización!”. Sin dudas, creo que estas interacciones internacionales son importantes o no sería profesor de Estrategia Global, pero me rebelo contra la idea infundada de que esta globalización está cercana a ser completa. Como tesis la veo empíricamente no realista y de una lógica incoherente. 

Si viviéramos en un mundo plenamente integrado, no veríamos las grandes diferencias que hay entre el ingreso per cápita de distintas regiones. Para mí es un misterio cómo la gente cree estas cosas si los gobiernos son actores clave. Por ejemplo, ahora toma más tiempo atravesar un aeropuerto que hace años. Quizás se debe a alguna cuestión psicológica muy profunda en la mente de las personas que las hace ver la imagen de un mundo uniforme, a pesar de que ningún tipo de dato lo confirma.

¿Qué papel desempeñan los países BRIC desde su perspectiva?

Al respecto, uno de los ejercicios en los que participo ahora es la organización de un ránking de interconexión global. Y si fuera real que el mundo es plano, entonces no habrían variaciones. Una de las cosas que sobresale en el ránking es que los grandes mercados, como los de los BRICs, tienden a estar menos integrados en la economía mundial que los de pequeñas naciones-estado como Malta o Luxemburgo.

Pero se repite por todas partes que Brasil crece, todos quieren irse a allá a invertir, Brasil gana relevancia internacional, va a ser sede de las Olimpiadas y la Copa Mundial de Fútbol. ¿No contradice todo esto sus argumentos?

El problema de la Globalización es que cada uno de nosotros ha tenido ese tipo de experiencias de integración y también hemos oído persistentemente ideas como esa. Por eso nos sentimos calificados para defender la imagen de un Brasil globalizado sin necesidad de buscar confirmación en datos científicos. Pero cuando veo los resultados de las investigaciones, como estas que han servido para elaborar un ránking general de interconexión global, Brasil ocupa el lugar 68 entre 125 países. Es la mitad inferior. 

Y si llega tan alto es porque para elaborar este ránking nos fijamos no sólo en la intensidad de la internacionalización, sino en el alcance de esta. O sea, se tomaron en cuenta diferentes tipos de flujos, de comercio y capitales, pero también de gente -turistas, estudiantes internacionales, inmigrantes-, de flujos de información en términos de ancho de banda de internet, llamadas telefónicas e intercambio de publicaciones científicas. Si hubiéramos visto solo el comercio, Brasil hubiera terminado mucho más abajo.

¿Qué lugar ocupa Brasil en un ránking específico de comercio? ¿Y cuál es su posición respecto a India, China y Rusia?

En este caso, Brasil ocupa el lugar 115 entre los 125 países de la muestra. Y lo que lo impulsa un poco arriba es que sus exportaciones de mercaderías son a nivel mundial. 

India llega más alto, al escalón 110. China todavía más, al 104. Ahora, Rusia se destaca, llega al sitio 80 por la importancia y alcance de sus exportaciones petroleras. Con todo, queda apenas en el tercio inferior. 

Y es interesante ver mientras busco en los ránkings cómo las intuiciones populares se equivocan y mi argumento encuentra mayor base. Los datos explican a qué se debe este entusiasmo reciente por Brasil. Se debe a que luego de décadas de sostener un déficit comercial, ahora está logrando un superávit comercial. Por eso miran a Brasil como un poder exportador, pero ciertamente si comparamos la envergadura de su economía, de sus niveles de PIB, entonces vemos que se trata aún de una historia doméstica en esencia, como son todos los BRICs. 

En cambio, los países que figuran en las primeras posiciones son Hong Kong -si es considerado como país- y seguidamente Singapur. Y el motivo es en parte debido a que estos países ganan crédito por todo lo que re-exportan. 

Otra característica común entre los BRICs es la falta de integración interna. Cuando vemos un mapa, los países aparecen de un solo color. Eso crea una falsa imagen de perfecta armonía. Por el contrario, los BRICs son países de territorios muy grandes, con infraestructuras relativamente pobres y un sinnúmero de barreras internas. El desafío entonces no es ganar en integración externa sino en integración interna

El caso de China resalta por problemático. Su nivel de integración en la economía global ha aumentado mientras ha decrecido su integración interna. Una gran preocupación del gobierno chino es que el país se desgarra. Las regiones costeras se integran progresivamente a la comunidad internacional, pero el interior queda rezagado. Algunas municipalidades de la China profunda están siendo directamente administradas desde Beijing, a raíz de una política consciente de eliminar barreras internas y promover el desarrollo en el interior. En Brasil al menos ambas variables apuntan al crecimiento. Y de la India carecemos de información. 

En todos los BRICs se revelan grandes variaciones culturales, políticas, y económicas a lo largo del territorio. Es evidente si comparamos Sao Paulo con el Nordeste brasileño. Hasta las leyes se interpretan distinto. Y al menos hablan la misma lengua, en la India tenemos más de 20 idiomas. 

El antiguo director de Suzuki me dijo una vez, molesto con el mal funcionamiento de la cadena de suministros en la India, que “India necesitaba no un acuerdo de libre comercio externo, sino un acuerdo de libre comercio interno”.

Usted propone en el libro un conjunto de estrategias de administración: adaptación; agregación y de arbitraje. ¿Podría describirlas?

Mi argumento de partida fue que la diferencia entre los países sigue importando, pero si lo hubiera dejado ahí no sería de útil para emprendedores y hombres de negocios. Entonces en la siguiente parte de mi libro desarrollé el componente instrumental, que pretende ofrecer maneras de lidiar con las diferencias

Adaptación es una estrategia de ajuste. Agregación se basa en la idea de que puede funcionar agrupar elementos similares, y así superar las diferencias. Es el tipo de estrategia que muchas multinacionales han aplicado en sus operaciones regionales. Es cierto que en una comparación país por país resaltan sus diferencias, pero también se pueden hallar denominadores comunes. Sin dudas, estos se encuentran en América Latina. 

Finalmente, la idea del arbitraje. Chile con sus exportaciones constituye un buen ejemplo de cómo a veces las diferencias no son únicamente un obstáculo a ser superado sino una fuente de creación de valor. Chile tiene más cobre que cualquier otra parte del mundo. Y la estrategia chilena de exportación tiene que ver con esta cualidad de exclusividad: ser árbitros. 

Las dimensiones CAGE -cultural, administrativa, geográfica y económica- se presentan en su volumen como cuatro elementos que todo negocio debe considerar antes de expandirse. ¿Qué debería cambiar en la mente de un manager latinoamericano, qué habría de deconstruir, para ser capaz de medir adecuadamente esas variables?

Esto no aplica sólo a los managers latinoamericanos, sino a los de la mayoría de los países. 

Ahora existe un enorme interés en los mercados chino e indio. Muchas compañías consideran en irse allá y muchos han pedido mi valoración. Yo les pregunto: ¿por qué quieres irte allá? La respuesta de muchos es que en China e India hay muchos chinos e indios. Entonces mi réplica es que esa no es exactamente un “proprietary insight”, y que piense más seriamente sobre los elementos que distinguen a China e India de su propio país y se asegure de tener estrategias para lidiar con esas diferencias

En la literatura dedicada a la negociación internacional, específicamente la enfocada al proceso de inversión extranjera directa, es un acuerdo extendido que al invertir fuera por primera vez, tiene sentido hacerlo en países relativamente similares al de origen. 

Aunque depende de qué negocio se trata, si llevas un negocio indio de software no vas a ir a Pakistán primero. Pero una vez asumido este punto, la siguiente opción es lógicamente el mercado norteamericano, donde el ingreso es alto y se habla el mismo idioma

La evidencia más obvia es que el 60% de las compañías estadounidenses con una sola operación en el extranjero, la tienen en Canadá. Comparten el idioma, el pasado colonial y por tanto el sistema legal es muy similar, tienen un Tratado del Libre Comercio (NAFTA) que funciona como otro adhesivo administrativo, geográficamente el 90% de los canadienses viven a no más de 250km de la frontera con los Estados Unidos, y económicamente los niveles de ingreso per cápita son similares, lo cual evita pensar en abaratar precios. 

De manera semejante, las compañías portuguesas suelen irse primero a España. Si acaso, una variación es que muchas compañías españolas han tenido su gran experiencia internacional en América Latina. Pero entonces influyen un conjunto de factores culturales y administrativos. De nuevo, el mismo idioma y la relación colonizador-colonizado. Aunque en este caso fue también cuestión de oportunidad. Estas compañías invirtieron en acá en el momento cuando América Latina se estaba privatizando.

¿Pero cómo se explicaría desde su perspectiva el caso de la boliviana Brightstar y su éxito en África Subsahariana? 

Siempre existen excepciones. Probablemente, Bolivia no es particularmente un mercado muy desarrollado. Y sospecho, no porque lo sepa de seguro, que Bolivia debe ser un mercado algo caótico. Esa experiencia es sin dudas un conocimiento invaluable y una preparación importante para competir en un mercado subsahariano.

Un crítico expresó que el punto más importante en su libro es la explicación de los peligros que las diferencias entre países implican para las inversiones en el exterior. ¿Cuáles son esos peligros? 

En los negocios internacionales el error más viejo, y eso no lo dije yo sino es conocimiento establecido, es creer que, fundamentalmente en materia de inversión extranjera directa, una estrategia que fue exitosa en el mercado doméstico va a resultar igual de efectiva cuando se emplee en otro escenario: “el mercado nuestro es difícil, si funcionó acá funcionará donde sea”. Pero los mensajes publicitarios son mal recibidos o interpretados, y los productos no satisfacen el gusto local. Y la tendencia general indica que el grueso de las compañías suelen adaptarse muy poco la primera vez que invierten en el exterior.

Un segundo error surge por condiciones menos visibles, que pasan inadvertidas incluso a compañías más avisadas. Y tiene que ver con las diferencias administrativas y culturales

Sobre este tema yo enseño un caso relacionado a una empresa chilena, Endesa. Cuando esta pensó expandirse a Perú, notó que el sistema regulatorio peruano parecía copiado literalmente del chileno. Pero, para crédito de Endesa, sus líderes tuvieron en cuenta que Perú podría no ser un país tan estable. Y la estabilidad es imprescindible para negocios de energía y electricidad, porque se invierten cantidades importantes para recuperarlas durante los siguientes 20, 30 y 40 años. Estaba el tema de aquella guerra tras la cual Perú perdió parte de su territorio, y una serie de cuestiones político-administrativas que influirían a pesar de que la estructura del sistema regulatorio era la misma. Pues Endesa pensó muy cuidadosamente cómo crear una imagen peruana de su compañía.

Un colega suyo, Sumantra Ghoshal, acuñó la noción de que “La más importante fuente de progreso de un país es la calidad de su management”. ¿Qué piensa sobre una idea como ésta?

Creo que el management es importante, pero también lo son las instituciones nacionales. Pero sí estoy convencido de lo crucial del management especialmente si lo definimos en un sentido más amplio, incluyendo organizaciones públicas y privadas. 

¿Cómo se produce si no el crecimiento de la productividad? ¿Cómo se crea el valor económico? No sucede por generación espontánea. Las instituciones son las que definen la estructura, las regulaciones, pero si hablamos de quiénes son responsables de producir valor y riqueza, entonces hablamos de las organizaciones

Tampoco diría que el management es EL factor, porque tengo un modo más multidimensional de ver el mundo. Pero sí me tomo seriamente que en muchos países la capacidad gerencial y administrativa es un recurso crítico y escaso que realmente tiene que ser construido. 

Si miramos dentro de la OECD, donde Chile ha ingresado, a países con un ingreso medio en algunos aspectos, como India y China, hay menos de una escuela de negocios por millón de habitantes. Sin embargo, cifras de Estados Unidos muestran que hay cinco escuelas de negocios por millón de habitantes. Entonces resulta que ellos tienen mucha gente entrenada o con experiencia en cómo administrar organizaciones, lo cual es crítico si se piensa que las organizaciones son la mano que crea el valor

Sí pienso que hay un vacío de talento gerencial en el mundo, y la situación es peor en el África Subsahariana. Allá las escuelas faltan, sólo se puede aprender por ensayo y error. 

Alrededor del mundo hay unas 15.000 instituciones que otorgan titulaciones en negocios. Los ránkings se enfocan en las primeras cien, o mil. Eso es cuanto más un 7%. Me preocupa qué sucede con el 93% restante. 

¿Cómo mejoramos lo que se enseña en esas escuelas? Esas escuelas no van a poder sufragar costosas publicaciones actualizadas o viajes al extranjero para sus alumnos. Pero sus estudiantes necesitan aprender. Una de las cosas que decidí hacer al respecto es poner en la web, gratis, mis artículos y materiales del curso de globalización que imparto. Y esa es mi pequeña iniciativa social.

Autores

Jennifer P. Roig