La Gerente General de la Fundación Cardioinfantil (FCI) de Colombia explica cómo funciona el servicio de turismo médico del hospital y quienes son sus principales pacientes.
El fenómeno del turismo médico sigue ampliándose a nivel mundial y en Latinoamérica con destinos importantes como el caso de México.
Otros países de la región que se han especializado en esto son República Dominicana, Costa Rica o Colombia. En este último país se trabaja fuerte para mejorar este tipo de servicios. Ese es el caso de la Fundación Cardioinfantil (FCI) en Bogotá, que hace años se enfoca en el turismo médico.
Gloria Molina, Gerente General de la institución entrega más detalles sobre los servicios que entregan a los pacientes internacionales y los avances en esta materia.
- ¿Cuántos extranjeros atienden normalmente?
- Creemos que estamos atendiendo entre 800 y 1.000 pacientes por año. Nosotros le agregamos mucho más valor a estos pacientes internacionales, dentro de todas sus necesidades, porque la necesidad de un paciente internacional es diferente a la de un paciente de fuera de Bogotá o de la misma ciudad. La internacionalización misma de la clínica que va un poquito más allá, ya contempla además la formación permanente de recurso humano. Contamos siempre con médicos, enfermeras y demás, en formación que vienen de Centroamérica y Sudamérica.
- ¿De dónde son y qué condición económica tienen estos pacientes foráneos?
- Básicamente de Centroamérica... yo diría Panamá, Nicaragua, algunos de Guatemala, de las islas del Caribe, Surinam, Ecuador y Perú. El paciente que llega a la Fundación de fuera del país tiene una condición clínica extrema. Por eso, nuestra gran puerta de entrada es urgencias y estos pacientes entran y llegan en ambulancia aérea medicalizada. Sin embargo, no nos gusta hablar tanto de turismo médico, puesto que el paciente casi no está decidiendo, porque su condición clínica y económica no se lo permite. Los pacientes con un alto poder adquisitivo no son los que llegan acá. Ellos provienen más de la seguridad social de estos países, que tienen acuerdos con gobiernos y entidades del Estado.
- ¿El costo de bolsillo para este tipo de paciente es bajo?
- Es prácticamente nulo, porque la gran mayoría de los territorios que contemplan dentro de sus planes de seguridad social el mandar enfermos al extranjero, normalmente los envían, porque no tienen la capacidad de atenderlos. En el caso nuestro, por ejemplo, en la cirugía cardiovascular pediátrica, hay muchos países que no cuentan ni siquiera con un cirujano cardiovascular pediátrico. Entonces, el seguro social o los ministerios de Salud tienen dentro de sus presupuestos, trasladar pacientes al exterior. Éstos normalmente van con un familiar al que también le pagan los gastos y le dan todos los costos asociados a sus viajes, como viáticos para que el familiar puede tener comida, hotel, transporte, etc.
- ¿Cómo los ha afectado la crisis de Venezuela?
- Muchísimo y yo creo q a todos los hospitales en Colombia. Seguramente a otros países también, ya que es bastante fuerte y dramático el caso de los niños que están naciendo con cardiopatía congénita. Las mamás llegan a Bogotá, habiendo nacido el bebé de alguna manera en Venezuela en la frontera, a urgencia y obviamente hay que atenderlo. Los niños con cardiopatía se pueden recuperar, depende de lo que tenga obviamente, pero la gran mayoría de las condiciones son hoy tratables.
- ¿Se les hace difícil la adaptación a los pacientes extranjeros?
- Hay que entender que ese paciente que sale de su país sale completamente vulnerable y muerto del susto. El piensa que lo van a operar en un país al que seguramente nunca ha ido, y posiblemente sea la primera vez que sale. Es probable que vaya también con un familiar que tampoco ha viajado. Tenemos muchos pacientes que viajan por primera vez en avión y ni siquiera habían sacado pasaporte. Llegan a Bogotá que es una ciudad con un clima difícil, frío, muchas veces y la gran mayoría vienen de naciones muy calientes.
- ¿Y cómo los ayudan a integrarse mejor cuando arriban a Colombia?
- La atención integral es pensar inclusive en las necesidades no clínicas que tiene el paciente. Por ejemplo, cuando llega, si no tiene como abrigarse, buscamos resolverle eso, o entender que sus necesidades de alimentación, cultura o religión son diferentes. Por ejemplo, los pacientes que vienen de Surinam, tienen una alimentación completamente diferente a la colombiana. Obviamente, no vamos a ser capaces de hacerlo perfecto, pero tratamos de hacerles la vida más amable, cariñosa, de que se sientan lo más posible como en su casa, para reducirles todas las condiciones de estrés asociadas al evento clínico. En ese sentido, que esa atención integral incluya sus necesidades clínicas, sociales, emocionales e inclusive las espirituales. Así, por ejemplo, se les arma un menú, se le intenta dar sus comidas en sus horarios... hay personas que necesitan un rabino, pastor, y tratamos de conseguirselos, entre otras muchas cosas.
- ¿Cómo se cuidan de no recibir pacientes con enfermedades que Uds tienen erradicadas o controladas?
- Antes de que vengan, si sabemos que es de un país con alguna condición endémica evidente, se les pide todas las vacunas y se hacen algunas verificaciones médicas antes de llegar y si hace falta refuerzo se les pide, pero no pasa con mucha frecuencia.