El primer ministro, David Cameron, manfiestó que es hora de que el país deje de esconder los problemas "bajo la alfombra".
Xinhua. Una revolución en la forma en que los británicos reciben ayuda por sus problemas de salud mental. Eso es lo que propuso el primer ministro de Gran Bretaña, David Cameron, al anunciar un ambicioso programa de inversión para la atención de personas que sufren este tipo de enfermedades.
El costo total del programa es cercano a los US$ 1.500 millones y se enfocará en proveer de cuidado de especialistas a las madres antes y después del parto, así como a adolescentes con desórdenes alimenticios y personas que sufren de episodios de sicosis. Adicionalmente, unos US$ 364 millones se gastarán en entregar salud mental en departamentos de emergencia, y casi US$ 600 millones en proveer servicio 24/7 en recintos comunitarios.
Un vocero del Departamento de Salud británico dijo que "cuando se espera que una de cada cuatro personas desarrolle alguna forma de depresión o ansiedad este año y el suicidio es la causa más común de muerte entre hombres menores de 50, el primer ministro dice que es momento de dejar de esconder los problemas de salud mental bajo la alfombra y tener una discusión franca y abierta sobre cómo podemos solucionarlos".
Cameron manifestó que "la enfermedad mental no es contagiosa y no hay nada de qué asustarse. Necesitamos eliminar la vergüenza y que la gente sepa que no están solos. Que cuando las nubes aparecen, no tienen que sufrir en silencio".
El CEO de MIND, fundación de ayuda en salud mental, dijo que "este es un momento significativo para la salud mental y nos complace ver al primer ministro dándole la atención que requiere. Estos problemas pueden afectar a cualquier persona, desde madres preparándose para recibir a su primogénito hasta personas mayores con riesgo de aislamiento".
En tanto, el director ejeutivo del Servicio Nacional de Salud de Inglaterra dijo que "mejorar la salud mental ha aparecido en nuestra lista nacional de pendientes y con razón".