En este período los productos sanguíneos suministrados al Servicio Nacional de Salud estatal estaban contaminados con virus como el VIH o la hepatitis C e infectaron a miles de personas con hemofilia y otros trastornos hemorrágicos.
Gran Bretaña llevará a cabo una investigación pública sobre la sangre contaminada suministrada a los pacientes en el Servicio Nacional de Salud estatal (NHS, por sus siglas en inglés), que mató a por lo menos 2.400 personas, señaló el martes el gobierno.
Durante los años 70 y 80, los productos sanguíneos suministrados al NHS estaban contaminados con virus como el VIH o la hepatitis C e infectaron a miles de personas con hemofilia y otros trastornos hemorrágicos.
El ministro de Salud, Philip Dunne, dijo que muchos documentos estaban a disposición del público, lo que proporcionaba una visión general de los acontecimientos y las decisiones tomadas en ese momento.
"Sin embargo, reconozco que para aquellos afectados estos pasos no van lo suficientemente lejos como para proporcionar las respuestas para llegar a la verdad de lo que pasó", dijo al Parlamento.
"A la luz de estas preocupaciones y un informe de nuevas pruebas y acusaciones de potencial criminalidad, creemos que es importante entender el alcance de lo que se reclama y las cuestiones más amplias que surgen".
Se consultará a las familias de las víctimas para decidir qué forma adoptará la investigación.
Un informe de legisladores en 2015 dijo que el Departamento de Salud estimó que más de 30.000 personas podrían haber sido infectadas con hepatitis C entre 1970 y 1991, cuando Gran Bretaña importó algunos productos de sangre de los Estados Unidos, pero sólo 6.000 habían sido identificados.
Otros 1.500 fueron infectados con VIH entre 1978 y 1985.
La investigación se produce después de que los líderes de todos los principales partidos políticos de Gran Bretaña, excepto los gobernantes conservadores, escribieron una carta conjunta a la primera ministra británica, Theresa May, pidiendo una investigación sobre el tema.
"Durante décadas las personas con trastornos hemorrágicos y sus familias han buscado la verdad", dijo Liz Carroll, directora ejecutiva de la Sociedad de Hemofilia.
"En su lugar, el gobierno les dijo que no se cometían errores mientras se negaba repetidamente a reconocer evidencias de negligencia y una subsiguiente encubrimiento, y finalmente tendrían la oportunidad de ver la justicia".