"Rebelde, Jedi, Princesa, Reina: Star Wars y el poder del disfraz" es fruto de casi una década de trabajo y muestra por primera una colección de sesenta trajes, entre los que destacan el bikini de Leia, el pelo de Chewbacca o la imponente figura de Darth Vader.
Durante los próximos años una de las mayores exposiciones sobre Star Wars rodará por las principales ciudades de Estados Unidos.
Su primera parada es el museo EMP en la grunge Seattle hasta el 4 de octubr y uno de sus mayores sabores es que por primera vez reúne casi sesenta vestimentas originales de toda la saga, que hace las verdaderas delicias de los seguidores de la película.
Y no es para menos. El bikini de la princesa Leia en "Return of the Jedi", las ropas originales de Obi-Wan Kenobi en "Star Wars: A new hope", el majestuoso vestido de la reina Amidala en "The Phantom Menace", los inseparables robots C-3PO y R2-D2, el disfraz de auténtico pelo de yak del entrañable Chewbacca y la imponente figura de Darth Vader son sólo algunas de las ricas piezas que pueden verse en la producida exhibición.
Bajo el nombre "Rebelde, Jedi, Princesa, Reina: Star Wars y el poder del disfraz", la muestra es fruto del trabajo de casi una década. Hay casos de ropas que nunca se habían mostrado al público, como el vestido de boda de Padmé Amidala.
Los encargados han señalado en los medios que una de las cosas que puede notarse en la comparación de todos los trajes es que el diseño varía entre las tres películas que se conocieron primero y las tres posteriores que son las precuelas.
Claramente en las tres primeras había menos presupuesto y las fuerzas estaban más básicamente presentadas: fuerzas del imperio persiguen a los rebeldes. Los primeros muy militarizados, con rasgos de aromas fascistas o nazistas, mientras que los segundos con ropas muy sencillas.
La diferencia es notoria con las precuelas. Hay mayor presupuesto y la república se encuentra en su mejor momento, por lo que la ocasión es propicia para que las civilizaciones puedan recurrir a sus mejores ropajes.
Además de la evidente curiosidad que genera la exposición, es muy notable apreciar cómo los diseños de vestuario dan cuenta de variadas referencias e influencias, colaborando en la descripción de las personalidades y formas de actuar de los personajes.
Para Jacob McMurray, el curador de la muestra, el asunto es claro: "Star Wars toma un poco de cada cultura del mundo y de la historia para crear su propio universo".
No por nada la muestra se despliega en dos grandes plantas completas, en la que maniquíes reemplazan los cuerpos de los actores, permitiendo que la imaginación d ecada visitante pueda volar lo máximo posible.
La exhibición cuenta con dos plantas enteras llenas de disfraces que reposan sobre maniquíes impersonales, y en ningún momento se reproduce el físico de los actores para que "lo que destaque sea exclusivamente el disfraz".
Un punto alto se guardapara la última etapa del recorrido: el Darth Vader original de Revenge Of The Sith, el que se muestra en una sala exclusiva. Si bien se mantiene una línea común e toda la saga, el traje guarda cambios en cada etapa.
De todas fromas, cada fanático hace su propia historia y es capaz de completar las imágenes de los trajes en movimiento con esos poderosos retazos de memoria con los que se sigue la intensa saga.