De alguna manera el hecho de "obligar a nuestro cerebro a una atención constante para diferenciar entre un idioma u otro tiene beneficios a largo plazo", explicó el profesor Thomas Bak, del Centro de Envejecimiento y Epidemiología Cognitivos de la Universidad de Edimburgo, en Escocia, y autor de la investigación.
Un estudio demuestra que el bilingüismo, incluso cuando se practica en la edad adulta, puede beneficiar al cerebro durante el envejecimiento.
De alguna manera el hecho de "obligar a nuestro cerebro a una atención constante para diferenciar entre un idioma u otro tiene beneficios a largo plazo", explicó el profesor Thomas Bak, del Centro de Envejecimiento y Epidemiología Cognitivos de la Universidad de Edimburgo, en Escocia, y autor de la investigación publicada en Annals of Neurology.
En esta se llega a la conclusión de que las personas que hablan dos o más idiomas, incluso aquellos que adquirieron la segunda lengua en la edad adulta, pueden retrasar el deterioro cognitivo cuando envejecen.
Según Bak, los efectos del multilingüismo son similares a los del bilingüismo. "Se produce lo que se llama un efecto techo", afirmó.
El hecho de hablar una segunda lengua supone aprender unos sonidos, un vocabulario o una semántica diferente, "lo que ya por sí mismo es beneficioso para el cerebro, aunque únicamente aprendamos uno".
Bak explicó que han puesto en marcha un estudio para determinar si aprender un idioma más complejo —como árabe o chino— tiene más beneficios.
El aprendizaje de dos lenguas a la vez no representa ningún tipo de contaminación lingüística ni retraso en el aprendizaje.
Los expertos coinciden al afirmar que es mucho mejor el aprendizaje precoz, es decir, hablar a los niños ambos idiomas desde su nacimiento, pues permite el dominio completo de ambas lenguas, al contrario de lo que sucede si se enseña la segunda lengua a partir de los tres años de edad.