Cuando se inició el primer MBA en el Perú hacer una maestría era un lujo para unos pocos y la oferta se reducía a una única escuela de negocios y una opción a tiempo completo. Actualmente se han multiplicado las preguntas, y la cuestión no es si hacer o no una maestría sino de qué tipo, cómo y dónde. El mapa de las maestrías en el Perú ha cambiado radicalmente y la meta de avanzar profesionalmente se mantiene a lo largo del tiempo, pero ¿cuáles serán las tendencias en los programas de maestrías del país?
Hacer o no hacer una maestría es una pregunta que ha desaparecido de la mente del sector ejecutivo empresarial peruano, que la considera prácticamente una exigencia y que tiene frente a sí en la actualidad un abanico enorme de universidades y programas de maestrías.
La maestría en administración de negocios (MBA) ha sido durante 30 años la maestría líder en el Perú, y aunque mantiene su hegemonía, comparte su espacio desde hace una década con las maestrías especializadas, que lejos de restarles mercado han logrado captar nuevos nichos.
“Las maestrías especializadas no están quitando mercado al MBA, sino que la demanda se ha expandido”, dice Guillermo Quiroga, director del área académica de administración de la UPC, para quien esta maestría sigue siendo el programa premium, pero las especializadas en sectores como construcción, proyectos, tecnología, derecho u operaciones están siendo muy demandadas.
En 2004 la UPC y ESAN crearon sus primeros programas especializados, que cuentan ya con 11 y 12 materias, respectivamente, y que se suman a su oferta de MBA tradicionales. La Universidad del Pacífico se apuntó a la “revolución de la especialización” hace apenas tres años, pero cuenta ya con 11 maestrías.
“Gestión pública y gestión de personas han sido de las maestrías junto con el MBA que más han crecido”, dice Elsa del Castillo, directora de la Escuela de Posgrado de la Universidad del Pacífico. Para Jaime Serida, decano de la Escuela de Posgrado de ESAN, los programas MBA, con 13 modalidades, destacan en demanda. Los tres centros estrenan entre uno y tres nuevos programas cada año, y desarrollan un elaborado proceso de estudio de mercado para captar nuevos intereses.
La modalidad part time parece haber desbancado a la full time y cada vez son menos los centros con programas a tiempo completo. Eso se debe, según Guillermo Quiroga de la UPC, a que “el costo de oportunidad es muy alto”.
“El mercado rara vez te espera dos años”, dice Inés Temple, presidenta ejecutiva de la empresa consultora en outplacement DBM Perú. La experiencia de los ejecutivos que ingresan en las escuelas de posgrado varía según el centro, pero oscila entre los 2 años mínimo, de centros como ESAN hasta los 10 de la Universidad del Pacífico.
También varía la edad promedio del estudiante, entre 30 y 35 años, aunque pueden encontrarse ejecutivos de más de 40 y 50 estudiando maestrías. “Entre los ejecutivos menores de 40 años que aspiran a cargos intermedios los MBA son muy importantes, mientras que en los mayores de 40 la experiencia y los logros son centrales”, asegura Inés Temple, cuya empresa realizó un estudio entre 2006 y 2011, que mostró que los 1.251 ejecutivos que recolocaron el 49% contaba con algún tipo de estudios de posgrado. En cuanto a sexos, el hombre sigue predominando en líneas generales en las escuelas, aunque varía según la especialidad.
En los últimos años también ha variado la procedencia de los ejecutivos, ya que cada vez hay más estudiantes internacionales en las aulas de posgrado. Eso se debe, según Jaime Serida, decano de la Escuela de Posgrado de ESAN, al atractivo que supone la situación del país, en continuo crecimiento.
El profesorado se encuentra también en un proceso de internacionalización. El intercambio de profesores está en auge, así como los convenios de las universidades peruanas con centros de alto nivel en el extranjero, que favorecen este flujo.
Gracias a estos acuerdos en la mayor parte de las escuelas pueden hacerse cursos de doble titulación, que permiten graduarse paralelamente en un centro peruano y otro internacional. Estos cursos se están dando cada vez más, así como la realización de una segunda maestría, que ha obligado a las universidades a facilitar el acceso de unas maestrías a otras
Lo mismo sucede con los programas online, que si bien no han tenido un boom y han sido implementados en todos los centros empiezan a tener su acogida. “Nuestras maestrías online están respondiendo bien, pero este tipo de mercado no es explosivo ni va a serlo”, dice Guillermo Quiroga, de la UPC. Y es que la clase presencial sigue siendo de vital importancia para los alumnos. Desde el punto de vista de las empresas –dice Inés Temple–su valoración depende de dónde se haga esta maestría. No obstante, la tecnología se ha convertido en aliada de las escuelas.
“No creemos que el modelo online vaya a reemplazar al presencial, pero podemos valernos de él para combinar metodología”, dice Elsa del Castillo, de la Universidad del Pacífico. Para Jaime Serida, de ESAN, la tecnología tendrá un impacto muy grande en los distintos programas y va a seguir cambiando la forma como se impartirán. El número de estudiantes que optan por estudiar sus maestrías en el extranjero también se ha incrementado en los últimos años, pero para Guillermo Quiroga, de la UPC, su mercado “es muy pequeño”.
Desde la óptica del empleador este tipo de maestrías son las más valoradas. “Las top 10 del mundo son la cereza de la torta”, dice Inés Temple. Lo mismo opina Fernando Guinea, socio de Amrop Perú, para quien una maestría en una escuela de las mejor rankeadas del mundo da un leverage frente a una maestría local.
La certificación y acreditación internacional de las escuelas es asimismo un actor a tener en cuenta por el sector empresarial, aunque no por el alumnado. “El mercado todavía no entiende lo que significa una escuela de negocios acreditada”, asegura Elsa del Castillo, de la Universidad del Pacífico.
Maestrías in house y alianzas locales
La creación de programas de maestrías para grandes empresas, in house, dice Inés Temple, es una de las nuevas tendencias que se están dando. Se trata de maestrías adaptadas al rubro específico de la empresa que la demanda y que han surgido “porque las empresas se dan cuenta de que el costo de tiempo de sus ejecutivos es muy alto” y que en opinión de Elsa del Castillo hay perspectivas de que aumenten.
Aunque el mapa educativo cuenta con numerosas escuelas de posgrado, el contexto no es tan competitivo como podría pensarse. Y es que según los directores de dichas escuelas cada una se ha enfocado en un nicho de mercado diferente. Tanto es así, que ya se están dando las primeras alianzas entre universidades peruanas, como el convenio firmado por la Universidad del Pacífico y ESAN, que permite invitar a profesores de sus centros.
Para Elsa del Castillo, de la Universidad del Pacífico, la estrategia a seguir en los próximos años es la cooperación entre universidades. Aunque la evolución de la demanda de maestrías está muy vinculada al desarrollo de la economía y los distintos mercados, las perspectivas de los directores de las escuelas de posgrado es que esta siga creciendo. “Un aumento del alumnado de 25%-30% anual todavía es realista”, afirma Elsa del Castillo.
Para seguir en esta línea, los centros continúan sus estudios de mercado para observar nuevas inquietudes e intereses del sector ejecutivo peruano, para quien la cuestión ha dejado de ser hacer o no una maestría