La migración está aumentando a nivel mundial, lo que ha provocado que un número creciente de niños y adolescentes se queden atrás cuando sus padres migran.
A nivel mundial, casi uno de cada siete individuos son migrantes. La mayoría de ellos son migrantes laborales, personas que sale de países de bajos o medianos ingresos para intentar insertarse en economías más pujantes. El problema es que la esperanza de mejores ingresos parece ir aparejada con un alto precio en la salud de sus hijos que se quedan atrás al cuidado de algún familiar.
“Aunque la salud y los derechos de los trabajadores migrantes se reconocen como una prioridad en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, la salud de los hijos de migrantes se ha pasado por alto en gran medida en investigación y política”, apuntaron los autores del estudio más extenso y completo hasta la fecha que evaluó el impacto de la migración de los padres en todas las áreas clave de la salud de niños y adolescentes. Los resultados del grupo en el que participaron científicos de Oxford, Peking University, entre otros centros académicos, fueron publicados en la revista The Lancet.
La principal fuente de información del trabajo provino de estudios en China donde más de un tercio de todos los niños que residen en zonas rurales (61 millones) son abandonados por uno o ambos padres migrantes. En total evaluaron 10.284 estudios relacionados con migrantes pero sólo 111, que abarcaron una población de 264.967 niños, fueron incluidos en el análisis.
Los resultados parecen ser claros y contundentes sobre el precio que pagan los hijos de migrantes. “En comparación con los niños no migrantes, los niños y adolescentes que se quedaron atrás tenían un 52% más de riesgo de depresión, 70% más de suicidio y 85% más de ansiedad”, anotaron los autores.
También encontraron aumentos menores en el riesgo de retraso del crecimiento (12%) y consumo de sustancias psicoactivas(24%).
“Los niños y adolescentes que quedaron atrás no tuvieron mayor riesgo de trastornos de conducta, sobrepeso u obesidad, anemia, lesiones no intencionales, diarrea o abuso”, aclararon.
En contraste con otros reportes menores que insinuaron en el pasado que el fenómeno de migración podría tener efectos positivos para la salud gracias a una mejor situación económcia, este grupo internacional no encontró beneficios generales en ninguno de los resultados evaluados. “No encontramos estudios que investiguen el efecto de la migración forzada, lo que podría explicarse por el hecho de que es poco probable que se deje atrás a los niños en un contexto de conflicto o desastre”, advirtieron.