Un reporte de la revista Business Insider sostuvo que el número de locales en Norteamérica han caído en un 7% entre los años 2012 y 2016, y a esto se suma que las ventas están estancadas.
La cadena de restaurantes Hooters, famosa por el vestuario de sus garzonas, ha ido cerrando progresivamente locales en Estados Unidos. La explicación es que no ha logrado captar el interés del público Millennial (menor de 30 años) y tampoco a clientas mujeres.
Un reporte de la revista Business Insider sostuvo que el número de locales en Norteamérica han caído en un 7% entre los años 2012 y 2016, a esto se suma que las ventas están estancadas.
Por el momento, la compañía se encuentra trabajando una estrategia que permita captar un público entre 25 y 30 años. En 2012 ya habían hecho intentos por expandirse a un nuevo segmento, por medio de nuevos menús y decoración renovada en todos sus locales.
Ese mismo año, el consultor en temas de industria alimenticia para Estados Unidos, Daniel Tristano, había señalado a la revista Time que empresas como Hooters o Twin Peaks debían orientarse hacia personas con “nuevos intereses”.
“Por años ellos habían estado trabajado hacia la Generación X, pero ahora necesitan crear una forma en que los Millennials lleguen hacia sus locales”, destacó en la oportunidad.
Polémica en España. Este 2018, la cadena Hooters había tenido una polémica en España a causa del vestuario que debían ocupar sus empleadas (Polera ajustada y pantalones cortos), el cual fue catalogado como “sexista” por parte de sus críticos.
En una declaración hecha a diario El País, la Inspección del Trabajo de la Generalitat (sistema político autónomo) había sostenido que este vestuario ofendía “la dignidad de las trabajadoras en el desarrollo de su actividad profesional”.
La acusación se sustentaba en que los hombres que trabajaban en los restaurantes ocupaban camiseta naranja con el logo de la marca y un pantalón largo.
Otra aspecto que había sido criticado por el organismo de gobierno fue un manual que se había entregado a las empleadas, en el cual se les pedía adoptar una “Actitud Hooters”.
“Ella es una anfitriona que divierte a los clientes con su encanto, entusiasmo y hospitalidad. Ella se enorgullece en tener el privilegio de usar el renacido uniforme naranja de Hooters”, se indicaba.
Esta situación llevó a que la compañía cerrara, en mayo, un local que había abierto en Barcelona durante noviembre de 2017.