Por José Luis Scerri, gerente general de Education First (EF).
En la última década, Chile se ha convertido en un punto estratégico para personas y empresas, ya que han visto en el país una oportunidad para desarrollar sus negocios o para mejorar laboralmente, dados los mecanismos jurídicos, claros y estables, que ofrece el país frente a otros en Latinoamérica, convirtiéndolo en un modelo para América del Sur.
La normativa chilena se caracteriza, entre otras cosas, por la igualdad de trato para agentes locales y extranjeros que permite el libre acceso a casi todos los sectores económicos, ya que el Estado cuenta con políticas de regulación transparentes hacia la actividad de los inversores en el país.
Los inversores son atraídos a Chile por la riqueza que existe en recursos naturales, la estabilidad del sistema macroeconómico, el potencial de crecimiento, la seguridad jurídica, el bajo nivel de riesgo y las infraestructuras de alto nivel. En concreto, el país es el primer importador de Latinoamérica por habitante, y también goza de una excelente solvencia.
Por tanto, las empresas extranjeras que se instalan en el país pueden contar con un acceso privilegiado a los mercados de la región a través de diferentes acuerdos de libre comercio, convirtiendo así a Chile en un punto clave de cara a la expansión en Latinoamérica. En concreto, el país ocupa el puesto 57 entre 190 países en la clasificación Doing Business 2017 del Banco Mundial, según Inversión Extranjera Directa (IED).
Dado este contexto, el mercado se ha vuelto mucho más competitivo, y por tanto se ha creado una necesidad de país para la especialización de idiomas en el ámbito de los negocios, ya que esta tendencia ha obligado a personas y, sobre todo a las empresas, a adaptarse a esta nueva realidad.
Ya no se trata de aprender idiomas por una cuestión personal. Ahora precisamos aprender idiomas para tener mejores oportunidades y, por tanto, para mejorar como país. Necesitamos impulsar las inversiones con perfiles profesionales que sepan desenvolverse fácilmente en una segunda lengua.
Para mejorar la competitividad en este escenario, existen diferentes programas que apuestan por la internacionalización, los cuales permiten en diversas partes del mundo ampliar la red de contactos, y por tanto visualizar estos nuevos escenarios desde diferentes aristas.
El crecimiento del turismo, los intercambios económicos y la globalización han hecho cambiar el escenario en el que nos encontramos, por ello lo que estudiar idiomas ya no se trata de un plus, sino se está convirtiendo en una necesidad casi forzada para para ser más competente en el ámbito social, laboral y cultural.
Todas estas experiencias permiten tener una visión mucho más amplia de los diferentes mercados internacionales, ya que el relacionamiento con el propio país y su cultura ayudan a estar más preparado de cara a los inversores extranjeros. Chile tiene una gran oportunidad de presentarse al mundo no sólo como un país estable económicamente, sino como un país con habitantes preparados para este desafío.
Por ende, aprender idiomas se convierte en un “must” en un entorno cada vez más globalizado. Por ello, el hecho de estudiar uno o dos idiomas hoy en día no es una alternativa para ser más competitivos como país y más globalizados como ciudadanos, sino una condición para serlo.