Lo comprobó trabajo que siguió a 5.843 personas en seis ciudades de EE.UU. Otra investigación la liga a trastornos psiquiátricos en cuatro ciudades de Suecia.
Rodrigo Lara Serrano / Cluster Salud. En muchas ciudades de América Latina la contaminación del aire es ya parte del paisaje. En urbes como Santiago de Chile, sus publicistas –inadvertidamente– la dejan en el horizonte de comerciales en que se promueven yoghurts o postres sanos, por ejemplo. Sin embargo, de la misma manera en que llegó a naturalizarse, poco a poco sus efectos sobre la salud de las personas resultan ser demoledores. Dos nuevas investigaciones encienden más luces rojas al respecto: una que muestra que la polución aérea produce aterosclerosis, influyendo directamente en problemas cardíacos; y una segunda que señala la existencia de relaciones con algunos problemas psiquiátricos en niños y adolescentes.
El primer estudio, dirigido por el profesor Joel Kaufman de la Universidad de Washington (EE.UU.), y publicado en The Lancet se llevó a cabo entre 5.843 personas de la ciudad de Nueva York, Baltimore, St Paul, Winston, Salem y Los Ángeles.
Hubo, también, un seguimiento por grupos étnicos (negros, blancos, chinos y latinos). En lo concreto, se observó qué ocurría en áreas urbanas con concentración alta de dióxido de nitrógeno y material particulado fino (MP) 10 y 2,5. Como resultado, tras realizar escáners CT, se descubrió una correlación entre la intensidad de la contaminación y los depósitos de calcio y partes de partículas en las arterias. Es decir, hubo aumento en el endurecimiento de las arterias coronarias, una condición conocida como aterosclerosis. Por supuesto, para que esta acumulación produzca un ataque cardíaco otros factores, como estilos de vida, metabólicos, genéticos y hasta –posiblemente- bacterianos deben sumarse o restarse
En el segundo de los trabajos, liderado por Anna Oudin, de la Unidad de Medicina Ocupacional y Ambiental en el Departamento de Salud Pública y Medicina Clínica, en la Universidad de Umeå, se exploró la posibilidad de relación entre problemas psiquiátricos y la exposición a contaminantes atmosféricos. Para ello, se estudió la población entera bajo los 18 años en los condados suecos de Estocolmo, Västra Götaland, Skåne y Västerbotten.
Como criterio de “efecto psiquiátrico” se tomó el haber sido medicado/recetado por algún tipo de trastorno (siempre y cuando los padres, a su vez, no hubieran sido medicados con anterioridad).
Los resultados mostraron que la contaminación atmosférica aumenta el riesgo de haber sido recetado con alguna medicación. El riesgo aumentó un 9% por cada 10 microgramos por metro cúbico de crecimiento en la concentración de dióxido de nitrógeno, incluso después de que se tomaron en cuenta los factores socioeconómicos y demográficos.
Si se lo piensa bien, no resulta tan extraño: la ligazón entre contaminación aérea y problemas pulmonares ya está probada, por otra parte, se sabe que el material particulado fino 2,5 pasa del sistema respiratorio al flujo sanguíneo. Este último, dependiendo de su composición, puede provocar reacciones inmunológicas y afectar a diversos procesos fisiológicos, eventualmente hormonales, alterando el sistema de señales del cuerpo. Como ejemplo puede citarse un trabajo distinto, en ratas, que muestra una correlación (de origen desconocido) entre exposición al aire sucio y mayor obesidad.
De toda esta sumatoria de efectos no puede salir algo bueno. Y no lo hace. Un tercer grupo de investigadores, enfocados en la realidad de la India, advirtió en estos días que allí la contaminación del aire puede causar, aproximadamente, medio millón de muertes prematuras anuales.
Que, de hecho, la exposición a al material particulado fino (MP) reduce la esperanza de vida en alrededor de 3,4 años. La variación se conecta con los niveles de polución, siendo la más grave en Delhi, con 6,3 años menos de vida debido a la exposición al MP 2,5 y el ozono de superficie (también producto de la combustión en los vehículos).
Para el Dr. Sachin Ghude, científico del centro IITM y co-autor del estudio, estas mortalidades prematuras en la India debido son el doble de la de 300.000 muertes a nivel mundial causadas por el impacto humano del calentamiento global y el cambio climático.
Lo que ocurre en Delhi, Estocolmo, Salem o St Paul puede sonar muy lejano desde América Latina, pero ciudades como Temuco y Rancagua, en Chile; Lima, en Perú; y Ciudad de México poseen índices más altos que ellas (a excepción de Delhi). Los problemas sanitarios provocados por material particulado fino, el dióxido de nitrógeno y el ozono de superficie están mucho más cerca de lo que queremos creer. Actuando en cada bocanada de aire que tomamos.