El avance aún se ha probado solo en modelos animales, pero los investigadores confían en que de mantenerse buenos resultados podría llegarse a una aplicación clínica.
Uno de los campos más prometedores de la impresión 3D es la bioimpresión. Investigadores de distintas partes del mundo trabajan en este ámbito con la intención de poder mejorar ciertas prácticas médicas , ofrecer alternativas para implantes de tejidos e, incluso como objetivo final, crear órganos artificiales. Queda mucho para esto y el camino aún está en una parada más básica. Por el momento los científicos aún no han creado un método fiable para sintetizar vasos sanguíneos impresos y estables.
Los problemas con este elemento básico se han sucedido. En muchos de los intentos hechos hasta ahora, cuando se han creado conductos de pequeño diámetro el resultado ha sido que los vasos eran frágiles o tendentes a bloquearse.
La investigación publicada en el Applied Physics Reviews trata de solucionar este aspecto. El trabajo ha empelado una técnica de impresión 3D modificada y biotintas a partir de células musculares de la aorta junto con células procedentes del endotelio (el tejido que recubre la parte interna de los vasos sanguíneos) de una vena umbilical, existente durante el periodo fetal.
A partir de estos mimbres biológicos se han creado vasos sanguíneos impresos en 3D con una estructura de doble capa. La más interna está basada en las células de endotelio y la externa usa la base procedente de la aorta.
Un elemento clave para la bioimpresión 3D
Contar con vasos sanguíneos sólidos es básico para la bioimpresión 3D. Hay otras investigaciones que han abordado el mismo objetivo, sin que las soluciones den el salto al ámbito clínico. Y es que a la dificultad técnica se une la necesidad de probar mediante ensayos clínicos las garantías de estos vasos sanguíneos resultantes.
En este caso el proyecto aún está en una primera fase. Por ahora los investigadores han conseguido que injertar sus vasos como aortas abdominales en seis ratas. A lo largo de las siguientes semanas observaron una transformación. En torno a los vasos el cuerpo de las ratas cubrió los conductos con tejido conectivo , aceptándolos como parte de su organismo.
La investigación considera que el resultado es esperanzador para la creación de vasos sanguíneos artificiales que puedan servir a propósitos clínicos. Es un paso más hacia el objetivo de facilitar implantes artificiales en pacientes.