Por Clermont Muñoz, profesor, Espae Graduate School of Management.
Motivar a nuestros empresarios y a los ciudadanos en general a invertir localmente ha sido una de las buenas intenciones del gobierno, iniciativa que debería ser respaldada como concepto fundamental para el desarrollo del país.
Son los mecanismos, de cómo se logra ese propósito, los que han sido cuestionados con variadas y respetables opiniones, y dicha discusión es positiva ya que debe existir el espacio para nuevas reflexiones, amplias y fundamentadas, que puedan encontrar la mejor y más eficiente vía para lograrlo; tanto los actores privados como gubernamentales estarían gustosos de encontrar puntos de coincidencia en este aspecto.
Y es gracias a esos espacios de opinión y discusión, que uno de los más criticados mecanismos, como lo ha sido el impuesto a la salida de divisas, ha gozado de la reflexión del Servicio de Rentas Internas y ha recibido una nueva reglamentación, favoreciendo a ciertos sectores que requieren reducir los costos para volverse más competitivos y fortalecer la línea de desarrollo que poco a poco se va consiguiendo en el país.
Pero en el análisis sobre cuáles participantes requieren del apoyo gubernamental a través de estos cambios en la política fiscal, se nos ha quedado fuera uno de los principales sectores, el cual en todos los países es el motor del fortalecimiento empresarial, base para el desarrollo del emprendimiento corporativo, y fundamental en toda sociedad que busque una mejor estructura de la distribución de la riqueza, y este sector es el mercado de valores, que en el caso del Ecuador, viene creciendo desde la década pasada, paso a paso, firmemente, cada año con mas participantes en la emisión de títulos valores y mejores condiciones tanto para los demandantes como para los ofertantes de recursos financieros.
Recordemos que una de las grandes ventajas que tiene el mercado de capitales, es permitir el financiamiento a las empresas directamente por los ciudadanos, reduciendo el costo de fondos para los negocios y aumentando la rentabilidad del público común sobre su ahorro e inversión, pero esto requiere de cambios culturales profundos en el horizonte de plazo del inversionista local y nos llevará algún tiempo lograr aquello.
Es por eso que se requiere como parte del proceso de desarrollo del mercado de capitales en el Ecuador, la participación más activa de otros inversionistas que ya están acostumbrados a plazos mayores de inversión y a diferentes niveles de riesgos. El mundo hoy ha venido pasando por algunas crisis financieras, Europa se encuentra viviendo momentos difíciles, Norteamérica aún no se recupera, las tasas de interés son bajas y/o los niveles de riesgo altos, por lo tanto Latinoamérica, que actualmente goza de una paz y estabilidad regional, se presenta como una gran alternativa para receptar la inversión del mundo.
Es por eso que nuestro mercado de valores debe también recibir similar tratamiento en cuanto a la exoneración del impuesto a la salida de divisas pues la inversión internacional no tendrá mucho incentivo al evaluar invertir en Ecuador en un título de deuda entre el 7% y 10% anual, si al retirar su dinero debe tributar 5%, peor aún si lo compara con los mercados bursátiles de los países vecinos, un poco más desarrollados y sin dicho impuesto.
Debemos apoyar el desarrollo del mercado de capitales ecuatoriano, con las restricciones de plazos o condiciones de inversión que sean más apropiadas para garantizar que dicha inversión fortalezca al sector productivo, trayendo beneficios de generación de empleo, desarrollo, competitividad, nueva tecnología y conocimiento, pero Ecuador no puede quedarse fuera de este gran momento regional, el SRI tiene tarea pendiente.