Saltar al luche, maniobrar títeres o colgar deseos en papeles de colores en un árbol son actividades lúdicas que se realizan en empresas y que ayudan a pensar distinto.
Ingresar a la oficina, saltar al luche y sentarse a trabajar. Situaciones como ésta ocurren en empresas que están incorporando actividades de juego en su jornada laboral.
De esta manera están dejando atrás la idea que para aumentar la productividad las personas deben trabajar concentradamente durante varias horas sin interrupción. Los juegos son un recreo en la rutina laboral para descansar la mente, fomentar la creatividad y reflexión.
“El trabajo actual demanda innovar para responder a un mundo cambiante y si estás sentado durante varias horas, difícilmente serás innovador y creativo. Jugar ayuda a que aparezca la creatividad, a pensar distinto, resolver mejor los problemas y tener nuevos resultados. También tener actividades lúdicas en el trabajo aporta alegría, favorece la reflexión y el bienestar laboral”, explica María José de Santiago, relatora de creatividad de Grupo Cygnus.
En esta empresa, los colaboradores participan de distintas actividades lúdicas, desde saltar los cuadrados de un luche pintado en el suelo desde Fiestas Patrias, hasta tejer a crochet y meditar en la oficina en horario laboral.
En talleres o conversatorios de esta empresa comienzan con juegos como manipular títeres para representar la colaboración en el trabajo o mirarse frente a espejos que deforman la figura para reflexionar acerca de las diferencias de percepción.
Los colaboradores hacen sonar platillos musicales para anunciar buenas noticias y han colgado sus anhelos en papeles de colores en un Árbol de Deseos de cartón.
Según la experta, los beneficios de jugar en el trabajo son:
- Desarrollar la creatividad: al jugar, aparece la creatividad en las personas, ya que se permite un descanso a la mente estimulando la sensorialidad, es decir, la capacidad para percibir el entorno a través de los sentidos, lo que ayuda a visualizar nuevas posibilidades e ideas. “El ser humano no funciona pensando continuamente en lo mismo. Al experimentar en el juego, la persona se mueve, percibe colores, texturas, olores y sonidos, conectándose desde lo sensorial con su mundo interno, lo que le ayuda a reconocer su entorno y aprender cómo desenvolverse en éste. Hueles, saltas y tocas texturas diferentes, y eso te produce una emoción y despierta distintas posibilidades de acción y creatividad, lo que en el trabajo ayuda a innovar”, explica María José de Santiago.
- Aumentar la reflexión: las actividades lúdicas generan instancias encuentro, donde las personas conversan y reflexionan. “Compartir en el juego permite encontrarse con gente que piensa distinto y conocer otros enfoques, lo que puede llevar a realizar las tareas de modo distinto y obtener resultados diferentes”, explica.
- Conocerse: al jugar, las personas se conectan con su niñez y su esencia, se muestran tal como son. Esto facilita que los colaboradores se conozcan mejor, fortalece la confianza entre personas y los vínculos para realizar un trabajo de equipo. “Jugar saca a las personas de su rol. Si vemos a un colega saltar al luche o al gerente mirándose en un espejo que deforma su figura y se ríe, eso provoca que nos conozcamos de manera más honesta para crear comunidad”, añade la experta.
- Relajarse: desde la mirada de la biología, el juego permite a los mamíferos y seres humanos lidiar con la incertidumbre de la vida y liberar estrés. El juego aporta alegría y buen humor, ayudando con esto a crear un ambiente más relajado y mejorando el bienestar laboral.