Pese a que medicamentos genéricos sensibles aumentaron 140 a casi 500%, la expectativa es que el nuevo mandatario mantenga una situación de business as usual.
Cluster Salud / La llegada del magnate inmobiliario Donald Trump a la presidencia benefició de inmediato a un sector de la economía global: los grandes laboratorios farmacéuticos. Apenas conocida su victoria, las acciones de empresas como Sanofi, Novartis, Roche y Novo Nordisk dieron grandes saltos hacia arriba.
Sucede que los Estados Unidos son el mercado nacional más grande en volumen del mundo para las farmacéuticas, las que temían que la demócrata Hillary Clinton cumpliera sus promesas de establecer sistemas que limitaran la explosión de precios los que, en casos fronterizos al delito, han aumentado hasta un 5.600% (Turing Pharma), provocando la furia de los consumidores.
El problema es que las alzas de precios no van a desaparecer, ya que –al parecer– corresponden en gran parte a un cambio cultural negativo dentro de la industria . Es lo que insinuó Andy Slavitt, titular del Centers for Medicare & Medicaid Services (CMS), pocos días antes de los comicios, al hablar en un congreso de Biofarma. Allí reveló que, usando datos de 2014, los medicamentos de especialidad representaron el 31,8% de los gastos, pero sólo el 1% de las recetas.
Agregó luego que, de los 20 fármacos con los mayores aumentos de costo por unidad en Medicaid, siete eran medicamentos genéricos, cuyas subas de precios oscilaban entre 140% y casi 500% entre 2014 y 2015.
Slavitt, había excusado un año antes algunas alzas indicando que la industria no podía ser identificada por lo que llamó “sus peores actores”, pero en esta reunión afirmó que “cuanto más datos se revelan, más malos actores se encuentran, y ahora les digo: son demasiados”.
¿Hará algo el Presidente Trump si los aumentos siguen muy por encima de la inflación? Es imposible decirlo. Durante la campaña aseveró que apoyaba un mayor escrutinio sobre las subas, indicando que medicamentos más baratos podrían ser importados, a la vez que fomentaría mayores poderes de negociación colectiva para compradores y consumidores. No obstante, las alzas de las acciones parecen anunciar que la industria cree que eran solo promesas vagas de campaña y que no hará nada significativo que cambie el escenario actual.