Por Maribel Ramírez Coronel, Periodista en temas de economía y salud para El Economista.
El Seguro Médico siglo XXI que cubre a los niños desde el nacimiento hasta los 5 años de vida fue un buen avance instituido durante el sexenio calderonista, pero hoy es urgente complementarlo para no dejar sin cobertura a los pequeños con algún padecimiento que quedan absurdamente desprotegidos por el hecho de cumplir 5 años de edad.
Un ejemplo son los centenares de pequeños con inmunodeficiencias primarias (padecimientos del sistema inmune) que reciben su inmunoglobulina en forma adecuada durante sus primeros años, pues los recursos de su seguro médico están cubiertos, pero pasando los 5 se quedan a la deriva pues en su gran mayoría son de familias sin recursos. Si tienen IMSS o ISSSTE están protegidos, pero si no, están descubiertos.
Mientras se arregla ese hueco existente alrededor del Seguro Médico Siglo XXI, las enfermedades del sistema inmune tendrían que ser incluidas dentro del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos del Seguro Popular.
Es una petición de hace años. En 2016 hubo un compromiso formal para ello de parte de la Secretaría de Salud, Cofepris, IMSS e ISSSTE. En un Foro en el Senado organizado por Fundación Mexicana para Niñas y Niños con Inmunodeficiencias Primarias, (Fumeni) esas instancias se comprometieron a lograr la cobertura de las enfermedades del sistema inmune, pero con los ominosos recortes al presupuesto de salud ya no hubo forma.
Ayer, Fumeni, encabezada por el doctor Francisco Espinoza, junto con la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud) que lleva Héctor Valle, volvieron a llamar la atención de las autoridades sobre el tema. En un foro realizado en el Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen) hicieron un nuevo llamado en favor de las Inmunodeficiencias Primarias (IDP).
Son un grupo de enfermedades hereditarias donde el sistema inmune no logra generar los anticuerpos suficientes para defender al organismo, de modo que quienes las padecen enfrentan fácil contagio de infecciones graves ocasionadas por gérmenes oportunistas. Para alguien normalmente sano son bichos que pueden ser parte de la flora intestinal, o causar infecciones sin mayor problema pues sus anticuerpos las desechan, pero para quienes padecen una IDP puede significar severas complicaciones y estar en constante peligro de muerte.
Las opciones terapéuticas son las inmunoglobulinas derivadas del plasma que reemplazan la protección inmune. Se requiere tomarlas de por vida pero permiten llevar una vida prácticamente normal.
Los hemoderivados no se producen en México
Son parte de los hemoderivados obtenidos de las donaciones de sangre. Son productos importados pues no son producidos en México. Entre las empresas que cubren el suministro de hemoderivados están las alemanas Baxter, Octapharma, la española Grifols y la australiana CSL. La farmacéutica Somar está desde hace años en vías de instalar una planta aquí pero aún no logra producirlos.
El costo de este tratamiento va de 20.000 a 25.000 pesos mensuales (US$ 1.000 a US$ 1.300), unos 300.000 pesos (US$ 15.700) anuales para cada paciente. Pero el costo de no tratarlos es mucho más elevado. Finalmente son pacientes mal atendidos que llegan a clínicas del Seguro Popular con severas diarreas, infecciones de articulaciones o artritis sépticas y terminan generando costos mucho mayores para el sistema de salud y para el país. Si fueran atendidos oportunamente con inmunoglobulina aun después de los 5 años de edad se evitaría su deterioro posterior mucho más costoso y se podrían integrar bien a una vida productiva.
El no comprarles su medicamento es un ahorro mal entendido. Es algo que sucede continuamente con otros padecimientos. El sistema de salud tiene que terminar de entenderlo y buscar ser mas eficiente para invertir en estos pacientes en forma más planeada, integral y oportuna para no incurrir en mayores costos con el tiempo.