Mientras algunos afirman que tiene que ver más con un tema de moda que una real necesidad, lo cierto es que para muchos expertos, una escuela que no se internacionaliza no logra los estándares de calidad que demandan las empresas y ejecutivos de hoy.
Muchos sostienen que una escuela de negocios está hoy a la vanguardia cuando se internacionaliza. Para ello, debe al menos, cumplir con los siguientes requisitos: contar con un cuerpo académico de distintas nacionalidades, tener un porcentaje destacado de alumnos extranjeros, dictar programas en varios idiomas, incluir en sus contenidos el estudio de casos internacionales, y participar en alianzas o convenios con instituciones de otros países.
Éste fue el tema que representantes de destacadas escuelas de negocios de América Latina discutieron en el XI Latin American Research Consortium, organizado en New Orleans (EE.UU.), por Tulane University. Durante la actividad, los expertos debatieron acerca del rol que juega la internacionalización en las facultades de administración, y cómo el desarrollo de ésta permitiría a varias instituciones a ocupar los primeros lugares en los rankings.
La urgencia de las escuelas latinoamericanas por internacionalizarse puede justificarse en varios sentidos. Uno, apuntaría a satisfacer la demanda de las empresas por contratar ejecutivos más preparados para manejar temas globales. Los expertos afirman que sería muy difícil para un profesional enfrentar a una multinacional si nunca ha salido de su ciudad o país.
“Hay una necesidad de tener gente capaz de enfrentar temas globales. La complejidad del mundo es tal, que requerimos personas capaces de entender problemáticas más complejas y así atarcarlas de maneras nuevas. La creación de ese conocimiento nuevo puede venir de un grupo interdisciplinario conformado por personas de varios países”, dice Carlos Villanueva, director de la universidad virtual del Tecnológico de Monterrey.
Un grupo diverso que combina la experiencia no sólo de hombres y mujeres, sino también de gente joven con gente mayor y de diferentes culturas, entraría en una dinámica diferente, otro aspecto a considerar, agrega Villanueva. “Cuando el grupo es capaz de entenderse es mucho más eficiente, llega a generar ideas mucho más valiosas y a implementar proyectos más estratégicos y vanguardistas, respetando las perspectivas de todos”, afirma.
Más allá de las justificaciones, cada escuela latinoamericana se está preocupando de potenciar un determinado aspecto en su camino a la internacionalización. María Lorena Gutiérrez, decana de la Facultad de Administración de la Universidad de los Andes de Colombia, que ocupó el cuarto lugar en el Ranking MBA 2009 de AméricaEconomía, explica que “la estrategia de la universidad para alcanzar la internacionalización ha sido, sobre todo, poner énfasis en temas como la producción intelectual, las acreditaciones y las posiciones de los egresados”.
Otra escuela colombiana, la de la Universidad del Norte, se ha preocupado por aumentar el número de estudiantes y profesores extranjeros y bilingües, además de realizar actividades y eventos en conjunto con instituciones externas, explica Diego Cardona, decano de la Facultad de Administración.
Pero si bien los esfuerzos son meritorios, lo cierto es que el debate acerca de la internacionalización de las escuelas de negocios va mucho más allá. Esto, porque varios expertos coinciden en que pese al trabajo que se realiza por alcanzar este objetivo, el desafío estaría recién comenzando. Y en ese sentido, aún faltaría definir qué es lo que realmente las instituciones deben potenciar para alcanzar la presencia, perspectiva y posición mundial de las universidades estadounidenses y europeas.
Villanueva, del Tecnológico de Monterrey, sostiene que es el alumno quien cobra importancia en este ámbito. “Es al estudiante al que se debe internacionalizar. Tenemos que ver qué podemos hacer nosotros como universidad para preparar al estudiante a enfrentarse a una compañía global. Podemos ofrecerle viajes al extranjero como parte de alguna actividad académica, podemos invitar a los extranjeros a que vengan a nuestra universidad y creo que todo eso ayuda a tener una visión más global y a entender los problemas de nuestros países”, dice.
¿Necesidad o moda? Mientras en 2009, el tema prioritario de las escuelas de negocios de América Latina fue la modificación o reestructuración de las mallas curriculares de los MBA tras la crisis financiera, en 2010 parece ser la internacionalización.
Aunque algunos opinan que tiene que ver más con un asunto de moda que una real necesidad, lo cierto es que para muchos académicos, una escuela que no se internacionaliza no logra los estándares de calidad educativa que demandan los ejecutivos de hoy.
“Si no hay en las escuelas marcos conceptuales más profundos que le permitan al estudiante comprender la realidad internacional, no hay una mayor ventaja. Latinoamérica, que es un mercado que no está explicado en los libros internacionales, necesita una perspectiva internacional. La región ha estado muy cerrada y necesitamos comprender la dinámica global”, dice Carlos Alcérreca, decano del ITAM.
El experto asegura que la internacionalización de las escuelas es una necesidad urgente, pero que el problema está en definir los modelos que deben implementarse para conseguirla. “Quizás los modelos que necesitamos no sean los tradicionales, quizás no sea copiando a Estados Unidos que creció en otra época o a Europa que se internacionalizó con muchos países. Latinoamérica tiene que encontrar sus propias maneras de internacionalizarse, la región tiene muchos recursos, pero ha sido muy lenta en cambiar sus estructuras y no ha tenido dimensión de la competencia”, explica.
Algo con lo que coincide Francisco Sananez, presidente de IESA de Venezuela. “No estamos fallando en la internacionalización por no probar nuevos modelos, creo que tenemos todos los modelos, pero lo que se necesita es profundizar en ellos. Estamos siendo demasiado amplios”, dice. A juicio del académico, la internacionalización es importante, pero apunta más a los países desarrollados que a los emergentes. “La internacionalización es extremadamente necesaria para países grandes y/o muy inmersos en la economía global en múltiples industrias y que, por lo tanto, requieren la formación de talento e ideas. Pero en el caso de los países pequeños, probablemente el rol estratégico es menos importante y es más de acompañar la propuesta que entregas al estudiante local”, afirma.
Una opinión contraria tiene Juan Carlos Cachanosky, decano de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. El académico asegura que la internacionalización en América Latina es más un tema de moda que una exigencia, y que lo importante es que las escuelas de negocios inviertan más en sus propias facultades teniendo, por ejemplo, un buen cuerpo académico, que en firmar convenios con instituciones extranjeras. "La internacionalización se ha puesto de moda porque hay que competir. Pero me parece que esto es más moda que otra cosa", afirma.
De acuerdo a Cachanosky, lo importante es tener buenos contenidos y buen faculty, más que gastar dinero en viajar al extranjero. "Lo primordial es que las escuelas inviertan en ellas mismas y en sus alumnos, más que en lograr posiciones en los rankings", concluye.