Aunque los más jóvenes ejecutivos son quienes con mayor frecuencia se atreven a probar suerte en el extranjero, ya sea con un empleo seguro o cursando un postgrado como tranpoĺín para acceder a un puesto en una empresa, los más adultos poco a poco están siendo tentados.
Más de alguno habrá fantaseado con dejar su actual empleo y probar suerte en un país vecino o en otro muy lejando, quizá con una conveniente oferta en mano o también sin nada laboralmente, pero teniendo en mente otros objetivos: aprender un segundo o tercer idioma, o cursar un MBA. La alternativa de internacionalizar la carrera es cada vez más válida.
El nuevo escenario económico implica que las compañías necesiten de ejecutivos con visión global, experiencia en el extranjero y dominio de idiomas. La demanda por perfiles de este tipo ha provocado que los profesionales crean necesario viajar al extranjero y así desarrollar su carrera. De forma que varios prueban en América Latina, en África, en Asia y en Oceanía, en países como Perú, Chile, Colombia, Australia, Sudáfrica, China e India.
Y si bien no es la mayoría, menos cuando se habla de ejecutivos senior, quienes prefieren mantenerse en sus cargos actuales, lo cierto es que los más jóvenes están barajando la opción de probar qué tal les va.
Claro está, internacionalizar la carrera no es una decisión sencilla, menos cuando se está teniendo éxito. Pero como bien afirma el especialista en ventas Geoffrey James en un artículo para el sitio web de la revista estadounidense INC. Magazine, “Success Means Learning to Let Go”, el éxito no se basa sólo en adquirir cosas materiales, sino también en dejar ir. Es decir, James reflexiona sobre lo fundamental que es aprender a dejar de lado la necesidad de abarcar demasiado, y, en cambio, aprender a seleccionar las actividades o intereses que más interesan y en las que la persona es realmente buena. Algo así, explica, como cuando un jefe comienza a delegar asumiendo que no es capaz de hacer todo bien.
Y, en parte, atreverse a realizar un proyecto que contempla dejar el actual empleo para desplazarse a otras latitudes es casi únicamente propia del riesgo que pueden asumir los emprendedores, más jóvenes, por lo general, y con menos ataduras. Pero para Gabriel Rovayo, director general de IDE y presidente de Roadmak Solutions, antes de tomar esta decisión es fundamental quitarse la idea de las divisiones limítrofes, porque el ejecutivo de ahora tiene que poseer una visión global, lo que implica ver el mundo sin barreras.
En este nuevo enfoque, Rovayo aclara que se necesitan ejecutivos con experiencia en el extranjero, y que por ello varios profesionales jóvenes sin familia aún se dan el privilegio de probar qué tal les va en otros destinos. “En un mundo con mayor oferta de mano de obra cualificado, los ejecutivos asumen el riesgo de internacionalizar su carrera con dos fines: catalizar sus carreras o desarrollar sus competencias directivas. Recordemos que los diferenciadores entre los candidatos a una misma posición empiezan a ser cada vez más difusos y dejan de anclarse en argumentos técnicos y privilegian las competencias directivas”, agrega el director del IDE.
Quiero trabajar en el extranjero
Según la encuesta realizada por la bolsa de empleos Trabajando.com y Universia, donde se entrevistó a estudiantes universitarios de 13 países de Latinoamérica, quienes afirmaron estar de acuerdo con trabajar en el extranjero para desarrollarse profesionalmente (92%).
En la encuesta, donde participaron 53% de hombres y 47% de mujeres, en la que 66% dijo tener más de 27 años, seguido por 29% de entre 21 y 26 y 5% con edades enre 18 y 20 años, las principales razones para internacionalizarse son para obtener un beneficio para el progreso profesional (48%), tener una apertura hacia mejores empleos (34%) o ampliar la agenda de contactos (15%), mientras los menos respondieron hacer el viaje sólo por diversión (3%).
Pero el interés también está aumentando de parte de los ejecutivos más adultos, aunque sea poco. De acuerdo con Murilo Arruda, director de Michael Page Chile, “un 5% de los profesionales dicen estar dispuestos a aceptar un puesto fuera de Chile. Eso sí, esperamos que este número crezca en el futuro, porque las nuevas generaciones son mucho más atrevidas en este sentido”.
Pero Arruda aclara que a la hora de tener una oferta real en mano para internacionalizarse la cifra baja, quedando en 1% los que aceptan.“Los profesionales que más se atreven son los que se han desenvuelto en la banca, o pertenecen a empresas chilenas que abren oficinas fuera del país, como directores de multinacionales”, dice.
¿Qué los detiene y los complica?
Pero para los más y menos experimentados se trata de una decisión difícil. Según la encuesta de Trabajando.com y Universia, la principal barrera es el idioma (33%), luego los ingresos económicos (16%), la distancia con los familiares (15%), la inestabilidad laboral (11%) y el no haber terminado los estudios (7%). Sin embargo, 18% de los encuestados respondieron que no existe una barrera en particular a la hora de lanzarse a la aventura, es sólo cuestión de animarse.
Pero existen, además de los obstáculos mencionados anteriormente en la encuetsa, otros problemas, lo que tienen directa relación con que lo nuevo genera temor. No todos están preparados para trabajar con personas de culturas distintas ni asumir nuevos desafíos. Franklin Otero, socio consultor en Equation Partner, afirma que “estos desafíos se pueden traducir en nuevos negocios, proyectos o áreas”.
Para Rovayo, “no todo ejecutivo está preparado para dar el salto. Quien busque relacionarse fluidamente con equipos humanos provenientes de distintas culturas debe tener tres características clave como el tener conocimiento técnico del área de ejecución; empatía y asertividad; y capacidad de interacción a través de soportes tecnológicos”.
¿Cuándo y cómo emplearse en otro país?
Si bien la respuesta a cuándo es el periodo o la edad adecuada para internacionalizar la carrera, se trata finalmente de una decisión personal. Según Juan Ignacio Silva, manager de Page Personnel, “el tiempo promedio que un profesional gerencial tarda en demostrar resultados y construir activos de procesos para la compañía, son de cuatro años. Entonces, en el quinto año debería preguntarse a si mismo si quiere asumir desafíos fuera de su operación”.
En el caso en que el ejecutivo se decida a consolidarse en el extanjero, Otero dice que “suelen solicitar cierta estabilidad en el traspaso, y además el dejar en claro la garantías que le entrega la compañía a su familia. Porque un profesional que supera los 35 años busca otras cosas: estabilidad, seguridad, relacionamiento. Todo esto no sólo para él sino que también para su familia. A esto se agregan otros, como las condiciones económicas que implica el valor en el extranjero, como el pago de la casa, de la escuela, de membrecías en clubes”.
Pero también es cierto que se deben trazar la metas. Nicole Papazian, jefe de Márketing & Comunicaciones de Adecco Chile explica que “los objetivos del viaje es muy importante que estén claro desde un comienzo, qué expectativas ven en salir del país y de qué forma este cambio será positivo para el futuro laboral”.
En relación al idioma, que es uno de los incentivos para conocer otros rumbos y al mismo tiempo corresponde al principal obstáculo, Rovayo dice que si bien el inglés es el idioma universal de comunicación, pierde relevancia como elemento de decisión, sobre todo, para los ejecutivos jóvenes. “Dentro de Latinoamérica, Chile, Brasil y México son destinos interesantes por el tamaño del mercado y su grado de desarrollo mas no por el idioma. Sin embargo, EE.UU. sigue siendo el destino predilecto por los desafíos, la visibilidad y comodidad que ofrece un mercado tan desarrollado; mientras que, cada vez, hay más gente que prefiere apostarle a Asia, donde –aunque hay más dificultades de adaptación- los ejecutivos jóvenes también encuentran oportunidades de rápido crecimiento y desarrollo”, dice Rovayo.
Pero a la hora de viajar hasta otro país, los expertos apuntan a que la seguridad es fundamental, tanto como dar a conocer la trayectoria profesional, resultados, y referencias adecuadas. Igualmente importantes es para aquellos que se van sin un cargo claro, optar por hacer un postgrado, entre los preferidos un MBA, de manera de “crear redes de contactos a partir de la universidad. Muchas escuelas tienen convenios con empresas privadas, las cuales permiten abrir más puertas que las que uno encontraría si se lanza sin contrato de trabajo o perspectivas”, comenta Silva.
También existe la posibilidad, dice Papazian, de que en las compañías con filiales en otros países permitan que la persona se vaya un tiempo a trabajar en una de estas. “Esto ayuda a que la persona se vaya con un contrato en mano y sin dejar mucho tiempo su país de origen”.