Con conocimientos de negocios y ansias por emprender, los jóvenes profesionales ingresaron motivados por el sello de diversidad y emprendimiento que tiene este MBA, así como por la posibilidad de concretar con éxito un proyecto luego de graduarse.
Luego de algunos intentos fallidos, pero con la intención de crear algo propio y seguir contribuyendo al ecosistema emprendedor mexicano, el ingeniero en Administración de Empresas Claudio Schlegel decidió ingresar al International MBA (IMBA) del IE Business School en 2013. Tenía claro que quería estudiar fuera de su país, así que revisando opciones de escuelas de negocios estadounidenses y europeas, finalmente se quedó con la escuela española por un factor fundamental para él: la diversidad de su alumnado.
Con un foco claramente puesto en la globalización, la innovación y el emprendimiento, el IMBA atrae a estudiantes de alrededor de 70 países con una edad promedio de 29 años y cerca de cinco años de experiencia laboral. Se trata de un programa que responde a los esfuerzos de la escuela por adaptarse a los cambios en los negocios, innovando en procedimientos, productos y servicios.
Y conscientes de que para tomar las riendas se requiere de un liderazgo diferenciador, con una visión global y que abrace la innovación, el programa requiere de tiempo completo, durante un año y estructurado en tres periodos llamados esencial, lab y electivo, con la opción de cursar el programa Professional Fitness, que establece una estrategia profesional desde el comienzo del MBA.
Como el IMBA tiene un fuerte foco en el emprendimiento y quienes ingresan pueden personalizarlo en busca de materializar sus ideas, varios de los estudiantes llegan con una idea de negocio o hasta con un emprendimiento en desarrollo. Claudio Schlegel es uno de los que gracias a los conocimientos adquiridos en este programa pudo perfeccionar su emprendimiento Podemos Progresar, microfinanciera con siete años de vida, donde es socio y director financiero. “Con el crecimiento de Podemos Progresar hemos tenido que evaluar otras posibilidades de líneas de crédito y servicios financieros, y con este conocimiento ya hay algunas metodologías que vimos en la escuela con lo que podemos ver qué funciona y qué no”.
(De izquierda a derecha: Enrique Solís y Matthieu Heush)
Diversidad: sello distintivo
Al igual que Claudio, pero sin tener un emprendimiento bajo el brazo, otros estudiantes ingresan esperando generar redes y estar en un entorno donde puedan desarrollar un proyecto a futuro. El israelí Assaf van Trienen y el francés Matthieu Heush ingresaron por la calidad y la trayectoria de IE Business School, aunque también por el factor de la diversidad.
Luego de haber cursado el IMBA, Van Trienen, cofundador de Practix, startup orientada al entrenamiento físico personalizado, recuerda que “una escuela de negocios puede tener un ambiente muy competitivo entre los estudiantes, pero este no fue el caso en IE. Debido a la naturaleza colaborativa del programa, la mayor parte del trabajo se hace en grupos, así que hay un entorno extremadamente amistoso y acogedor”.
Esto mismo fue lo que sintió Schlegel, quien rememora que este factor fue decisivo a la hora de elegir: “Para mí son más valiosos los compañeros, quienes pueden tener otro punto de vista cuando se está discutiendo un caso, distinta experiencia, saben cómo se hacen negocios en otros lados y han podido vivir otro tipo de cultura”.
En tanto, Heush, fundador de HeyPlease y GasPay, rescata la importancia de los contactos que se obtienen estudiando este programa y que son fundamentales en todo el proceso de emprendimiento, ya que te pueden dar puntos de vista distintos.
Tanto Heush como Van Trienen armaron sus emprendimientos luego de graduarse de este programa. El primero lo hizo con HeyPlease y GasPay, soluciones de pago a través de teléfonos móviles aplicables dentro de un bar o restaurante. “Se genera una experiencia más rápida. Determinas cuándo debes pagar, envías el pago al punto de venta como una especie de WhatsApp, el camarero recibe el pago y te puedes ir más rápido”.
Van Trienen es el cofundador de Practix, un producto fitness diseñado especialmente para quienes desean ejercitarse en casa sin necesidad de comprar pesos o kettlebells. Practix es todo en uno. Tiene hasta cinco pesos distintos para realizar más de 130 tipos de ejercicios. La idea es combinar y ajustar el producto dependiendo de la necesidad de cada uno, siempre con la tecnología presente.
“Decidimos convertir nuestros pesos en "pesos inteligentes" con un chip insertado en ellos. A través de nuestros algoritmos podemos ofrecer reconocimiento de ejercicios y planes de entrenamiento personalizados basados en los datos que cada usuario genera cuando está trabajando con nuestros pesos inteligentes”, relata Van Trienen.
(De izquierda a derecha: Claudio Schlegel y Assaf van Trienen)
Poner los pies en la tierra
Otro de los estudiantes que pudo emprender luego de graduarse del IMBA fue Enrique Solís, español de 27 años y quien estudió Negocios Internacionales. Junto a su socio montaron The Seëlk, marca de corbatas que busca romper con lo tradicional: ser juvenil, artesanal y personalizable.
“Pensábamos que el mercado de las corbatas se encontraba algo obsoleto, sin marcas frescas y demasiado estancado en el offline. Pensamos, ¿por qué no crear una marca joven con diseños únicos y nacida exclusivamente para la era digital? Y así, surge The Seëlk, algo que no tiene competencia, porque somos más eficientes en todos los sentidos y no por ello perdemos ningún ápice de exclusividad y artesanía”.
Para Solís fue fundamental cursar este programa para llegar a dar vida a The Seëlk. Al igual que el resto de los emprendedores, Solís rescata los conocimientos técnicos y tiene una especial consideración por el valor del grupo. “Siempre habrá alguien más preparado y mejor que tú, pero esa es la clave, unirte a él y trabajar en conjunto para lograr el mejor resultado en conjunto, no de forma individual. Te ayuda mucho a poner los pies en el suelo”.
De esta forma, el mexicano Claudio Shlegel, con Podemos Progresar; el israelí Assaf Van Trienen con Practix; el francés Matthieu Heush y sus aplicaciones HeyPlease y Gaspay, y finalmente, Enrique Solis, el español que fundó The Seëlk, se unieron a los más de 50 mil graduados de este programa, jóvenes que logran lo que todos anhelan: poder hacer realidad una idea sin fallar en el intento.