Crece la cantidad de operaciones en esta modalidad; los inversores buscan aportar valor al emprendimiento que eligen.
Las redes de inversores ángeles vienen creciendo exponencialmente en América Latina y el Caribe si se tiene en cuenta que solo en 2014 se realizaron 112 operaciones de este tipo por un total de US$ 25 millones, cifras similares a las que se obtuvieron durante el período de seis años comprendido entre 2005 y 2011. Estos son datos proporcionados por el Monitor de Actividad Ángel, presentados durante el Foro XCala 2015 que reunió en Montevideo a emprendedores, gestores de redes, inversores y actores del ecosistema de todo el continente.
XCala es un programa desarrollado por el Instituto de Estudios Empresariales de Montevideo (IEEM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), orientado a brindar mayor acceso al financiamiento a emprendedores en etapas tempranas a través de las redes de inversión.
La directora de la Red de Inversores Privados y Family Offices del IESE Business School de la Universidad de Navarra (España) y miembro del Consejo Asesor Internacional de XCala, Amparo San José, explicó a Café & Negocios que en los últimos años se dejó de hablar de “el emprendedor” o de una compañía que tenga una sola persona al frente y se comenzó a hablar de equipos de emprendedores, de equipos de inversores y de co inversiones. “Ya no hay una sola persona que asuma todo el riesgo, ya sea financiero, de analizar, elegir y equivocarse, o el poder aportar todo lo que la empresa necesite, como valor, contactos, etc. Todo se tiende a compartir; la mayoría de las operaciones que se realizan en España, por ejemplo, son de este tipo”, señaló.
La inversión como un proceso
Según apuntó San José, un inversor responsable debe estudiar y tener claras una serie de cuestiones antes de decidirse a entrar en un negocio: además que el proyecto sea atractivo, que le guste y se sienta cómodo –algo no menos importante–, ver que se esté trabajando en un sector interesante y que ese sector se esté moviendo, analizar la competencia y que tenga un determinado potencial de crecimiento.
Otro punto clave es que el proyecto sea viable. “El inversor tiene que creer en el equipo emprendedor, que pueda llevar a cabo el proyecto, que está en buenas manos, que saben lo que están haciendo, que conocen el sector y que manejan todos los resortes de gestión para hacer de una idea una buena empresa”, subrayó.
También es importante que sea “invertible”, es decir que tenga un modelo de negocio que le permita ser escalable, que el inversor pueda obtener rendimientos. “Un negocio es escalable cuando el margen crece más que los costos. Por ejemplo, en algo lineal si vender 100 me cuesta 30, vender 200 me va a costar 60. Es escalable cuando vender 200 me cuesta 32. Eso es lo que busca el inversor, rendimientos de más del 20% anual”, explicó San José. El nivel de implicación que el inversor tendrá en el proyecto, ya sea si va a participar, agregar valor, o ser pasivo, es un punto a tener en cuenta.
10: Es la cantidad de proyectos que debe tener una red inversora; el 52% de ellos muere y 1 de esos 10 es el que hará la diferencia.
¿Proyectos atractivos?
Según el Monitor de Actividad Ángel, en América Latina y el Caribe la gran mayoría de las inversiones realizadas son en proyectos de Tics; esta industria de lleva el 49% y la siguen los servicios, con un 22,5%. Amparo San José explicó que en España en los últimos cuatro años el 70% de las inversiones fue en proyectos tecnológicos.
“Los modelos escalables generalmente son más posibles en proyectos tecnológicos, porque una vez que se desarrolla la tecnología, hacer una venta incremental no cuesta tanto como la primera vez”, apuntó San José.
Crecen los emprendimientos por oportunidad
Según los resultados obtenidos en 2014 por el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), que mide la actividad emprendedora a nivel mundial, Uruguay junto con Chile y Perú encabezan la lista de países de América Latina y el Caribe con mayor capacidad emprendedora por oportunidad, en relación a los por necesidad, que se realizan en busca de oportunidades laborales. Por cada emprendimiento por necesidad, existen 5 por oportunidad en Uruguay y Perú, y 4,6 en Chile.
Otro dato destacable es que Uruguay, junto con Argentina y Colombia, son los países que tienen peor relación entre el emprendimiento femenino y masculino.
La directora del Centro de Emprendimientos Deloitte del IEEM, Isabel Chaquiriand, explicó a Café & Negocios que esto repercute luego en la cantidad de mujeres inversoras.
“Son las mismas emprendedoras que luego son mentoras y generalmente terminan siendo inversoras. Al ser pocas emprendedoras hay al final de la cadena pocas mujeres invirtiendo; es una cadena”, señaló.