El Observador. El consumo de tabaco supone la mayor causa de mortalidad prematura y prevenible en todo el mundo, siendo un gran problema de salud a nivel global. Se estima que actualmente el 22,5% de los adultos (32% de los hombres y el 7% de las mujeres) fuma tabaco. A pesar de los conocidos daños asociados al tabaco, solo el 5% de los fumadores que intentan dejar el hábito por sí mismos permanecen abstemios durante los primeros seis meses y alrededor de un 50-75% de los "ex fumadores" recae en la primera semana del intento.
El hecho de dejar de fumar también provoca numerosos efectos indeseados, incluyendo síntomas físicos, afectivos y cognitivos. Entre las alteraciones cognitivas más comunes se encuentran los déficits en la atención y las alteraciones de la memoria. Varios estudios científicos sugieren que los efectos secundarios vinculados al cese del consumo de nicotina son en parte los que promueven la recaída en el hábito. De hecho, la vareniclina, un fármaco muy útil para dejar de fumar, actúa mejorando el estado de ánimo y la función cognitiva durante el período temprano de abstinencia.
Hasta ahora no se sabía cuál era la causa de las alteraciones cognitivas vinculadas al cese del consumo de nicotina. Un estudio liderado por Fernando Berrendero, investigador principal del Laboratorio de Neurofarmacología de la Universidad Pompeu Fabra (NeuroPhar), ha descubierto el vínculo existente entre un receptor neuronal concreto, CB1R, y los déficits cognitivos asociados al hecho de dejar de fumar.
Se revela así, en esta investigación publicada en la revista Biological Psychiatry, una posible diana farmacológica para prevenir la recaída al tabaco mediante el aumento de la función cognitiva durante los primeros días de abstinencia: los receptores CB1R situados en el hipocampo.
Fuente: Sinc