He Jiankui supuestamente logró eliminar el gen CCR5 para evitar que nacieran con el virus del VIH.
A más de un año de que el científico chino He Jiankui, creador de los primeros bebés modificados genéticamente, conmocionara a la comunidad científica, el 30 de diciembre fue sentenciado a 3 años de cárcel y a pagar una multa de tres millones de yuanes (más de 8 millones de pesos). En un juicio celebrado a puerta cerrada, el tribunal de Shenzhen le ha declarado culpable de “llevar a cabo, de manera ilegal, la edición genética de varios embriones humanos con fines reproductivos”, de acuerdo con la agencia de noticias Xinhua.
He, además, estará vetado de por vida para el desempeño profesional de cualquier actividad relacionada con el mundo sanitario y junto a él han sido condenados otros dos científicos de la provincia de Guangdong, considerados colaboradores necesarios, Zhang Renli, con dos años de cárcel; y Qin Jinzhou, con uno y medio, también tienen veto de por vida para el desempeño profesional, esto se ha extendido a todas las personas involucradas en el procedimiento científico, cuyo número exacto aún no se conoce.
El 26 de noviembre del 2018 Jiankui He, de la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur, en Shenzhen, China, hizo público su trabajo, primero por la plataforma digital de YouTube, luego en la Segunda Cumbre Internacional sobre Edición del Genoma Humano, en Hong Kong, en aquella reunión dio a conocer que supuestamente había logrado por primera vez en la historia la edición genética en embriones.
Con la modificación genética de estos embriones supuestamente se logró eliminar el gen CCR5 para evitar que hermanas gemelas nacieran con el virus del VIH del que es portador su padre. Según He, las niñas estarían protegidas también contra la viruela y el cólera. Lo que se manifestaba es que se había logrado generar personas con un gen inactivado que permite la entrada a los linfocitos del VIH, por lo que son virtualmente inmunes al virus del Sindrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).
Desde ese momento la comunidad médica y científica se manifestó intranquila, pues se señalaban graves riesgos en este tipo de prácticas. A más de un año, el texto completo del artículo no se pudo publicar en ninguna revista científica, fue rechazada por Nature y JAMA e incluso hubo un intento por publicar en el portal bioRxiv, espacio sin revisión, pero todos se negaron a aceptar el manuscrito.
El doctor Ricardo Tapia Ibargüengoytia, médico cirujano de la Facultad de Medicina de la UNAM y doctor en Bioquímica explicó en su momento a través de El Economista que: “Lo que hizo este investigador es que no trabajó en una célula enferma, sino que lo hizo en un embrión sano, tomó espermatozoides del padre, fecundó el óvulo de su pareja y una vez fecundado aplicaron la técnica de CRISPR-cas”.
Por su parte, el doctor Félix Recillas Targa, investigador del departamento de Genética Molecular del IFC de la UNAM compartía: “Muchos sistemas donde se ha utilizado el sistema CRISPR-cas han sido de enorme utilidad para la humanidad, la comunidad científica y el conocimiento universal, se ha trabajado en animales e incluso plantas, pero no en personas, por ello me preocupa mucho que esto se derive en prohibiciones que pudieran tener repercusiones sobre la investigación científica que hacemos en muchos laboratorios”.
En aquellos días He también reveló la existencia de una segunda fecundación, un embarazo potencial. La sentencia de hoy confirma que ese embarazo llegó a buen término, por lo que se eleva a tres el total de niños nacidos a consecuencia del experimento. Sin embargo, también se desconoce qué sucedió con el segundo embarazo, no hay información sobre el destino del niño, su salud y los cambios en su genoma.
“He saltó todas las regulaciones chinas sobre investigación científica y gestión médica de manera deliberada”, este fue el fallo que indica la falsificación de documentos y entrega de información falsa sobre sus estudios, “rebasa toda línea ética”.
Ya lo adelantaban las conclusiones de la segunda cumbre sobre edición del genoma humano, “los riesgos son demasiado grandes como para permitir ensayos clínicos de edición de la línea germinal humana [espermatozoides, óvulos y embriones] en este momento”. El experimento de He y la actual sentencia, remueven el debate sobre hasta dónde es lícito llegar en la modificación y mejora del genoma humano.
Repercusiones del estudio original
Algunos extractos del trabajo de He fueron publicados por MIT Technology Review, en la investigación se agregan los puntos de vista de un especialista en derecho, un médico, un embriólogo y un especialista en edición de genes. En general el trabajo evidencia que la investigación no está respaldada por datos, que los beneficios son dudosos y que no se entendió completamente el efecto del experimento.
A través de El Economista se dieron a conocer detalles y opiniones sobre dicho experimento. El problema de editar genes para eliminar enfermedades, revisa la polémica y los desafíos que se presentan al respecto para la comunidad científica.