Martina “Tini” Stoessel, la adolescente de 17 años, que con cuerpo aniñado en varias regiones y una larga melena -hoy rubia- hipnotiza a los chicos desde los tres años con sus bailes y gestos, dotados de cierta tensión propia de lo impecable, durante una suerte del ritual -íntimo o masivo- dominado por el contagio del híper entusiasmo.
La multitud de más de 250.000 personas que acudió en Argentina a una cita musical y pro ecológico con Martina “Tini” Stoessel, protagonista de la exitosa serie de Disney “Violetta”, constituyó para la investigadora Carolina Duek la consolidación “de un producto antes que un fenómeno”.
“Lo que sucede con esta chica no es ningún fenómeno, aunque esta palabra suele usarse para explicar el número de ventas, se trata de un producto. Fue entrenada para eso por el mejor entrenador del mundo, la empresa Disney, durante tres años antes de comenzar a grabar la tira”, dijo Carolina Duek, doctora en Ciencias Sociales e investigadora del Conicet.
Posters, poleras y polleras con volados ataviaban al público llegado desde diversos puntos de Argentina, quienes -en muchos casos- acamparon en el lugar la noche anterior para lograr transformarse en uno de los 12.000 elegidos destinados al sector de las sillas más cercano al escenario, todo en un clima de euforia hecha gritos, que podrá verse a través del Canal de la Ciudad.
La adolescente de 17 años, cuerpo aniñado en varias regiones, larga melena -hoy rubia- hipnotiza a los chicos desde los tres años con sus bailes y gestos, dotados de cierta tensión propia de lo impecable, durante una suerte del ritual -íntimo o masivo- dominado por el contagio del híper entusiasmo.
La protagonista del envío de la empresa multinacional del ratón Mickey, junto con la productora local Polka, realizó 77 Gran Rex el año pasado en dos meses, más 200 funciones en Europa, se despega del personaje de “Violetta”, mientras consolida marca propia.
La “juntada tinista” fue convocada a partir de su nombre, Martina “Tini” Stoessel, -y según refieren también desde su iniciativa-, portadora de un apellido con historia en la pantalla chica, ya que es su padre fue productor de Marcelo Tinelli. Para completar el discurso mediático en torno a estas manifestaciones, la señal de noticias TN pasó buena parte de la tarde del feriado partiendo su pantalla entre las fans de Tini y las de One Direction instándolas a gritar para “medir el aguante” de cada una de las legiones.
La investigadora Duek, que desde hace diez años analiza las relaciones de los chicos, los medios y el juego, para destacar que, “en tanto producto no hay nada nuevo, es uno más de la serie iniciada por ‘Chiquititas’”, un género televisivo cuya forma se maquilla diferente, gana brillos, pero el fondo, el contenido, permanece inmutable.
Según la autora del libro “Infancias entre pantallas. Las tecnologías y los chicos” (Capital Intelectual, 2013), “lo que se modifica es la escala de la exhibición con las nuevas tecnologías y las redes sociales que aumentan la intensidad de la exposición, pero -insistió- el programa es siempre igual”.
Coreografías y canciones entonadas por un grupo de chico apoyados por actores experimentados, escenografías coloridas y la canción es la misma, aunque la escala mundial de difusión, puntualizó Duek, “resulta establecida por Disney, si a ellos no les funciona, no anda con nadie”.
La maquinaria del consumo replica la sonrisa de “Violetta” hasta el infinito y más allá en objetos diversos que pueblan los negocios locales, al igual que sucede con los de varias ciudades europeas, como sucede con el merchandising de Mickey.
A diferencia de otros programas del género, “los protagonistas no asisten a la escuela. En otros casos ("Chiquititas", "Rebelde Way") se cumplía con la ficción de los uniformes de colegios pagos. Acá la matriz nodal sobre la cual se organiza el envío no lo permite. En Francia, por ejemplo, no usan uniformes escolares. El producto debe unificarse y llegar a todo el mundo, por eso muestran una academia de artes privada”.
Dentro de esta tendencia, madres e hijas parecían confundirse en la devoción por la joven, el viernes pasado, sosteniendo la mística en la espera y cierta incomodidad del peregrinaje, diseñando una ilusión de juventud compartida, indiferente a posibles playbacks.
“Existe una necesidad de fusionar los gustos con aquellos propios de los hijos, como si esto permitiera modificar la diferencia etaria e incidiera sobre el vínculo", opinó la experta.