Un estudio reveló que las aguas podrían haber sido separadas a raíz del viento.
El pasaje bíblico sobre el momento en que Moisés pide a las aguas del Mar Rojo que se separen, para que su pueblo pueda escapar de Egipto, tiene ahora una explicación científica.
Investigadores de la Universidad de Colorado y del Centro de Investigación Atmosférica presentaron un estudio en el que aseguran que, de haber sucedido la separación de las aguas realmente, pudo haber sido a raíz del viento.
Según publica el portal ABC de España, el estudio se basó en una serie de simulaciones hechas por computadora en las que se reconstruye la situación. Entonces, si el viento soplaba a unos 101 kilómetros por hora podría haber hecho que las aguas de dos cuencas unidas se retiraran, y formaran un camino de tierra de unos dos kilómetros de largo y tres kilómetros de ancho. Ese camino hubiese permitido que la gente pasara por allí durante nueve horas. Una vez que el viento se calmó, las aguas volvían a unirse.
Para realizar la simulación, los investigadores estipularon la posible profundidad y ubicación de los cursos del delta del Nilo en ese momento.
"Las simulaciones coinciden bastante" con el relato bíblico, señaló el investifador del Centro de Investigación Atomsférica, Carl Drews.
"La separación de las aguas puede entenderse mediante dinámica de fluidos. El viento mueve el agua de una manera que está en conformidad con las leyes físicas, creando un pasaje seguro con agua a ambos lados y luego, abruptamente, permitiendo que el agua vuelva", agregó.
El relato de Moisés ha sido motivo de representaciones cinematográficas. La última película en la que aparece es "Exodus", que se estrenará en Uruguay el 1° de enero.