La investigación basada en radiactividad se realizará en las instalaciones de CERN- MEDICIS.
En 1896 el físico francés Henri Becquerel descubrió casi por chiripa que las sales de uranio con las que trabajaba emitían espontáneamente un tipo de radiación. Pronto se comprobaría que algunos elementos químicos tienen esta propiedad de forma natural y, prácticamente en paralelo, empezaron los experimentos con las primeras formas de radiación artificial, en este caso, gracias al descubrimiento de los rayos X por parte del alemán Wilhelm Röntgen.
A partir de ese momento, la radioactividad inició su camino desde la investigación científica hacia la medicina. Primero a nivel experimental y, poco a poco, con una creciente incidencia en el diagnóstico y el tratamiento de ciertas enfermedades y lesiones.
Sin duda ha sido un gran salto para la medicina. Pero muchos de los isótopos que se emplean para la radiación actualmente no cuentan con las propiedades químicas más adecuadas. Precisamente en este campo de estudio se va a centrar MEDICIS, las nuevas instalaciones del CERN. Sus trabajos estarán destinados a buscar radioisótopos con las mejores propiedades , tanto para el diagnóstico como para tratamientos.
Los radioisótopos son isótopos (diferentes variaciones en las que puede existir un mismo elemento químico) que son radioactivos. Son los que se emplean en medicina para diagnóstico y tratamiento. Se pueden encontrar de forma natural, en determinadas rocas o incluso en el agua. Pero hay otros radioisótopos que no están disponibles en la naturaleza. Para llegar a ellos hay que crearlos artificialmente. Este es el trabajo que se puede hacer con un acelerador de partículas, y aquí es donde entra el CERN.
Entre otros usos, los radioisótopos se emplean en medicina de precisión para diagnosticar cánceres, así como otras enfermedades, como algunas de tipo cardíaco. En cuanto al tratamiento, su función consiste en liberar una dosis controlada y precisa de radiación. El objetivo, aparte de acabar con los tejidos cancerosos, consiste en dañar lo menos posible los tejidos circundantes.
CERN-MEDICIS se ha propuesto producir nuevos isótopos no convencionales para expandir las aplicaciones médicas que tiene la radioactividad. De la misma manera, también se buscan isótopos que ofrezcan un nivel de precisión mayor para controlar más el daño. Las nuevas instalaciones son un ejemplo de cómo una institución que habitualmente se ve como un centro de élite científica puede generar impacto en nuestro día a día. Por cierto, la World Wide Web salió de los despachos del CERN. Y pocas tecnologías pueden presumir de haber tenido un impacto similar en las últimas décadas.