La llamada ghrelina, producida fundamentalmente por el estómago, podría utilizarse en las primeras fases de la isquemia crítica de extremidades.
Una investigación llevada a cabo por científicos de Nueva Zelandia y Japón promete abrir un nuevo camino en el desarrollo de medicamentos contra enfermedades a la sangre.
El estudio postula que la ghrelina, una hormona producida en el estómago para la regulación del apetito, podría utilizarse clínicamente en el tratamiento de las primeras fases de la isquemia crítica de extremidades (CLI, por su sigla en inglés), una forma avanzada de enfermedad arterial periférica, que consiste en la obstrucción de torrente sanguíneo a las extremidades que comúnmente culmina en la amputación y, en la mayoría de los casos, lleva a la muerte antes de los primeros cinco años. La enfermedad se caracteriza por el dolor, las úlceras y la gangrena, y tiene por factores de riesgo la diabetes, la obesidad y el envejecimiento.
La investigación determinó que la administración diaria de ghrelina durante dos semanas mejoró la irrigación de miembros afectados en ratones. La hormona fue capaz de promover la formación de nuevos vasos sanguíneos funcionales y mejorar la supervivencia de las células.
De acuerdo con el autor principal del estudio, doctor Rajesh Katare, los resultados entregan una plataforma para estudiar potencial a largo plazo de la ghrelina como tratamiento de CLI, una enfermedad para la que actualmente no existen medicamentos.