Para entender mejor este perfil y saber cómo se puede desenvolver un profesional en este rol, conversamos con Marcelo Pinto, entrenador de Consultores en HPI y formador de equipos directivos
Con la irrupción de nuevas generaciones en las empresas, no es extraño presenciar cómo jóvenes profesionales asumen el rol de jefe. Se trata de personas que pese a no tener siempre la experiencia esperada, cuenta con habilidades que les abren las puertas y los potencian en este cargo.
Con capacidad de consensuar y liderar equipos de manera efectiva, junto con ser tolerantes a la frustración, estos porfesionales se posicionan de forma positiva.
Para entender mejor este perfil y saber cómo se puede desenvolver un profesional en este rol, conversamos con Marcelo Pinto, entrenador de Consultores en HPI y formador de equipos directivos.
-¿Que tipos de habilidades se buscan en un profesional que asumirá como jefe?
Asumir una jefatura significa que has dado muestras de un desempeño sobresaliente pero que las expectativas ahora se trasladan a un ámbito especulativo, dado que es una apuesta para quien promueve un ascenso. Por ello, la primera habilidad es la capacidad de adaptación y de respuesta.
A su vez, una jefatura implica un dominio de poder que permita alinear a un determinado equipo a un objetivo deseado, por ello el jefe debe orientar el desempeño del equipo para dar respuesta oportuna y eficiente con el menor desgaste posible y por ende debe desarrollar una competencia fundamental, que es el liderazgo.
También, e jefe es encargado de solucionar y en muchos casos reparar posibles errores que cometan los equipos, generando aprendizaje que permita en un corto plazo disminuir las brechas que surgen de las equivocacione, es decir, ser capaz de tomar decisiones estratégicas.
-¿Cuánto pesan los conocimientos técnicos?
La experticia es definida como la serie de habilidades que desarrolla una persona a lo largo de su trayectoria laboral, desarrollo que en su base contempla una cantidad de conocimientos técnicos propios de los procesos académicos y formativos. Por ello, esta experticia es necesaria en tanto permite garantizar que la persona que sea promovida a un cargo de jefatura está en condiciones de dar continuidad a los objetivos alcanzados e intervendrá en procesos de mejora continua a partir de su habilidad y conocimiento técnico.
Pero el éxito en el rendimiento contempla en igual proporción la capacidad de que esta jefatura logre movilizar hacia el mismo objetivo a un grupo de personas, habilidad que se define como blanda a partir de las herramientas que son necesarias pero que hoy en día pasan a cumplir una competencia según la definición de liderazgo.
-¿Existe un perfil de personas que sea más idónea para asumir responsabilidades?
Así como algunos deciden ser padres, otros asumen desafíos de vida como un sacerdote, un deportista de alto rendimiento, un emprendedor o un actor de cine. Todos tienen en común que han sabido valorar el potencial que tienen y relevan sus propios recursos como estrategias de desempeño exitoso.
El perfil idóneo para asumir responsabilidades es aquel que despliega sus competencias y habilidades para asumir más y mayores desafíos. Por otra parte, todos quienes deciden asumir más responsabilidades, necesitan movilizar personas que les permitan generar un soporte en la ejecución de las acciones que conlleva la nueva responsabilidad. Por esto, el perfil también debe contemplar la capacidad de motivar y generar confianza en quienes se designen como colaboradores para el propósito en común, capacidad de establecer vínculos de confianza.
-¿Que tan útil son las mentorías y el coaching cuando se trata de jefes primerizos?
Tanto la mentoría como el coaching son herramientas prácticas y focalizadas para liberar el potencial de cualquier individuo respecto a un objetivo o meta en particular. En estos casos hay que considerar el acompañamiento de un experto en cualquiera de estas dinámicas reducen las brechas de baja en la productividad o calidad de servicio propios de procesos de acomodación al cargo de la nueva jefatura. Permiten al recién ascendido desplegar un estilo de liderazgo que sea coherente con la cultura de la organización y le permita guiar de manera efectiva el nuevo proceso.
-De no hacer lo anterior, ¿qué problemas se pueden ocasionar?
El mayor inconveniente en no obtener el retorno esperado de la apuesta que ha generado la organización, dado que los ascensos de colaboradores a cargos de jefaturas significan un gasto no solo en el ámbito de inducción, capacitación y brechas por acomodación, sino que un desgaste del equipo respecto a sus propias expectativas y necesidad de conducción y lineamientos claros propio de un rol de liderazgo.
Si no se consideran favorecedores del proceso en torno a alcanzar el potencial necesario en el menor tiempo posible, impactaría las utilidades y podría constituirse en un riesgo psicosocial para la organización.
-¿Cuánta gente por temor deja de postular a un cargo de jefatura por no tener esa experiencia?
Es recurrente escuchar comentarios como: “para qué voy a postular si seguro que no voy a quedar”. Entonces, existe una suerte de desesperanza respecto a participar de procesos de selección en torno a un cargo de jefatura que no necesariamente pudiera estar asociado a la autovalidación de las capacidades de un posible postulante.
Tampoco es muy recurrente que los colaboradores tiendan a mostrar sus aprendizajes y su desempeño para optar a un reconocimiento como lo es un ascenso, situación que se justifica más desde lo cultural que desde la iniciativa de una persona.
- ¿Están todos preparados para ser jefes?
Para ser jefe hay que prepararse y adquirir las habilidades necesarias para garantizar un desempeño adecuado conforme al nuevo rol, pero hoy en día existe un elemento que es igual de importante y fundamental como es contar con las competencias de liderazgo que le permitan a una persona guiar de manera segura y asertiva a un equipo de colaboradores, motivándolos constantemente con el fin de obtener los resultados esperados. Esta competencia se puede adquirir, pero existe un factor que se estructura como base para desarrollarla, y es la actitud. Y es aquí donde se genera el mayor filtro en quienes logran ascender y quienes ni siquiera lo intentan.
-¿Qué recomendaciones se puede dar a quienes asumen este cargo por primera vez?
Lo primero es considerar que para la organización es una apuesta y quien sea promovido a una jefatura debe estar a la altura de las circunstancias. Esto significa que alcanzar un puesto de jefatura es solo un primer paso y de aquí en adelante la persona promovida debe desarrollar más y mejores habilidades, especializar sus conocimientos y promover una actitud de colaboración en su equipo, contando con el soporte necesario que la organización pueda otorgar para que esto suceda, como es facilitar espacios de encuentro con pares para fomentar una alianza orientada a la calidad y la colaboración. Entonces si haz avanzado un escalón debes seguir apuntando en llegar a la cima, con esfuerzo, responsabilidad, mejora continua y por supuesto seguir desafiando tus propias capacidades.
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