Frente a una avalancha de millonarias rondas de financiación que ha traído como consecuencia una nueva manada de unicornios latinoamericanos, el fondo estadounidense de private equity Accel-KKR opta por invertir en empresas más maduras y con gran potencial de crecimiento. La oportunidad de inversión, según el líder de inversión de compra y crecimiento de capital del fondo en América Latina, es enorme debido al déficit en el uso de tecnología software en la región.
No cabe duda que el ecosistema emprendedor latinoamericano concita el interés de muchos fondos de inversión, sobre todo los de venture capital o capital de riesgo, que en el último año han invertido más de US$ 19.000 millones en startups de este lado del mundo, según Crunchbase, plataforma digital especializada en gestionar información para facilitar las decisiones de inversión.
Como resultado, 2021 se caracterizó por el surgimiento de cerca de una veintena de unicornios que lograron millonarios rondas de financiamiento y superaron la barrera de valorización de US$ 1.000 millones. Al parecer en 2022 esta historia también podría repetirse.
El sueño de tener unicornios en las carteras de inversiones es el de muchos fondos, pero no el de todos. Es el caso de Accel-KKR, el fondo estadounidense de private equity que, de acuerdo con su vicepresidente John Crowell, tiene como objetivo invertir en empresas estables, con gran potencial de rentabilidad y crecimiento en mercados poco desarrollados o penetrados.
“En los últimos años se ha manejado el mensaje de que para que una empresa sea un éxito tiene que ser unicornio. No estoy diciendo que no aspire a que todas mis empresas (en las que invierto) lleguen a esa valorización, sería magnífico, pero no significa que sea necesario. Para considerar una inversión exitosa la empresa tampoco tiene que superar los US$ 1.000 millones. Llegar a ese monto es sumamente difícil y lo que escuchas muchas veces es que estas valorizaciones son puro papel, no significan nada, no tienen los números reales para sostenerlas a largo plazo. Es muy difícil tener una empresa que cumpla con los fundamentals para realmente valer US$ 1.000 millones”, dice Crowell, quien lidera las actividades de inversión de compra y crecimiento de capital del fondo en América Latina.
El ejecutivo asegura que estas millonarias valoraciones -que se han dado en su mayoría en el mundo del venture capital- son el resultado de las apuestas que estos fondos hacen sobre lo que las startups pueden lograr en el futuro.
“Si no alcanzan las estrellas, tal vez la luna. Puedes decir que las valorizaciones están ‘infladas’ porque estas empresas crecen 100% o 400% al año y proyectan que van a valer más en el futuro. Nosotros estamos en el mundo del private equity que es muy diferente. Invertimos en empresas más maduras, que crecen entre un 10% a 30% al año. No es un crecimiento exponencial, pero hay un cierto nivel de apuesta porque no sabes exactamente lo que va a pasar más adelante. Sin embargo, puedo tomar la data histórica y basado en eso proyectar lo que la empresa va a ser en el futuro. Eso me da una valorización mucho más razonable. Los venture capital sí van a tener que adaptar su método porque las valorizaciones que estamos viendo son 30, 40 o 50 veces sus ingresos o más y eso no es sostenible”, dice John Crowell.
Para el fondo Accel-KKR -que fue creado por Accel, principal venture capital de Silicon Valley e inversionista de empresas como Facebook, Spotify y Dropbox, en asociación con KKR, segundo private equity más grande del mundo-, un buen target de inversión son las empresas de software business to business (B2B) que operan en mercados como el de Colombia, México, Chile y Perú y con ingresos recurrentes por mantenimientos de licencia o suscripciones por servicios de SaaS en la nube.
A la fecha, la firma ya ha identificado tres empresas con este perfil y en las que han adquirido participaciones mayoritarias: la legaltech Lemontech, el software contable Siigo y la plataforma de salud digital I-Med.
“Las empresas en las que invertimos son rentables y apuntan a un mercado grande. Si una compañía factura hoy US$ 5 millones y opera en un mercado de US$ 10 millones, no es muy atractiva. No obstante, si factura US$ 5 millones en un mercado de US$ 500 millones, eso es muy atractivo porque puedo multiplicar la empresa por muchas veces. Hay un dicho que tenemos internamente, específicamente en Latinoamérica: ‘no hay empresas demasiado pequeñas, hay oportunidades demasiado pequeñas’. Esa es la explicación de nuestro crecimiento y Lemontech es el ejemplo perfecto. Era una empresa muy pequeña, pero con una oportunidad enorme, entonces apostamos en ella y estamos muy contentos con esa inversión”, dice.
El balance de sus inversiones es positivo. Lemontech, por ejemplo, ha más que duplicado su facturación desde que el fondo adquirió una participación mayoritaria en 2019. “Sé que podemos contratar 1.000 personas más en los próximos 10 años, llegar a tener 50.000 clientes en nuestra cartera y aumentar la facturación 10 veces más mientras invirtamos en Lemontech y para mí eso es un éxito enorme”, dice Crowell.
En el caso de Siigo, la facturación se ha multiplicado por 10 en los últimos cinco años. “Cuando invertimos en esta empresa tenía filiales en Ecuador y Perú, pero no tenía una presencia muy grande en esos mercados y eran una distracción. Planteamos enfocarnos en Colombia y pasamos de un 5% a un 20% de market share. Al enfocarnos en dominar este mercado y desde una posición de fortaleza podemos elegir otros. La estrategia es muy diferente a la de hacer todo a la vez, conquistar todo el mundo en segundos, de un día al otro, porque eso puede generar muchos problemas”, dice.
Mayor apuesta en Latinoamérica
Desde 2017, año en que hizo su primera transacción en América Latina, Accel-KKR ha invertido cerca de US$ 250 millones en la región. En los últimos meses, a través de Siigo, el fondo ha apostado por el crecimiento inorgánico al adquirir cuatro empresas. Las más recientes fueron Aspel, la empresa mexicana de software para mipymes y Memory, compañía uruguaya de software contable y facturación electrónica.
“Queremos hacer muchas más inversiones en el futuro. Tenemos un compromiso total con la región latinoamericana, aunque claramente sí hay riesgos únicos tanto políticos y económicos como la inflación y el tipo de cambio. Vemos una gran oportunidad para apoyar a emprendedores y a empresas de software porque hay un déficit muy grande de tecnología software en la región. Mientras pueda existir mucha volatilidad a corto plazo, creemos que a largo plazo hay una oportunidad enorme y somos inversionistas a largo plazo”, dice el vicepresidente de Accel-KKR.
Este año, Crowell anticipa que será muy dinámico para el fondo de inversión. Acaba de cerrar su inversión número 11 en México -por temas de confidencialidad no puede revelar aún de qué empresa se trata- y en los próximos meses espera cerrar con cinco empresas más en exclusividad en México, Colombia y Chile. El objetivo es acelerar las inversiones en tierras latinoamericanas.
La avalancha de inversiones de otros fondos globales no aturden a John Crowell. Para él, la principal amenaza -y oportunidad a la vez- es la baja digitalización de las compañías latinoamericanas. “El principal competidor para nuestras inversiones es la inacción. La gente no toma ninguna decisión y usa lápiz y papel para gestionar o, en el mejor de los casos, Excel. Ese es nuestro competidor número uno de lejos. Hay algunos competidores que también desarrollan software y lanzan productos como los nuestros, pero ni pensamos en ellos. El reto es cómo logramos convencer a un empresario de comprar nuestras soluciones porque podemos ayudarlo en su día a día, en la operación de su negocio”, dice.
Queda mucho por hacer en los ecosistemas de emprendimiento de América Latina, pero Crowell estima ver los frutos en un mediano plazo.
“Estoy en Latinoamérica desde 2014 y este boom de inversión no se ha dado hasta 2019. A las empresas les puede tomar 10 años alcanzar sus expectativas. Creo que entre 2025 y 2030 vamos a ver los primeros exits porque las empresas de hoy serán más grandes y van a ser adquiridas, pero por ahora esto no se dará, el mercado aún no es maduro. En nuestro caso, en cinco años podríamos ver nuestro primer exit con Siigo, pero desde nuestro punto de vista tampoco tenemos que vender una empresa para ser exitosos. La empresa va increíble, estoy contento y no me siento obligado a vender. No obstante, debido a nuestro propio modelo en algún momento vamos a tener que hacerlo para buscar liquidez”, concluye