El líder de la agrupación chilena Inti Illimani lleva cinco décadas de actividad musical. Su propuesta sigue vigente, porque los temas en el continente no han cambiado.
Para la agrupación chilena Inti Illimani, entrar en estudio de grabación debe ser la misma sensación que tiene un creyente al ingresar en un confesionario. Para los integrantes del grupo, la realización del disco es lo más cercano a un momento de la verdad en el que todo queda plasmado para la posteridad. Ese instante, con todos y sus cinco décadas de actividad musical, es como un árbol frutal que debe soportar el cambio de clima y todas las condiciones para producir un fruto. Ese fruto, ese disco, aparece; y el árbol debe estar listo para empezar la gestación de la siguiente cosecha. Así ha funcionado la actividad en este colectivo, que surgió como una iniciativa estudiantil cuya propuesta se ha mantenido intacta.
“Lo que permanece desde esa época estudiantil es el descubrimiento de alguna manera o el sentimiento de que teníamos que encontrar un camino de identidad musical basado en nuestra propia identidad, como chilenos o como latinoamericanos más bien. Esa búsqueda de un lenguaje musical que tuviera cuenta de nuestras raíces culturales, es lo que sigue siendo una de las cosas más interesantes de este medio siglo de trabajo en la música”, dice el maestro Jorge Coulón, director de Inti Illimani.
Los integrantes del grupo han sido testigos de la realidad chilena, de la historia de América Latina y de lo que ha pasado en el mundo durante las últimas cinco décadas. Ellos han sido voluntaria o involuntariamente protagonistas de un movimiento cultural que ha estado relacionado con el quehacer social en el continente. Por eso, las preocupaciones sociales, las injusticias económicas y las problemáticas de tipo ecológico son abordadas en sus canciones.
“Han cambiado los países latinoamericanos, ha cambiado Chile tantísimo y ni hablar de cuánto ha cambiado Colombia u otros países latinoamericanos pero el fondo de los temas de la desigualdad, de la acumulación de la riqueza en pocas manos, el territorio donde se explotan los recursos naturales y se nos vende un producto elaborado en otra parte, siguen apareciendo y nosotros seguimos teniendo la obligación de hacerles frente”.
Inti Illimani comparte con agrupaciones como Quilapayún y con personalidades como Atahualpa Yupanqui, entre muchos otros nombres, la consagración de la denominada Nueva Canción como movimiento en América Latina y España. En cada país la corriente se desarrolló de manera diferente pero el eje siempre fue el mismo. Durante el comienzo de su actividad sonora, el grupo liderado por Jorge Coulón tuvo relación con dos de los máximos exponentes del género: Violeta Parra y Víctor Jara.
“Violeta Parra fue más allá porque tuvo una propuesta musical, una propuesta estética y una propuesta poética tremendamente vanguardista y la prueba está que hoy día los grupos jóvenes pueden cantar a Violeta Parra, y ella parece que hubiera compuesto ayer las canciones que creó desde hace 60 o más años. Entonces Violeta Parra fue, de alguna manera, la que nos propuso un programa por desarrollar y ese programa lo hemos desarrollado entre todos o entre muchos y entre ellos también Víctor Jara y ahí está la gran diferencia que Violeta Parra fue predecesora nuestra, pero Víctor Jara fue nuestro contemporáneo, trabajamos con él en muchas oportunidades”.
Para Inti Illimani, la relación con Violeta Parra es similar al vínculo que se teje con una maestra, mientras que con Víctor Jara la complicidad diseñó la atmósfera para crecer en el escenario musical. Jamás fueron competencia, a pesar de que compartían temáticas, sonidos, intencionalidades y, sobre todo, públicos.
“Yo creo que la nueva canción, la de Violeta Parra, la de Víctor Jara, la de Inti Illimani y la de tantos otros músicos, le cambió el carácter a América Latina. En muchas partes, el movimiento no ha tenido una vigencia más allá de los años 70, 80, pero si echó las bases de un lenguaje musical y también poético de una nueva época en la música de nuestro continente. Creo que no cabe duda y hay por otra parte una corriente que ha sobrevivido a los años que tiene que ver precisamente con esta mirada a más largo plazo, una mirada de política contingente, una mirada excesivamente ideologizada”, comenta con convicción Jorge Coulón.
Inti Illimani continúa vigente en el espectro sonoro. Su música sigue vinculando elementos del folclor chileno con otras manifestaciones, mientras que sus letras todavía tienen el propósito de generar reflexión, de pensar cómo se puede ser mejor y cuál puede ser el camino para consolidar un mundo más equitativo.